FILIUM PATRIS
Ya sé, padre,
que el tiempo nos abre arrugas en la memoria
y que al otro lado de tantos años
solo podremos ver, cuando llueva,
el rostro de alguno de los dos.
Ya sé que me cuesta llorar
y que tu bajas la mirada.
Ya sé que escondes tu cabeza entre los hombros
como una tortuga aturdida
y yo fumo en silencio, taladrándote las llagas,
queriéndome caber entre tus brazos.
Ya sé que no me besas la mejilla
porque mi pudor te hizo un hombre serio
que retrocede para siempre.
Ya sé, padre,
que no hay camino aparte del que empiezo
y que al final siempre estás tú,
Ofreciéndome en silencio lo que supiste siempre.
Ya sé que crecer es un capricho que nos hace viejos
y que atrás quedamos tu y yo aprehendiendo las vitrinas
tu abrazándome como si ya me fuera
y yo sin sospechar que esas manos seguras y tibias
algún día iban a quedarse amarradas a mi esperanza.
Ya sé, padre, que todo lo mío
ya lo tuviste que haber dicho,
que tienes razón,
pero sólo por hoy imita mi abrazo
dí que lo querías
dí que también lo necesitabas
que hace mucho lo estabas esperando.
12.8.11
Poema del Viernes # 67
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