27.2.09

¿ADIÓS A LOS LIBROS?


Marco M., director de Google Books. Fuente: Agencia EFE

No es suficiente tener el "aparatito ese" llamado Kindle2, del cual Tierra literaria ya se ocupó. Ahora Viene Google como respuesta a Amazon: los libros digitales. los dejo con el comentario de la Agencia EFE al respecto. Sin comentarios.

Cuando en 2004 el enorme buscador web, Google, anunció que habría de montar a la red las bibliotecas de cuatro de las más grandes universidades norteamericanas (Michigan, Oxford, Harvard y Cornell) más la de Nueva York, el mundo entero celebró la posibilidad de acceder libre e ilimitadamente a estas inmensas fuentes de información. Entonces se habló de que sería sólo una parte de las bibliotecas, aquella que no estuviera protegida ya por derechos de autor, un detalle al que muy pocos le prestaron atención. Obras de escritores como Álvaro Mutis, Gabriel García Márquez, Héctor Abad Faciolince y su padre Héctor Abad Gómez, Alonso Sánchez, Germán Espinoza –para mencionar algunos colombianos– entre millones de autores del mundo fueron digitalizadas sin permiso, desde la biblioteca de la Universidad de Michigan. A partir de entonces, organizaciones de derechos de autor como Cedro de España o CDR de Colombia han dado a conocer a sus asociados el Acuerdo Google, y en el caso de Cedro han invitado a que se acepte el reconocimiento entre 60 y 300 dólares por obra o parte de ella que haya sido escaneada. ¿Pero acaso Google no sabía que estaba violando los derechos de autor? Lo que sugieren algunos entendidos del tema y representantes de oficinas que velan por la protección de estos derechos consultados, ésta pudo ser una maniobra con efectos calculados. Es decir, que se cometió la falta, a riesgo de conseguir un acuerdo más rápido y efectivo con los dueños de los derechos vulnerados.

FONDOBLANCO


Carátula de Fondoblanco. Fuente: Ícono Editorial

Apareció al fin la novela que fue la ganadora en la convocatoria de Editoriales Independientes del Ministerio de Cultura 2008. Una novela del escritor Alejandro Arciniegas Alzate. veamos que nos dicen en El Espectador:

Arciniegas explica que la novela pretende ser un relato sobre la drogadicción, desde una perspectiva literaria. "Son en realidad un grupo de jóvenes que no hacen mucho más que tirar por ahí y ser vagos. No son profesionales. Y por más que intentan trabajar en algo, siempre se les pueden más las ganas de estar en la calle".

Aunque prefiere considerarla una historia de ficción, el autor, de 29 años, acepta que el relato está impregnado de su paso por ese duro mundo durante diez años. "Tengo tanto un conocimiento teórico como empírico. Es decir, yo pasé por ahí y estuve como en todos los lados del espectro: como adicto, como terapeuta, como amigo y como familia", dice.

"Pero hay que tener en cuenta que el libro fue escrito cuando yo ya me había puesto a salvo de ese mundo. O sea que lo que yo intenté hacer fue plantearme el problema estético de haber escogido un basuquero para narrar la historia, y cómo un tipo que está escribiendo un texto puede narrar esa velocidad esquizoide que puede ser el cerebro de una persona adicta", agrega el comunicadora social, cuyas inquietudes literarias giran, principalmente, en torno al tema urbano.

Se trata de un crudo retrato de ese mundo que termina por destruir no solo la vida de quienes lo viven, sino al resto que los rodea.

Con esta publicación, Ícono Editorial inaugura su colección especial de novela, que pretende motivar la narrativa contemporánea nacional.

Congratulaciones a Alejandro...sobre todo en ese nuevo reto que será Ícono Editorial.

DOS CARTAS: SLAWOMIR MROZEK


Fuente: Tierraliteraria

Llega a Colombia de por si un libro bastante curioso. Se trata de la más reciente obra del escritor y dramaturgo polaco Slawomir Mrozek, titulada Dos cartas. Poco conocemos de él. Distinguido más por sus artes escénicas, que le ha merecido varios premios, tenemos ahora este libro, una serie de relatos que van del humor al absurdo, muy influidos por el teatro de Samuel Becket o Eugene Ionesco. Además de dibujar en su interior una crítica medida y sutil compuesta de agudeza y un magistral.

Está escrito a manera de escenas, y puede llegar a confundirse con una obre de teatro, pero nada más lejos de que ocurra. Narrativa fresca, diferente, una recomendación de Tierra literaria para los amantes de los cuentos.


26.2.09

LA VOLUNTAD DE BORGES


Fuente: Agencia EFE

A propósito de los restos de Jorge Luís Borges, que quería algún avivado llevarlos a Buenos Aires, nos comentan en la agencia EFE:

Jorge Luis Borges envió el 6 de mayo de 1986, semanas antes de morir, una carta a la agencia de noticias Efe en la que reconocía "la determinación de ser un hombre invisible" en Ginebra, una ciudad en la que se sentía "misteriosamente feliz". En plena polémica alrededor de la idea de la legisladora del oficialismo María Beatriz Lenz de repatriar los restos mortales de Borges a Argentina, este documento en poder de Efe cobra nueva importancia y arroja un poco más de luz sobre el apego del escritor a la ciudad suiza en los últimos días de su vida. En Ginebra había estudiado en su juventud y regresado en numerosas ocasiones, y desde allí se reabre, 23 años después de su muerte, el debate sobre si la voluntad del hombre como individuo debe ser superada por el hombre como patrimonio cultural de un país. "Soy un hombre libre. He resuelto quedarme en Ginebra, porque Ginebra corresponde a los años más felices de mi vida", explica la carta, enviada al entonces presidente de Efe, Ricardo Utrilla, y difundida el 21 de mayo de 1986. Borges, que había definido la muerte como "la gran esperanza que me queda", en una entrevista con Efe tres años antes, falleció el 14 de junio de 1986 y fue enterrado en el cementerio ginebrino de Plainpalais, pero la diputada argentina propuso trasladar sus restos al camposanto porteño de La Recoleta. "Mi Buenos Aires sigue siendo el de las guitarras, el de las milongas, el de los aljibes, el de los patios. Nada de eso existe ahora. Es una gran ciudad como tantas otras", le "responde" "avant la lettre" Borges en la carta. "En Ginebra me siento extrañamente feliz. Eso nada tiene que ver con el culto de mis mayores y con el esencial amor a la patria. Me parece extraño que alguien no comprenda y respete esta decisión de un hombre que ha tomado, como cierto personaje de Wells, la determinación de ser un hombre invisible", concluía. Estos testimonios actualizaban -y parecían contradecir- lo que defiende su biógrafo Alejandro Váccaro o lo que el propio Borges (nacido en Buenos Aires el 24 de agosto 1899) afirmaba en una entrevista realizada en 1969 para el documental francés "Le passé qui ne menace pas" respecto a su deseo de ser enterrado en Buenos Aires.
Nada qué decir. Lo más importante es que Borges descanse, al fin y al cabo.

24.2.09

SANTA RITA


Portada de Santa Rita. Editorial Alfaguara


El apreciado escritor bogotano Gonzalo Mallarino, con quien compartimos en la antología de poesía de Común presencia, junto a la Fundación Gilberto Alzate Avendaño, llamada Conjuro Capital, lanzó su cuarta novela llamada Santa Rita. El lanzamiento fue en el Gimnasio Moderno. Pronto daré mi concepto de la obra, mientras tanto, los invito a leer esta nueva novela del escritor.

ADIÓS A D'ARTAGNAN

Fuente: Revista Jet-Set


Debo decirlo: no lo conocí. Sin embargo, si conocí sus escritos, que para términos literarios, resulta ser lo más importante. Le veía en el canal 1 con su programa de cocina, entrevistando a los más destacados personajes de la actualidad colombiana, con sus preguntas mordaces e inteligentes. Pero lo más significativo de el mosquetero D’Artagnan, fue su columna en el periódico El Tiempo, que sostuvo intermitentemente por más de 30 años. Veamos lo que nos comentan en la revista Semana:


A la misma edad en que la mayoría de sus compañeros soñaban con viajes fabulosos, participar en carreras de Fórmula 1 o ejercer con éxito alguna profesión liberal, Roberto tenía claro que lo suyo era escribir para un periódico, y, si fuera en El Tiempo, todavía mejor. No en vano, su abuelo materno, Roberto García Peña, el director de ese medio, era uno de los decanos del periodismo escrito en Colombia, quien ejercía un amoroso y discreto tutelaje sobre aquel jovencito. Por eso a los 11 años de edad ya era el editor de su propio semanario, Rebeldía, ocupación que le robaba el tiempo que debería entregarles a los exámenes de ciencias y matemáticas, en los que no siempre descollaba por sus buenos resultados. P ero fue así, a tropezones, como pudo mantener su primer intento editorial por tres números más, en compañía de sus hermanos menores y de algunos compañeros suyos en el Gimnasio Moderno. Desde pequeño se había acostumbrado a acompañar a su abuelo a las oficinas del periódico, durante los fines de semana y las vacaciones. No era extraño ver a Robertico -como lo conocían por todos los vericuetos del vetusto edificio de la Avenida Jiménez- en compañía de los linotipistas, de los correctores de estilo, o salir con un paquete cargado de fotografías deportivas que le regalaba don Ignacio Izquierdo, el jefe del archivo y que le servían para 'sobornar' a los profesores de educación física para capar esa clase, pues nunca ha sido amante de hacer ejercicio. A los 12 años, casi como si quisiera confirmar su destino, Roberto escribió la primera de muchas columnas que marcarían para siempre el periodismo deportivo en Colombia. Porque antes de ser D'Artagnan fue 'Un hincha azul', un espacio donde dejó atrás el comentario objetivo, desapasionado, que caracterizaban las páginas deportivas de la época. Lo suyo era defender a su club, convertirse en un interlocutor válido con las directivas, a nombre del hincha anónimo que asistía cada domingo a ver ganar o perder a su equipo del alma.


Adiós a la pluma de García-Peña, adiós a D’Artagnan.

MI MAL DE MONTANO


Fuente: Tierraliteraria

Sufro el mal de montano. Para semejante congoja no existen bebedizos, ni pócimas, ni curanderos, ni nada. Créanme, lo he intentado todo por dejar atrás este espantoso padecimiento, este malestar que va desgastando, lánguidamente, las comisuras de mi cuerpo. Una vez el brujo Calima me enyerbó hasta más no poder de pulsatilla y genciana, que tomara dos cucharadas del brebaje aquel y luego hiciera gargarismos por dos minutos. Lo único que conseguí fue un aliento a puerro recién machacado. El vecino Antonio, médico alternativo vaya uno a saber de qué universidad, me dijo que para sanar las heridas que van dejando las palabras en mis ojos miopes lo más recomendado era el jugo de uchuva con dos gotitas de limonaria, que me aguantara la comezón, síntoma, según él, de una asombrosa mejoría. (Acá entre nos, dijo que igualmente servía contra la escarlatina). Después de aplicarme ese zumo ardiente por siete días, parecía como si hubiese llorado meses enteros, y agarré una conjuntivitis aguda nivel 3, según explicó el oftalmólogo. Para las novelas de largo aliento, de esas donde uno concluye: es muy bueno este condenado escritor, ojalá la hubiera escrito yo, alguien me dijo, una ex-novia con ánimo de venganza, (no sé porqué las mujeres no nos creen cuando decimos que nosotros los hombres somos simplemente víctimas de algunas zorrillas, que casi nos hacen pecar a las malas) que lo mejor de lo mejor era volver a los lentes culodebotella para perderse en ese inframundo literario, y de esta manera ver hasta el mínimo detalle del libro para que mi cerebro capturara toda su naturaleza, y que de paso me hacían ver más interesante. Malditas ex-novias que ni son ex-novias ni novias ni amigas ni amantes ni nada que se le parezca. Con esos lentes burla viene y burla va, recordándome con inclemencia aquellos años cuando era impúber y mi amada madre me hacía colocar semejantes lupas en el rostro, haciendo que los demás niños se rieran de mí un rato largo. Recurrí luego al psicoanálisis, y al leer el superego, es decir, el superyó, terminó siendo aquello que el yo y el ello no alcanzaron. Después de tal asociación en todo mi líbido, concluí que Freud estaba completamente loco.

En definitiva, como ven, no hay cura para el mal de montano, por lo menos no para mi caso, que ha sido catalogado por expertos en la materia como el otorrinolaringólogo y el montanólogo de muy severo. Quiera Dios que algún día tantas llagas y pústulas en el alma desaparezcan de una vez y para siempre, y quiera Dios por su infinita misericordia que este loco corazón logre refrenar aunque sea un poco el leerse hasta la letra menuda del contrato de arrendamiento.