Un abrazo.
TIERRA LITERARIA
3.10.11
Raíces del viento, en New York
Un abrazo.
8.9.11
Poema del Viernes # 71
LECTURA EN TINIEBLAS
Mi padre no me dejaba leer la Biblia
ni el Manifiesto Comunista
para que no gastara la poca luz
que podía pagar para la casa.
Me quitaba el bombillo y dormía con él bajo la almohada
remordiéndole la conciencia
pero al pie de la cama de mi cuarto también roncaba la nevera
e instalado a los pies de mi cama con la nevera abierta
leía de la medianoche al canto del gallo
de la crucifixión de San Pedro cabeza abajo,
del intento de lapidación de Pablo en Listra
y de la pasada por la espada de Santiago en los Hechos de los Apóstoles,
de las tribulaciones de Panait Istrati,
las duras prisiones de Nazim Hikmet
y las torturas de Julius Fucik en su reportaje al pie del patíbulo,
hasta que se me helaban los huesos.
2.9.11
Poema del Viernes # 70
EXCUSA
Una palabra se traba en la garganta del viento;
una barca de viento navega en las olas del centeno;
a veces, en el ancho silencio,
las manzanas colgadas destilan su sombra.
Tú,
vestida de miseria, llamando, y el cabello castaño,
venida por el sendero que cruza el campo,
y cuyo nombre digo
rezadamente,
perdona amor
porque también te llame palabra del viento,
corazón de manzana,
puerto en la hierba.
26.8.11
Poema del Viernes # 69
CUENTO
Hace siglos, en un país lejano, fui niño,
callado pastor de asombros.Un día, azul y frío, surgió de la espesura
un gigante, un viento, una hechicera:
y eclipsó para siempre mi jardín.
24.8.11
Declaran desierto el Premio Nacional de Libro Infantil 2011
"¿Acaso los niños no merecen la mejor de las literaturas?, le contestaría Ken Kimura a algún desprevenido periodista. Ese no es el caso para el Premio Nacional de Libro Infantil Ciudad de Bogotá, 2011, que han declarado desierto ayer. Y es que la literatura infantil está en auge, pero se ha pecado por el total desconocimiento de cómo hacer un buen libro para niños. No lo digo yo, lo dicen los jurados, cuando afirman en el fallo:
El jurado encuentra que, en términos generales, las obras participantes demuestran un profundo desconocimiento de la literatura, la literatura infantil y la infancia.
Y siguen,
En la gran mayoría de las obras predomina una concepción de la infancia que menosprecia y demerita las capacidades del niño como sujeto y lector crítico.
Con esto bastaría para compadecernos de los jurados al leer desesperanzados, pero continuan diciendo,
Abunda la obviedad, el lugar común, el uso del lenguaje infantilizado.
Y más,
Se debe señalar, además, los recurrentes errores de ortografía y de sintáxis, lo cual demuestra, desafortunadamente, que la literatura infantil se asume como un género menor tratado con ligereza y evidente falta de rigor.
Ah...pero aquí no para el asunto. Con cierta rabia por la falta de calidad, (imagino sus rostros mirando las orillas de tantas hojas para quemar), nos comentan,
Se debe anotar, adicionalmente, que en los trabajos de ilustración se evidencia ausencia de profesionalismo.
Oh, y luego decimos que los niños se corrompen en la calle ¡¡¡¡
18.8.11
Poesía a la Carta
El lugar? Biblioteca Pública Parque El Tunal
La hora? 5 p.m.
Los espero.
Poema del Viernes # 68
DESEQUILIBRIOS
Mi cuerpo en el espacio como una sílaba perdida
desnudado desnudo desnudante mi cuerpo
en la profundidad de un pozo cerrado marisco
sin dirección particular
sin rasgo que se aprende de memoria
mi cuerpo duro y blando mi cuerpo blando
mi cuerpo a veces duro división
de mi cuerpo multiplicación de mi cuerpo
mañana y los domingos ternura
de mi cuerpo a veces cuerpo a veces
prolongación de su miseria
mi cuerpo prestado y regalado mi cuerpo
de tu cuerpo y de mi cuerpo sobre los dátiles dormidos menos
la leyenda del príncipe más
la guerra
mi cuerpo siega los laureles
no los poda los siega
de corazón mi cuerpo acampa teje disimula
reconoce sus lugares comunes
máscara de mi cuerpo origen de mi cuerpo
una casa olvidada un cuerpo próximo
pasará mi cuerpo pasará
el que viene del fondo oscuro
mi cuerpo frágil pero oscuro
sobre los drásticos espejos soledad
de mi cuerpo cumpleaños trenes silenciosos
calle República de mi cuerpo acaso
desconoce sus vértebras su equilibrio
sobre el portal callado
huellas en el cristal narices en mi cuerpo
adentro se confunden la cara y la cruz
la moneda en el aire mi cuerpo en reloj
afuera se organizan los ruidos
mi cuerpo su imagen pasará mi cuerpo
su imagen la semejanza y el lugar.
Los mejor pagados
"Ah... la envidia es mejor despertarla que sentirla", dice un personaje de Honoré de Balzac (de allí la manida frase). A James Patterson se le considera el "magnate" del entretenimiento. Es el autor mejor pago hoy día. Sigan la lista:
El escritor y magnate del entretenimiento estadounidense James Patterson encabeza la lista de la revista «Forbes» de los autores mejor pagados a nivel mundial, duplicando en ganancias al segundo puesto, que ocupa la escritora Danielle Steel.
Patterson, de 64 años, líder del mercado de ficción y autor de más de 80 obras -con la ayuda de colaboradores- ganó 84 millones de dólares el año pasado, de acuerdo a un estudio basado en ventas que van desde mayo del 2010 a abril del 2011.
Pese a que los libros tradicionales están en retroceso, Patterson aumentó sus ventas al publicar 10 libros en el 2010 y expandirse en los últimos años a los mercados de adultos jóvenes y adolescentes, así como también de los libros electrónicos.
El empuje de los libros electrónicos
Danielle Steel, también de 64 años, recaudó 35 millones de dólares, de acuerdo al sondeo de «Forbes». La revista señaló que los autores con mayores ganancias han empezado a entrar en el mercado de los libros electrónicos, que es el sector de mayor crecimiento dentro de la publicación de libros, mientras que las ventas de libros tradicionales están sufriendo una prolongada caída.
En tercer lugar se ubica el escritor de horror y suspense Stephen King, quien obtuvo 28 millones de dólares, mientras que en el cuarto puesto quedó la autora de aventuras románticas Janet Evanovich con 22 millones; en el quinto la autora de «Crepúsculo», Stephenie Meyer, con 21 millones en ventas.
En la lista que publica «Forbes» también figuran conocidos escritores como J. K. Rowling, John Grisham o Ken Follet.
Argumentos para filmes
Con este título, se publica en Portugal varios guiones incompletos del máximo representante de la poesía portuguesa del siglo XX: Fernando Pessoa. Aquí, la nota:
A su muerte, en 1935, Pessoa dejó un baúl con más de 25.000 páginas. Un baúl cargado hasta los topes con sus escritos. Y también, como decía Tabucchi, en referencia a la costumbre del autor portugués de adoptar diversas personalidades al escribir, "un baúl lleno de gente". De ese recipiente rebosante de literatura todavía afloran textos llamativos, que en el pasado no se le prestaron una atención proporcionada con su importancia. Es lo que ha ocurrido con los seis argumentos cinematográficos que acaban de ser publicados en Portugal.
Es un lugar común que Pessoa sentía desprecio por el séptimo arte. El tópico tiene su base, porque el autor del Libro del desasosiego en alguna de sus cartas declara su animadversión hacia el cine. Lo criticaba, sobre todo, por considerarlo superficial en contraste con la literatura. También lo hacía en algunos poemas de uno de sus heterónimos más conocidos: Álvaro de Campos. Pero hete aquí que en su arcón de los secretos literarios aparecieron esos guiones -más bien esbozos e ideas sueltas- de películas, elaborados en la época del cine mudo, entre 1917 y los años 20. En el volumen editado ahora en Portugal, titulado Argumentos para filmes, queda constancia de esta aparente contradicción, ya que en él se amalgama por un lado los argumentos y, por otro, los comentarios peyorativos de Pessoa contra la cinematografía.
Sin embargo, en el prefacio del libro, que ya engrosa la colección Obras de Fernando Pessoa coordinada por Jerónimo Pizarro, Patrício Ferrari e Cláudia J. Fischer explican que en realidad no existe tal contradicción. En su opinión, el desdén de Pessoa se dirige únicamente a los productos llegados desde Hollywood. Ambos estudiosos de la obra de Pessoa han sido los traductores de los ingenios fílmicos del escritor portugués. Y es que estos se encuentran escritos en inglés (cuatro) y en francés (dos). Es probable que utilizara la primera lengua con vista comercial, al ser más fácil colocar sus guiones en el mercado anglosajón, con una industria cinematográfica mucho más potente.
Los argumentos en francés ya fueron publicados en Francia, en un opúsculo de La Pléiade que, además, recogía dos de los escritos en inglés. Pero hasta ahora no habían aparecido en portugués. Es posible que su carácter fragmentario y deshilvanado los hiciera parecer de escasa entidad. Las tramas oscilan entre el absurdo o surreal y los juegos y equívocos de identidades, algo recurrente en la obra literaria de Pessoa. En Note for a silly thriller y Note for a thriller, or a film la historia gira en torno un robo de joyas en un barco. En The múltiple nobleman, el texto más articulado y completo, se centra en el intercambio de personalidades. The Three Floors podría enmarcarse en el teatro del absurdo: en un edificio de tres plantas sus moradores repiten los mismos gestos sin apenas variación, como una especie de bucle infinito.
El libro se completa con otros escritos muy reveladores también del interés de Pessoa por el cine. En varios de ellos expresa su intención incluso de fundar una productora, que iba a denominar Ecce Films. El escritor tenía preparados bastantes detalles de esta iniciativa: desde los más importantes, como la sede física, hasta los más minúsculos, como el logotipo de la empresa. Y es que Pessoa no era para nada ajeno del poder que poco a poco iba cobrando el cine, en sus propias palabras "una de las mayores máquinas de propaganda que se puedan imaginar".
15.8.11
El Kafka de la generación Facebook
Tao Lin es considerado por The New Yorker como el "Kafka de la generación facebook". Qué bello, ¿no les parece? Además, lo han comparado con Haruki Murakami, algo que le molesta a Lin. Noah Kalina entrevista a Tao:
—Le gusta que le comparen con grandes como Bret Easton Ellis?—Los periodistas te comparan con cualquiera. Si escriben una crítica buscan al personaje más famoso del mundo y te equiparan con él. Me gusta Easton Ellis, pero no me siento identificado con su escritura. Incluso han llegado a compararme con Haruki Murakami solo por que soy asiático como él.
—¿Cree que internet nos hace sentir más solos?
—No. Internet hace que la gente tímida lo sea un poco menos. A mí me ayuda a estar conectado. De hecho, a casi todos mis amigos los he conocido a través de la web, y a mis novias también.
—¿Por qué le interesan tanto los personajes huraños?
—No necesito crear a un personaje, simplemente me utilizo a mí mismo como inspiración.
—Sin embargo, sus personajes siempre están robando algo de las tiendas de moda... ¿quiere confesarnos algo?
—No estoy obsesionado con el robo de tiendas, pero durante un año mi único trabajo fue robar baterías del super para luego venderlas en eBay.
—Supongo que es un buen negocio... ¿y qué puede decirme de la depresión que impregna sus historias?
—Es que yo estoy deprimido siempre... bueno, casi todo el tiempo.
—¿Y sus amigos?
—También parecen estar deprimidos. Yo al menos puedo escribir.
—¿Dakota Fanning y Haley Joel Osment han intentado contactarle?
—No, son demasiado famosos como para saber quién soy.
—Bueno, quizá hayan leído las críticas de «The New York Times»
—Quizá... no lo creo. No soy nadie.
14.8.11
"Aligerando" El nombre de la rosa
Polémica es lo que ha desatado la versión light de El nombre de la rosa, la ya clásica novela de Umberto Eco. ¿Comenzará una nueva época para las narraciones de larguísimo aliento? ¿Qué pensaría Joyce?
Hace unos días la editorial italiana Bompiani sorprendía a la prensa cultural: Umberto Eco estaba preparando una segunda versión -más light, digamos- de El nombre de la rosa que saldrá el próximo cinco de octubre. La decisión del autor piamontés ha abierto un intenso debate en la república de las letras, sobre todo en el ámbito de la novela histórica, donde Eco es una especie de máximo pontífice. Los hay que ven lícito "aligerar" (así lo ha explicado el propio escritor) la obra, pues un autor es soberano sobre sus libros, producto exclusivo de su imaginación y de su trabajo. Pero también hay otro bando, quizá más enconado en sus posiciones, que afirma que Eco se está traicionando a sí mismo, al prestarse a participar en una maniobra comercial que sólo busca generar ingresos económicos. De fondo, late una pregunta: ¿El nivel cultural medio en la sociedad contemporánea es tan bajo que los escritores deben rebajarse para llegar al público? El debate está abierto. Varios autores y editores recogen el guante lanzado por elcultural.es.
José Luis Corral: "Eco está planteando un juego semiótico"
Creo que detrás de esta decisión hay una operación de marketing, para salir a flote del fracaso creativo de las últimas novelas de Eco. El nombre de la rosa es su novela cumbre. Luego su calidad ha ido cayendo en los títulos posteriores. Yo El cementerio de Praga ni la pude terminar. Me pareció un ejercicio literario frustrado. Como semiólogo que es, es posible que Eco también esté planteando un juego semiótico: empezar y acabar su ciclo novelístico con la misma obra. Cada novela es hija de su tiempo. No soy partidario de muchos retoques más allá de las erratas. Retocar textos me recuerda a las intervenciones de arquitectos en edificios antiguos sin respetar el espíritu de la época en que fueron construidos.
Catedrático de Historia Medieval en la Universidad de Zaragoza. Es uno de los pioneros de la novela histórica en España. 'La prisionera de Roma' (Planeta) es su última novela.
Luis Racionero: "El que tiene que aligerarse es él, que está hecho un gordinflón"
El que se tiene que aligerar es él, que últimamente está hecho un gordinflón. Eco está confundiendo lo subjetivo y personal con lo literario. Yo lo veo cada vez más gordo y creo que cada vez escribe peor. La lectura El cementerio de Praga provoca pesadez, con todas esas descripciones de comilonas grasientas e indigestas. Puestos a aligerar, la novela que tendría que haber recortado es El péndulo de Foucault, donde los textos del ordenador de Abulafia parecen los de una novela que tenía guardada en el cajón y quiso así aprovecharla. Lo que tenía que haber hecho, si quería llegar a los jóvenes, es haber escrito una saga como la de Alatriste. Podría haber cogido a Guillermo de Baskerville como protagonista y haber escrito novelas cortas policíacas ambientadas en el medievo, con él como una especie de detective. Pero El nombre de la rosa debería haberla dejado como está. Aunque es un poco pesadita está bastante bien. Sólo lo hace por ganar dinero.
Es uno de los grandes cultivadores de novela histórica en nuestro país. Ha escrito 'La sonrisa de la Gioconda' y 'El cráneo de Akenatón' (Ediciones B).
Mario Muchnik: "Es una barrabasada que desmoraliza a cualquier editor"
Lo que le pasa a Eco es que se está poniendo gagá. A mí eso que hacen los franceses de hacer cómic a partir de Proust me parece una estupidez. Es una trivialización de una obra monumental. Yo vería con buenos ojos que puliera El péndulo de Foucault, pero no El nombre de la rosa. Se lee muy bien, no exige mucho al lector. Eco tendría que llevar ante un juez a cualquiera que quisiera reescribirla. O sea que ahora él mismo tendría que entregarse a la justicia y confesarse un escritor suicida. Algo así desmoraliza a cualquier editor. Cómo te vas a dedicar a esta profesión si hasta los autores están dispuestos a perpetrar semejantes barrabasadas con sus obras.
Histórico editor hispanoargentino. En España dio a conocer autores como Primo Levi, Elias Canetti y Bruce Chatwin. Acaba de publicar 'Oficio editor' (El Aleph Editores)
Margarita Torres: "Renuncia a su modelo para emular al impostor de Dan Brown"
El nombre de la rosa es el gran referente de la novela histórica en el siglo XX. Su publicación marcó un antes y un después, no sólo por su calidad literaria sino también por la profundidad con que Eco se sumergió en el siglo XIV. Rebajar esa excelencia es, aunque suene un poco fuerte, traicionarse a sí mismo. No me creo una obra ambientada en el medievo en que los personajes hablen como en el siglo XXI. A la hora de escribir novela histórica hay que ser muy honrado. No se trata sólo de contar una trama; hay que reflejar una época y hay que hacerlo sin distorsionarla. Es como si Umberto Eco renunciase al modelo que él fundó, y que muchos seguimos hoy día, para ponerse a la altura de Dan Brown, un impostor de este género.
Profesora titular de Historia Medieval de la Universidad de León, experta en heráldica y autora de novelas como 'Enrique de Castilla' y 'La cátedra de la calavera' (Temas de hoy), que se reedita en septiembre.
El comienzo de la novela gráfica
En 1930 comenzó lo que hoy día revoluciona la literatura, por lo menos la literatura contemporánea: la novela gráfica. Se publica en español Él fue malo con ella, la que se considera la primera novela gráfica de la historia. Lo comentan así en Babelia:
Pese a la profunda crisis que sufre la industria española del cómic, sigue existiendo un pequeño resquicio para la sorpresa y para la apuesta arriesgada, como demuestra el editor portugués Manuel Caldas publicando en España una obra capital de la historia del noveno arte: Él fue malo con ella, de Milt Gross. Inédita en nuestro país durante ocho décadas, está considerada por muchos especialistas como el precursor más importante de la novela gráfica, el inicio de una nueva forma de entender el cómic.
Publicada originalmente en 1930, la obra de Milt Gross supone todo un atrevimiento casi suicida en su momento. Pese a que la historieta había alcanzado personalidad propia durante las primeras décadas del siglo XX y contaba ya con un importante número de obras maestras y autores reconocibles y estimados por el gran público, el noveno arte se resistía todavía a abandonar la seguridad de los suplementos dominicales de los periódicos. Los admiradores de las posibilidades de la narración gráfica eran cada vez más, pero la consideración infantil del cómic seguía pesando como una losa en la búsqueda de una identidad adulta para el nuevo arte y en la obligada concienciación autoral necesaria para su verdadera eclosión. Aparecían recopilaciones de historietas de prensa en forma de libro, pero la independencia del cómic de la prensa era, todavía, apenas un intento que no fructificaría hasta bien entrada la década. Una situación poco adecuada para la aparición de una obra personal dirigida a un público adulto que no arredró a Gross, un dibujante que conocía un gran éxito en ese momento gracias a sus historietas humorísticas y que ya había roto esquemas preconcebidos con su radical estilo gráfico y su surrealismo delirante. Ahogado por las limitaciones narrativas de la plancha dominical, Gross puso su vista en las "novelas en imágenes" que publicaron durante la década anterior autores como Lynd Ward o Frans Masereel, obras de narrativa gráfica más próximas a la experiencia pictórica, con una fuerte vinculación al expresionismo alemán, que recibían todo tipo de elogios por la alta cultura (Thomas Mann loaba sin límite el Passionate Journey del belga Masereel).
Creaciones sin limitación de páginas o de formato, con temáticas sociales y comprometidas heredadas en cierta forma de las series de grabados de William Hogarth y dirigidas a un público adulto, pero sencillas en sus planteamientos narrativos, sin sacar partido de las posibilidades expresivas del cómic. Con Él fue malo con ella, Gross construyó un relato de fuerte contenido social, denunciando las tropelías de los "villanos" de la época a través de las peripecias de un héroe ingenuo y puro, un fortachón de Klondike que tendrá que enfrentarse a las mil zancadillas con las que el destino impide que se reúna con su amada. Un argumento que hundía sus raíces tanto en las obras antes citadas como en las tramas melodramáticas del cine mudo de la época, pero que el dibujante transformó completamente fusionándolas con su profundo dominio del humor, alternando el drama con el slapstick visual y un dibujo caricaturesco que se alejaba del estilo expresionista de sus referentes para entroncar directamente con las obras que el padre de la historieta moderna, el suizo Rodolphe Töpffer, realizara en el siglo XIX. Frente a la estática sucesión de planchas únicas, Gross apostó por el dinamismo compositivo, por la concepción secuencial e incluso por la introducción de los bocadillos de pensamiento, que en una obra completamente muda servían como guiño de comunicación con el lector. El resultado es simplemente soberbio: aunque la sencillez del guión podría hacer pensar en una obra simplona y previsible y que la ausencia de palabras le restaba al autor una de sus principales armas humorísticas, el juego de palabras y los giros idiomáticos imposibles, Milt Gross se revela como un observador tan lúcido como ácido de la naturaleza humana, con un catálogo infinito de recursos narrativos para que la sátira y el humor inteligente sean siempre protagonistas.
Por primera vez, una obra de historieta se construía desde la completa libertad autoral, desde el control absoluto de todos los aspectos creativos, del contenido al continente. Una particularidad que señala a Él fue malo con ella como una de las primeras obras en las que tiene sentido hablar de cómic de autor en toda su extensión y con todas sus consecuencias, en una novela gráfica identificable y con las mismas características que las obras que comenzarían a generalizarse casi medio siglo después.
Afortunadamente, el editor portugués Manuel Caldas, verdadero orfebre de la historieta que ya ha dejado al aficionado español ediciones de exquisita y cuidada restauración de clásicos como Príncipe Valiente, Krazy Kat o The Kin-der-Kids, sigue inasequible al desaliento su labor casi de ONG de la historieta y distribuye en España una edición perfecta de este clásico inestimable del noveno arte.
12.8.11
Poema del Viernes # 67
FILIUM PATRIS
Ya sé, padre,
que el tiempo nos abre arrugas en la memoria
y que al otro lado de tantos años
solo podremos ver, cuando llueva,
el rostro de alguno de los dos.
Ya sé que me cuesta llorar
y que tu bajas la mirada.
Ya sé que escondes tu cabeza entre los hombros
como una tortuga aturdida
y yo fumo en silencio, taladrándote las llagas,
queriéndome caber entre tus brazos.
Ya sé que no me besas la mejilla
porque mi pudor te hizo un hombre serio
que retrocede para siempre.
Ya sé, padre,
que no hay camino aparte del que empiezo
y que al final siempre estás tú,
Ofreciéndome en silencio lo que supiste siempre.
Ya sé que crecer es un capricho que nos hace viejos
y que atrás quedamos tu y yo aprehendiendo las vitrinas
tu abrazándome como si ya me fuera
y yo sin sospechar que esas manos seguras y tibias
algún día iban a quedarse amarradas a mi esperanza.
Ya sé, padre, que todo lo mío
ya lo tuviste que haber dicho,
que tienes razón,
pero sólo por hoy imita mi abrazo
dí que lo querías
dí que también lo necesitabas
que hace mucho lo estabas esperando.
Derrida Derrida
Le debo mucho al francés. Ha sido siempre una pasión leerlo. Su deconstrucción ha hecho posible que indague cada vez más en el lenguaje y sus desesperanzas. Llegan varios libros del pensador galo, traducidos al español. Una aventura más por sus textos. La info, aquí:
En una nota al pie de página de La tarjeta postal , Jacques Derrida narra una extraña anécdota. Se encontraba pasando a máquina un texto manuscrito, cuando lo sobresaltó la campanilla del teléfono. Al atender, una voz le dijo que se trataba de una llamada por cobrar desde Estados Unidos. Derrida preguntó quién llamaba y la respuesta fue "Martin Heidegger". Tras un momento de vacilación, Derrida rechazó la llamada. Él sabía que era una llamada imposible: Heidegger hacía varios años que había muerto. Sin embargo, en la misma nota al pie, aclara que la anécdota "no debe llevar a creer que no existe comunicación telefónica alguna entre el fantasma de Heidegger y yo".Quien ahora parece no descansar es el fantasma del propio Derrida. Al menos, esto sugiere la aparición reciente en español de varios de sus textos. Por un lado, tres ensayos breves: Pasiones , Salvo el nombre y Khôra (a los que se acaba de sumar, también publicado por Amorrortu, El tocar, Jean-Luc Nancy ). Por otro, el segundo volumen del último curso impartido por el filósofo en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales durante el período lectivo 2002-2003, titulado La bestia y el soberano .
Pasiones , Salvo el nombre y Khôra son textos escritos en momentos diferentes, a los que Derrida decidió, en 1993, publicar simultáneamente, dándoles el estatus de trilogía. "Forman una suerte de ensayo sobre el nombre, en tres capítulos o tres tiempos", justifica el autor en una nota preliminar añadida a cada uno de los textos. Por supuesto que, tratándose de Derrida, es de suponer que no se encontrará un hilo conductor fuerte entre ellos que permita advertir con claridad que constituyen tres capítulos de una misma obra. Pasiones surge de una invitación a participar en un volumen colectivo en el que otros doce autores (entre ellos, Jean-Luc Nancy y Richard Rorty) toman posición ante la deconstrucción. La colaboración de Derrida debía consistir -según la invitación del editor- en "responder de modo oblicuo" a los otros artículos. Este pedido que cualquier escritor tomaría como un homenaje, en el caso de Derrida cobra la forma de un desafío. Porque se siente obligado a responder pero, al mismo tiempo, no quiere asumir la posición de palabra plena, autorizada, que conlleva la propia invitación. Lo que hace, entonces, es escribir una "respuesta" que es el despliegue de su falta de respuesta. Responde no respondiendo o no responde, mediante una respuesta. En esa no respuesta surge una variedad de temas, como los rituales, el secreto, el deber, la responsabilidad. Salvo el nombre es, también, la compensación de una evasiva. Derrida debía participar de un coloquio en Canadá, al que finalmente no asistió. El texto que ofrece en su lugar, luego de leer las conferencias de los otros ponentes, es un diálogo ficcional en el que dos interlocutores discuten acerca de la eternidad, la amistad, el lenguaje y, sobre todo, la (im)posibilidad de nombrar a Dios. Khôra , por su parte, es un delicioso análisis del Timeo de Platón.
El fantasma de Derrida se luce plenamente en el segundo volumen de La bestia y el soberano . Porque, si bien la trilogía llegó al castellano de manera póstuma, el texto del seminario proviene directamente del más allá. A pesar de conservar el nombre del seminario 2001-2002, y de ser presentado por su propio autor como una segunda parte, el nuevo volumen (el anterior se había dado a conocer en español el año pasado) dista de ser una mera continuación del recorrido anteriormente realizado. Ya en la primera sesión, Derrida anuncia dos considerables modificaciones. En primer lugar, un desplazamiento en la problemática abordada. La cuestión de la soberanía pasará a un segundo plano, oficiando de marco general, mientras que el centro de la atención se concentrará en "el habitar un mundo", la finitud y la soledad. En segundo lugar, un cambio en relación con el corpus de textos sobre el que el filósofo propondrá trabajar. La abundante cantidad de textos del curso anterior será sustituida por sólo dos: Robinson Crusoe , de Daniel Defoe y el seminario de Heidegger titulado Los conceptos fundamentales de la metafísica .
Derrida juega con la construcción de un único personaje, "Robinson-Heidegger", que mientras hace habitable su isla se pregunta: "¿Qué es el mundo?", "¿Qué es la finitud?", "¿Qué es la soledad?".
La isla de Derrida no es, en principio, una isla desierta. No sólo la habita "Robinson-Heidegger", sino que éste hospeda en su morada a visitantes asiduos como Aristóteles, Rousseau, Hegel o Freud y a otros ocasionales, como Gilles Deleuze o Emmanuel Lévinas. Sin embargo, a medida que el curso avanza otro visitante -previsible desde el inicio, donde se anuncia que una de las cuestiones será la finitud- va cobrando una dimensión inusitada y lentamente va desplazando a los demás hasta desalojarlos. Ese visitante es la muerte.
La muerte ingresa al curso -y por ende, al libro- por diversos canales. Robinson la hace presente con su recurrente temor a ser devorado por las bestias salvajes o a ser asesinado por "un otro" que deja una huella en la playa; Heidegger la coloca en un lugar de privilegio al definir a los hombres como "aquellos que pueden morir". Pero la muerte no se abre paso solamente recurriendo a citas textuales. También ingresa desde la vida que se encuentra más allá de las páginas de los libros y de las paredes de un aula. En primer lugar, a propósito de la muerte de Maurice Blanchot, que acontece promediando el seminario. En segundo lugar por el confesado presentimiento por parte de Derrida de su propia muerte (que ahora sabemos tendría lugar en 2004). Finalmente, porque unos días antes de la última sesión se desató la invasión de Irak.
La muerte ocupa la isla de Robinson-Heidegger de modo semejante a cómo va diseminándose en Irak y en el propio cuerpo de Derrida. Como réplica, el filósofo la rodea, la desmenuza, poniendo al descubierto sus múltiples facetas y rituales. Buena parte de las clases son dedicadas a preguntas clásicas: "¿Qué es la muerte?,"¿Por qué se le teme?", "¿En qué medida es inseparable de nuestra humanidad?". Pero, además, se abordan temas menos habituales en un seminario de filosofía. Un claro ejemplo de esto lo constituyen las clases que dedica Derrida a la disyuntiva de si se conviene optar por la inhumación o por la incineración. La inhumación es "aparentemente más humana, menos inhumana que la incineración" porque promete un espacio y un tiempo para el reposo del cadáver y para el duelo de los supervivientes. Pero, a la vez, el lugar que le otorga al muerto está apartado de sus cosas y de la vida que sigue su curso. Además, deja un resquicio para el terror de ser sepultado vivo. La incineración, en este aspecto, "si es decidida por el entorno, es una suerte de asesinato irreversible, y si es decidida por el moribundo, una suerte de suicidio irreversible, que sería una garantía contra los terrores del posible despertar, y de la sofocación en una caja de madera a seis pies bajo tierra, sin nadie para responder a una llamada de socorro". Por contrapartida, le escamotea a la familia el cuerpo a llorar y, al muerto, un tiempo y un espacio que podría tener derecho a reclamar.
Cuando alguien intenta transmitir su entusiasmo por un libro, puede incurrir en la trillada fórmula: "Es uno de esos libros que hay que leer antes de morir". Pocas veces esa frase pueda ser mejor aplicada que en este caso. Porque esta segunda parte de La bestia y el soberano es una exquisita preparación para afrontar el inevitable encuentro con la muerte.
El Premio CCM
Ha fallado el concurso de la Cámara de Comercio de Medellín. Los ganadores: Un artista y un anestesiólogo. Después de tener algunos problemas la cubana Wendy Guerra, una de los jurados, por un tema bastante absurdo (en Cuba devolvieron en varias ocasiones los manuscritos que participaban, por resultar "sospechosos"), los libros "Una vagabunda Bogotá" y "Johny", resultaron ganadores. La nota, en El Tiempo:
Esta versión contó con la participación de 460 historias provenientes de 63 municipios del país y de literatos radicados en Argentina, Chile, Egipto, España, Estados Unidos, Francia, México, Panamá y Venezuela.
En la categoría de novela el ganador fue el bogotano Luis Carlos Barragán Castro, un artista plástico que escribe desde los 14 años.
Barragán recibió como premio 25 millones setecientos cincuenta mil pesos. Parte de este dinero será utilizado por el joven para publicar algunas de sus obras, y aunque sabe lo difícil que es ser escritor en Colombia, se declara adicto a las letras.
Mientras que en la categoría cuento el primer puesto se lo llevó 'De cómo Johny el leproso se anticipó a la muerte', del anestesiólogo manizalita Gustavo Adolfo López.
Para este escritor combinar sus profesiones ha sido una odisea, pero confiesa que cada una engrandece su espíritu de una manera diferente. Su premio fue de quince millones cuatrocientos cincuenta mil pesos.
El jurado estuvo compuesto por Margarita Valencia, Licenciada en Filosofía y Letras, el escritor Antonio García, Wendy Guerra, poeta y novelista cubana, y por el cronista Alberto Salcedo Ramos.
Con el ánimo de incentivar más a los ganadores, la Cámara les entregará el 20 por cientos de las obras impresas.
Entre letras y pacientes
Gustavo López, ganador en la categoría de cuento
¿Cómo termina un anestesiólogo escribiendo cuentos?
En mi profesión como médico duermo a la gente, pero con la literatura la despierto. Yo pertenezco a la tradición de médicos escritores de Manizales.
¿Por qué cree que su colección de cuentos ganó?
El jurado reconoció mi capacidad para narrar y para no caer en lugares comunes. Mi obra es una especie de relato policíaco que ocurre en un mundo urbano.
¿Cuál es su próximo proyecto?
Una novela sobre la violencia de los años 50 en Colombia. Mi sueño es darle más tiempo a mí literatura pues deseo que, lo me queda de vida, sea para consolidar mis obras.
Un artista que narra la urbe
Luis Barragán, ganador en la categoría de novela
¿Cuál es la esencia de su novela 'Vagabunda Bogotá'?
Tiene un lenguaje muy rítmico, es novedosa, combina cosas de la ciencia ficción con un panorama muy realista de Colombia. Se acerca a cómo nuestra generación experimenta diferentes situaciones. En mi obra siempre está presente la poética de la calle.
Es común que en la sociedad se considere al escritor como a una persona sin dinero, ¿qué opina?
Estoy en una encrucijada, el arte no da dinero y la literatura tampoco (risas), pero a mí no me interesa tener dinero, sino hacer lo que me apasiona.
¿Qué sigue para usted?
Con el premio quiero publicar alguna de mis novelas. Ahora estoy en conversaciones con un editor y también estoy terminando otra novela y algunos cuentos.
¿Cuál es la esencia de su novela 'Vagabunda Bogotá'?
Tiene un lenguaje muy rítmico, es novedosa, combina cosas de la ciencia ficción con un panorama muy realista de Colombia. Se acerca a cómo nuestra generación experimenta diferentes situaciones. En mi obra siempre está presente la poética de la calle.
Es común que en la sociedad se considere al escritor como a una persona sin dinero, ¿qué opina?
Estoy en una encrucijada, el arte no da dinero y la literatura tampoco (risas), pero a mí no me interesa tener dinero, sino hacer lo que me apasiona.
¿Qué sigue para usted?
Con el premio quiero publicar alguna de mis novelas. Ahora estoy en conversaciones con un editor y también estoy terminando otra novela y algunos cuentos.
30.4.11
Sin Rojas, sin Sábato
A UNAS MUCHACHAS QUE HACEN ESO EN LO OSCURO
Bésense en la boca, lésbicas
baudelerianas, árdanse, aliméntense
o no por el tacto rubio de los pelos, largo
a largo el hueso gozoso, vívanse
la una a la otra en la sábana
perversa,
y
áureas y serpientes ríanse
del vicio en el
encantamiento flexible, total
está lloviendo peste por todas partes de una costa
a otra de la Especie, torrencial
el semen ciego en su granizo mortuorio
del Este lúgubre
al Oeste, a juzgar
por el sonido y la furia del
espectáculo.
Así,
equívocas doncellas, húndanse, acéitense
locas de alto a bajo, jueguen
a eso, ábranse al abismo, ciérrense
como dos grandes orquídeas, diástole y sístole
de un mismo espejo.
De ustedes
se dirá que amaron la trizadura.
Nadie va a hablar de belleza.
G.R.
SOBRE SÁBATOLa peor agonía para un creador es la del olvido injusto, el ninguneo. Y nuestra sociedad bastante enferma no le ahorró esa ingratitud.
Su carácter conflictivo y muchas veces arbitrario se dibujaba en las arrugas de su frente. Le dolía la Argentina, le dolía el mundo y vivió con intensidad la obvia falta de soluciones que toda generación padece.
Intentó la grandeza en tiempos que la Argentina, en todas sus manifestaciones creativas, no dudaba de ser un país de primer orden.
Su formación es admirable: pensamiento marxista, la filosofía existencial, el humanismo de Camus y de Sastre, la experiencia científica concretada en sus estudios en Francia, donde como físico se aproxima al conocimiento nuclear.
Pero al mismo tiempo, el demonio libertario de la creación literaria lo aleja del racionalismo gnoseológico y lo lleva a optar, con la joven Matilde, su esposa, a encerrarse en una tapera bucólica en Córdoba para crear los fundamentos de su literatura: ensayos Uno y el Universo, Hombres y engranaje, Heterodoxia y tantos otros.
Pero comprende que la novela (la gran novela en el sentido de los maestros rusos Dostoyevski, Tolstoi o de los alemanes Mann, Hesse; o Proust y Joyce), son el camino de una visión total del hombre y de la vida, una Weltanschauung.
Tal vez el momento más intenso de amor y creación lo vive con Matilde en su rancho cordobés, donde planifica y escribe su obra mayor, Sobre héroes y tumbas. En ella se propuso una visión total de la Argentina, desde su historia (evocada en la personalidad trágica de Lavalle con el poema en prosa, la elegía, de su muerte y el cruce del altiplano llevado por sus fieles). Dibuja estilos sociales, felicidades, personajes pintorescos, perversos de alcurnia, y la desesperación de los jóvenes ante un mundo de respuestas equivocadas. La época coincide con la caída del peronismo.
Sabato logra escribir un libro argentino que tuvo repercusión internacional amplia. Junto a Borges y Cortazar, ocupó el terceto de la fama literaria argentina.
Vanidoso, irónico, conflictivo, atento con los jóvenes, independiente en política, renegado del marxismo totalitario (incluida la Cuba castrista). Empeñadamente antiperonista, su figura era la de un anarquista liberal, un anarquista crítico.
Prefirió expresarse al cómo expresarse. En Abaddon, el Exterminador, de 1984, intentó avances en el ocultismo y en las quiebras de la espiritualidad occidental.
Fue premiado, alabado, invitado, pero en estas dos últimas décadas, injustamente relegado, se le dedicó una especie de silencio perverso como si hubiese vivido más tiempo del que sus enemigos consideraban adecuado.
En un momento de eclosión de la gran literatura latinoamericana (Rulfo, Guimaraes Rosa, Borges, Lezama Lima, García Marquez, José María Arguedas) el lenguaje literario de Sabato tenía mucha intensidad pero tal vez menos creatividad estética.
Con sus errores, su vanidad, sus compromisos, su voluntad argentina, su fe en el conocimiento literario, Sabato es una personalidad grande que dedicó la vida a escudriñar luces y bajones de sombra.
Se resistió a aceptar la idea de un laberinto sin salida.
Poema del Viernes # 66
André Bretón (Tinchebray, Francia, 1896 - París, 1966)
DÉJENLO TODO
Dejen Dada.
Dejen su esposa, dejen su amante.
Dejen sus esperanzas y sus temores.
Abandonen a sus hijos en medio del bosque.
Suelten el pájaro en mano por los cien que están volando.
Dejen si es necesario una vida cómoda, aquello que se les presenta como una situación con porvenir.
Salgan a los caminos.
15.4.11
Poema del Viernes # 65
GUAYABAS
Puntuales frutas
llegadas de lo fantasmagórico
guayabas
vinieron en una caja bien apuntillada,
amarrada con cables acerados
para que en el viaje no se volvieran irreales
las toco húmedas
algunas traen la huella violenta
del hambriento mordisco del otro lado.
10.4.11
Vila-Matas no cesa
No cesa de publicar, y escribir. Se editan por estos días en España dos libros de Enrique Vila-Matas: una antología de novelas breves (¿existe eso?), y el segundo, uno de relatos. Aquí la nota de Babelia:
Se publican dos libros de Enrique Vila-Matas, dos antologías de novelas breves y relatos. Se titula el primero En un lugar solitario. Narrativa 1973- 1984 y el segundo Chet Baker piensa en su arte. Relatos selectos. La importancia de estos libros es doble. Por una parte nos permite volver a sus primeras novelas, una década de preparación en toda regla de su futura narrativa de madurez. También se nos da la oportunidad de releer sus relatos (he vuelto a leer 'El hijo del columpio', mezcla genial de folletín y Kafka, y no pude parar de reírme). Pero, además, cada uno de estos libros lleva un texto inédito. Para las novelas breves, el autor escribe uno a manera de prólogo. Es un texto autobiográfico donde se nos consignan aspectos relevantes de la biografía de Vila-Matas, diríamos del joven Vila-Matas, además de algunas consideraciones de naturaleza estrictamente literarias que ayudan a comprender la génesis de su producción narrativa. En el segundo libro hay un relato, 'Chet Baker piensa en su arte', escrito en primera persona y en el cual la voz narradora airea sus dudas metodológicas: es la voz de un crítico que busca en la espesa selva de las teorías literarias su propia idea de la literatura.
Los amores de Cioran
Cioran, aquella brújula, aquel oráculo del Siglo XX. Un siglo cumpliría Emil por estos días. En ADN cultura comentan los amores secretos del filósofo rumano:
Muchos de los que lo frecuentábamos ni siquiera lo sabíamos. Más tarde, escuchamos rumores y un día alguien nos comentó que tenía una compañera desde hacía muchos años, pero que llevaban una vida bastante independiente.
Nosotros nunca la vimos en las visitas que le hicimos en la calle del Odéon y él jamás nos habló de ella. Su imagen de asceta incorregible, solitario y escéptico, apátrida hasta el final de su vida, iconoclasta e irónico hacia todo lo establecido no dejaba lugar a una mujer que compartiera su buhardilla repleta de libros y papeles; a pesar de que en una de las dos chambres de bonnes, que era su "living" y donde recibía las visitas, hubiese una cama de dos plazas... ("El estado de soledad es mi religión", había manifestado siempre).
Sin embargo, ella existía. Y estas líneas son un homenaje a esa mujer, un poco enigmática, invisible para nuestros ojos, que, ocupando un segundo plano a lo largo de 50 años, acompañó a Cioran en su atormentada existencia.
Se conocieron cuando ella era estudiante y él ya tenía 30 años, en el comedor de un centro universitario, donde él la vio por primera vez y se le pegó en la fila para hablarle y, de paso, suponemos, para ganarse un lugar de privilegio en la larga espera.
Su nombre era Simone Boué, fue profesora de inglés en distintos colegios de Francia y era la persona que, con una paciencia y un criterio notables, pasaba a máquina todos los escritos de Cioran.
Cuando, hace poco, se supo que dos años después de la muerte de Cioran (ocurrida en 1985), el cuerpo de Simone fue hallado sin vida debajo de un acantilado, en Vendée, donde pasaba sus vacaciones, probablemente tras ahogarse en el mar, el impacto fue tan grande que decidimos investigar algo acerca de esa mujer tan importante para él y tan escondida, tan envuelta en sombras, que había terminado así su vida, de una manera tan extraña.
Pero ¿cómo empezar? Recurrimos en este caso a una segunda mujer, que no es Simone pero que, a través de sus publicaciones, es mucho más explícita que ella y que apareció en los últimos años de vida de Cioran (es decir, a comienzos de los años 80). La persona en cuestión acaba de editar en Alemania un libro sobre la relación de ambos, que ya fue traducido a varios idiomas. Ella se llama Friedgard Thoma, es alemana, y el libro se titula Un amor de Cioran. Por nada en el mundo. Es profesora de filosofía y, según su relato y la extensa correspondencia que da a conocer entre el maestro y ella, fue el gran amor de Cioran en el otoño de la vida del filósofo. Era por ese entonces una joven de unos treinta años, con un hijo, y él tenía más de setenta cuando se conocieron y entablaron una intensa relación, de acuerdo con lo divulgado por ella a través de su historia y de las cartas.
Además de la crónica de esos primeros y apasionados encuentros y sentimientos (sobre todo los de Cioran), hay descripciones y comentarios muy interesantes de la autora sobre situaciones y personas, entre ellos, no pocas referencias a Simone Boué, la fiel compañera de Cioran. Una vez aplacado el primer fuego pasional, Friedgard Thoma llegó a conocer personalmente a Simone, en la casa de verano que la joven compartía con su ex marido en la zona italo-suiza de Soglio. "Simone era una mujer bella, bronceada, alta, sesentona, elegante, con ojos marrones muy cálidos", escribe la alemana acerca de las primeras impresiones que le causó su "rival".
Se estableció desde entonces un vínculo de simpatía entre ambas mujeres, lo cual hizo que la relación de Friedgard con Cioran fuera cambiando notablemente, se volviera más espaciada, más templada y tendiera a convertirse en una amistad amorosa más que en la relación apasionada que había sido al principio.
Desde entonces, en cada ocasión en que la alemana iba a la Ciudad Luz, pasaba por la rue de l'Odéon. Y lo cuenta así: "Cada vez que los visitaba en París, Simone justamente acababa de preparar arenques, salmón, todo tipo de verduras, postres, excelentes vinos, etc., lo cual le debía dar muchísimo trabajo [...]. Simone era siempre la misma interlocutora encantadora e inteligente, muy leída, con mucho humor (interviniendo siempre a favor de Cioran o en contra), con una notable sensibilidad hacia la música, la literatura y otros placeres físicos y espirituales".
A raíz de la muerte de Simone, en 1987, Fernando Savater escribió en el diario El País:
Simone Boué, profesora de Liceo y compañera de E. M. Cioran durante 50 años, falleció ahogada en una playa francesa el pasado verano. Dice Stendhal:
"Hacen falta al menos diez líneas en francés para alabar a una mujer con delicadeza". Yo necesitaría más en español para hacer medianamente justicia a Simone en esta despedida. Era inteligente, vivaz, irónica, discreta. Sobre todo era la elegancia misma, la encarnación de ese "chic" parisiense que puede pasarse de pasarelas y que no se adquiere derrochando dinero. A ella le bastaba -tenía que bastarle porque eran pobres- con un pañuelo, una sencilla blusa, con cambiar de sitio una flor. En la casa minúscula de la rue de l'Odéon todo era perfecto y humilde, como pintado por Vermeer.
Para Philippe Sollers, Simone Boué era la compagne lumineuse ("la compañera luminosa") del filósofo.
Tras la muerte de Cioran, en esos dos años de vida que le quedaron, Simone Boué hizo un trabajo de hormiga: pasó a máquina (¡en una máquina de escribir eléctrica esta vez!) e hizo publicar los numerosos Cahiers (1957-1972) que habían quedado sobre el escritorio del gran pensador rumano-francés, con un prólogo de ella, y donó los manuscritos a la Biblioteca Doucet.
Ella fue una suerte de Max Brod, porque sobre muchos de los cuadernos que ella jamás había visto (dado que, salvo una mucama, nadie podía entrar en el lugar de trabajo de él), Cioran había anotado:"Para destruir". Cuando le preguntaron cómo fue para ella pasar el contenido de esos cuadernos, respondió: "Fue una manera, para mí, de seguir estando con Cioran".
Así concluye Savater su texto publicado en El País:
Al final, cuando Cioran empezaba a perder la cabeza (sabemos de la tristeza de su Alzheimer), ella completaba la frase, sin que se notaran los balbuceos, y hacía ambos papeles, el censor acerbo y la amable réplica. La vi por última vez en junio, en el primer aniversario de la muerte de Cioran. Luego nos despedimos y era para siempre.
A pedido de Marie-France Ionesco, cuyo padre era amigo íntimo de Cioran, Simone Boué accedió a una única entrevista que dio a Norbert Dodille. Allí se lee que conoció a Cioran en ese Hogar Internacional de Estudiantes del boulevard Saint-Michel el 18 de noviembre de 1942, el día del cumpleaños de Simone. Él tenía 31 años y ella, 23.
Después recorrieron Francia y otros países en bicicleta, o bien caminando kilómetros y kilómetros. A Simone la mandaron a distintos destinos (Mulhouse, Orleáns, Fénélon, Versalles), para enseñar inglés. Cioran a veces la iba a ver, otras era ella la que hacía alguna visita a París. Luego le asignaron el colegio Montaigne, para lo cual simplemente tenía que cruzar los jardines del Luxemburgo.
"Todos los textos de Cioran los transcribí yo -afirma-. En eso sí tuve mérito. Los errores tipográficos lo volvían loco."
Norbert Dodille destaca la discreción que ella guardó sobre su vida privada, sobre sí misma y sus relaciones con Cioran, y Simone comenta: "Yo era salvaje y tímida [...]. Él jamás habló de mí. [...] Y yo tampoco, por nada en el mundo le hubiese hablado a mi familia de él. [...] Por otra parte, teníamos vidas separadas, muy diferentes. Yo era la profesora, cuando regresaba a casa no le hablaba para nada de lo que pasaba en el liceo porque de todos modos sé que no le hubiese interesado".
Cuando el entrevistador le demuestra su extrañeza al saber que los padres de Simone no sabían nada de Cioran, ella le contesta: "No, yo no les iba a decir nada; ¿qué decirles?, que conozco a alguien que es apátrida, que no tiene profesión, que no tiene dinero. Por más abiertos que fuesen de espíritu, mis padres no lo hubieran admitido nunca". Así, nunca lo conocieron, nunca lo vieron.
Gracias a ese estupendo reportaje se sabe que Cioran jamás voló en avión, que era muy temeroso con su salud, que siempre tenía problemas con los oídos, que temía las corrientes de aire, que su dieta era muy estricta debido a su gastritis, que casi no dormía de noche, que deambulaba por la ciudad, que era alegre, ansioso, muy buen contador de historias, pero que se sentía fracasado; que dos veces rechazó las invitaciones de Mitterrand, que lo fascinaba la literatura inglesa y que aprendió el inglés leyendo a Shakespeare y Shelley, que le interesaba mucho que lo leyeran los jóvenes en ediciones de bolsillo y que -según Simone Boué- murió sin saber que era un intelectual reconocido. Que no miraba televisión porque "quería poder pasear por el Luxemburgo y que lo dejaran en paz". Parece ser que, en general, cuando en la calle alguien le preguntaba si era Cioran, él respondía: "No". Y más tarde, cuando la enfermedad ya había afectado su memoria, si le preguntaban: "¿Es usted Cioran?", él respondía: "Lo era".
En un pequeño refugio que habían comprado en Dieppe, "Cioran estaba plenamente dichoso, podando los árboles, reparando paredes. Adoraba trabajar con sus manos. Para él, el jardín era la felicidad". En el mismo artículo se habla de su gran amistad con el taciturno Beckett quien, en su último encuentro en el Luxemburgo, le dijo: "Hay que volver a verse antes de que caiga el telón"; de su buena y asidua relación con Ionesco, quien vivía angustiado (lo cual conmovía mucho a Cioran); de sus charlas apasionadas con Michaux.
En cuanto a que llegó a ser considerado -en lo formal- el mejor escritor de la lengua francesa, Simone afirma: "Con frecuencia pienso que Cioran me enseñó el francés. En todo caso, me hizo tomar conciencia de lo que es mi propio idioma".
En junio de 1995, tras acompañar a un amigo rumano que lo había ido a ver al hospital, y al cerrarse la puerta del ascensor detrás de él, Simone Boué se quedó un rato sola y se puso a llorar. "Y después, volví a la habitación de Cioran, que estaba acostado. No puedo decir lo que pasó, ninguna palabra fue pronunciada. Lo miré, él me miró y yo leí en su mirada cosas que no había podido leer desde hacía mucho tiempo."
El 11 de septiembre de 1997 Simone Boué murió donde nació, en Vendée, abrazada y engullida por las aguas del Atlántico, entregada así a una ola de eternidad. Extraña coincidencia entre su comienzo y su fin.
A raíz de este ocaso, recordamos aquella vez en que nos reímos con el maestro porque él vivía recomendando el suicidio y los detractores le preguntaban por qué, entonces, no se suicidaba. "No, no es así -nos decía-, la gente se confunde. Yo no recomiendo el suicidio. Lo que yo digo es que la vida es tolerable solamente gracias a la idea del suicidio."
¿Se suicidó Simone Boué en Vendée, su lugar de origen, o fue un mero accidente? Lo ignoramos y, tal vez, lo ignoraremos siempre. Con esa forma de muerte su misterio nos sigue perturbando y sigue vivo y provocador. Sólo sabemos que los restos de ambos se reencontraron dos años más tarde en la misma tumba, en el cementerio de Montparnasse.
SIMONE, COMPAÑERA DE VIAJES EN BICICLETASimone Boué nació en Vendée, el 18 de noviembre de 1919. Hizo sus estudios en la Universidad de Poitiers. En 1940 -y gracias a una beca- fue a París para preparar su profesorado en inglés, tras obtener un diploma en Filología.
En París, Simone se instaló en un Hogar Internacional de Estudiantes y en el comedor de esa institución conoció a Émile Cioran en 1942. Por entonces, él escribía todavía en rumano. Con Breviario de podredumbre (1947), él decidió volcarse definitivamente al francés.
Simone se recibió de profesora en 1945, una vez terminada la guerra, y fue nombrada en un colegio de Mulhouse (Alsacia). Por esa razón, pasaba mucho tiempo viajando a París en tren. Eran trayectos de doce horas, ya que los aliados habían bombardeado el viaducto de Nogent y por eso había un gran desvío en el camino.
Boué pasó sus primeras navidades en París con Cioran y después los dos se fueron a Alsacia en bicicleta. Al año siguiente, fue designada profesora en Orleáns, y en 1947, en el liceo Hoche de varones, en Versalles.
Cuando iba a París, vivía con Cioran en el pequeño Majory, un hotelucho barato. Él le alquiló allí un cuarto al lado del suyo, para que ella tuviera una dirección propia. Al igual que Cioran, sufría de insomnio.
Más tarde, fue enviada como docente a Michelet, donde tenía que dar 13 horas de clase, y debía también viajar mucho. Trabajó luego en el Liceo Fénelon y por fin consiguió que la nombraran en el liceo Montaigne de París, cerca de los jardines del Luxemburgo, adonde iba caminando.
Cada tanto, ella viajaba a Vendée a ver a sus padres. En esa época se mudaron a la calle del Odéon, a las famosas buhardillas, en un sexto piso sin ascensor, por las que pagaban un alquiler muy barato. Allí vivieron juntos hasta el final de ambos.
Con Cioran viajó a España, Italia e Inglaterra -casi siempre en bicicleta-. Viajó sola a Estados Unidos cuando, en 1951, ganó una beca Fulbright.
Acompañó a Cioran en su enfermedad hasta su muerte, en 1995. Con dedicación leyó, pasó a máquina y prologó más de 30 cuadernos que encontró sobre el escritorio de Cioran tras su desaparición. Los entregó a la editorial L'Herne, que los publicó bajo el título de Cahiers.
Finalmente, Simone Boué encontró la muerte, ahogada en el mar de Vendée, el 11 de septiembre de 1997.
HAT vende sus libros
El reconocido y carismático HAT (Harold Alvarado Tenorio) anuncia mediante e-mail, la venta de 2.000 de sus libros. Levantando ampolla siempre en la cultura colombiana, afirma sensatamente: "Quiero salir de ellos antes que llegue la pelona".
Si no te llegó el correo, lo lamento. Su número celular es 320 306 64 54 . Algo más. HAT reside ahora en Cartagena de Indias.