El poeta argentino guarda en su corazón varias muertes. Su hijo, desaparecido y asesinado en la dictadura, al igual que su nuera. Por ello asegura que "la muerte da bronca porque no puedes seguir amando". La Revista Ñ (que hace reingeniería en su página web) habla sobre Gelman:
Recién llegado a Barcelona, después de un vuelo de 17 horas procedente de México DF, Juan Gelman presenta el aspecto envidiable de un hombre de 80 años que aparenta sólo 60 - "que se joda el viaje"-aunque ha paseado ya por medio mundo y, encima, lo ha vivido, y sufrido, casi todo. Dispuesto a no anclarse en el pasado, este poeta colosal, delgado y fibroso que sigue bailando tango y milonga corrida, prosigue una pelea interminable que dura ya casi treinta y cinco años, desde que "aquellos asesinos" de la Junta Militar argentina que dieron el golpe de estado del 24 de marzo de 1976 le robaron para siempre a su hijo y a su nuera para torturarlos y desaparecerlos.
Mientras sigue derribando muros de silencio y de burocracias que ocultan complicidades, Juan Gelman dará un recital poético en Barcelona, acompañado con el bandoneón de su gran amigo y no menos gran músico Rodolfo Mederos. "Es un viejo proyecto que nunca conseguíamos llevar a cabo, hasta que la Casa América Catalunya que dirige Toni Travería lo ha hecho posible". Será, en cualquier caso, un acontecimiento insólito (L´Auditori de Barcelona, sala Oriol Martorell, mañana, día 28, a las nueve de la noche) en el que Gelman y Mederos, dirigidos por Cristina Banegas, hablarán Del amor.
El tema, la "obsesión", le viene a Gelman de antiguo, de cuando a los nueve años no se le ocurrió otra cosa que escribirle un poema de amor a una niña - ella tenía once y se llamaba Ana-que ni así le hizo ningún caso, quizá porque "era insensible a la poesía", aunque "ella se fue y a mí me quedó la poesía". Un regalo de la vida si pensamos que Juan Gelman está considerado hoy "el mayor poeta vivo de habla hispana", una valoración seguramente compartida por sus lectores en todo el mundo, además de haber sido honrado en el 2007 con el premio Cervantes y antes, en el 2000, con el Juan Rulfo.
Tiene Gelman otras "obsesiones", que no son otra cosa que el motor de su escritura poética, además de la amorosa, aunque, y a su edad, "todavía estoy averiguando qué es el amor".
"La niñez, el paisaje, el otoño, la muerte" forman parte también de su particular, y universal, repertorio de obsesiones, aunque la muerte, "que a mi edad ya se ve de cerca", no le asusta lo más mínimo y si le da bronca es sólo "porque no podré seguir amando a las personas que amo", y lo dice con voz triste, con ese tono oscuro de callejón y con voz de pena de bandoneón, como la de Malena (uno de sus tangos preferidos), la que cantaba el tango como ninguna.
"Para ser sincero, a mí me habría gustado que el recital de mañana fuera sólo con el bandoneón de Rodolfo Mederos, como en Villa Crespo en los años cuarenta, en las bodas y en las fiestas de la gente que no tenía plata para contratar orquestas pero tenían siempre en la familia o en el barrio un bandoneísta".
Aunque al músico le ardió la cabeza cuando le pidieron que musicara los poemas de su amigo y decidió elaborar más de cincuenta composiciones, adecuadas a cada letra y a cada verso, que podrán escucharse mañana, en rigurosa primicia mundial, en L´Auditori barcelonés.
Desde aquel poema infantil y primerizo, que el autor no quiere recordar, Gelman ha ido elaborando una densa obra en verso y en prosa que le ha merecido la consideración universal. "La lengua es ahora mi obsesión, espero que la última: explorar sus límites desde el fundamento, sólido como una piedra, del español".
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