Es lo que más temo en la literatura, a decir verdad. Una Mención de Honor te clasifica como un escritor que lo hizo bien, pero no del todo. Te dice: puedes hacerlo mejor. O, quizá: Estás en el medio de todos y de nadie. Le temo a las menciones de honor porque después el poema o el libro no queda libre, como su lenguaje. No puedes luego participar en otro evento con el mismo texto, como si escribirlo hubiese sido cosa de una sola noche, de una sola sentada como sólo lo hiciera Carver o Plath. Y sí, hay flaquezas en el poema. Lo sé, lo sabía. Se lo comenté a un par de amigos. Tres versos flojos, sin sustancia, y ya está. Sanseacabó. Le temo a la Mención de Honor porque es un "pequeño" reconocimiento. Mejor, digo, es no haber participado. Que venga Memorias de Catalpa de una vez y que permanezca, aunque sea, en el corazón de mis hijos. Ese es otro temor, el más grande, en mi vida: que en mis hijos no quede ni un rastro de mi poesía...
El enlace de la Casa Silva, si quieren ojear:
http://www.casadepoesiasilva.com/ganadoresconcurso.htm
3 comentarios:
Amigo, saludo cordial desde el Sinú-Colombia. En todo caso, creo que debes darte por bien servido. Así que recibe mi felicitación en calidad de "competidor" descabezado, y tremendamente decepcionado (no por tu poema, aclaro)... Desde hace muchos años dejé de participar en concursos literarios y poéticos por haber comprendido y comprobado, dolorosamente, "todo" lo que se mueve en derredor de ellos. Pero rompí mi promesa por complacer a mi mujer y como consecuencia de estar leyendo mis poemas desde el 2008 en algunos festivales de poesía; entre ellos, el de Poemarío (2009) que organizan los amigos Miguel Iriarte y Aníbal Tobón. Te vi en la nómina de Poemarío (2010) y de ahí que lo mencione.
Pues bien, es bastante complicado premiar 6 o 9 poemas entre 1.474 participantes. Colombia es, sin duda, país de poetas y de escritores. Eso lo sabemos de antemano quienes nos metemos en este tipo de embelecos. Negarlo sería tanto como aceptar que es posible que "lo mejor" califique "lo mejor" y que, por tanto, lo no seleccionado carezca, por ese simple hecho, de valor estético destacable. Es por esto que me resulta inevitable pensar que, en medio de la muy probable presencia de un considerable número de obras con buen nivel, existen, por lo general (hay excepciones), factores externos que inciden en el resultado definitivo.
Pero bueno, son mis convicciones y suspicacias, no necesariamente incontrastables. Pervivir en un país tan contaminado como Colombia nos hace portadores de conflictivos atributos.
Te comparto esta afectuosa reflexión porque creí sentir en tus palabras algo así como la fuerte creencia en la idoneidad plena y en los buenos oficios del jurado, en la transparencia absoluta del concurso, al igual que la incomodidad por no haber sido "mejor" con la conciencia de saber que el poema fallaba en algunos aspectos. Me parece que sin querer descalificas con tu argumento, con algo de facilismo, todas las obras perdedoras. Porque imagínate, si tú que fuiste al menos mencionado te expresas así, ¿qué podríamos sentir los que ni siquiera logramos figurar? Por el bien de la poesía, esperemos que no se le dé a nadie por suicidarse.
Así que maestro, yo prefiero felicitarte de corazón, mandándote, además, un fuerte abrazo desde el epicentro de mi Sinú ancestral.
Amigo, saludo cordial desde el Sinú-Colombia. En todo caso, creo que debes darte por bien servido. Así que recibe mi felicitación en calidad de "competidor" descabezado, y tremendamente decepcionado (no por tu poema, aclaro)... Desde hace muchos años dejé de participar en concursos literarios y poéticos por haber comprendido y comprobado, dolorosamente, "todo" lo que se mueve en derredor de ellos. Pero rompí mi promesa por complacer a mi mujer y como consecuencia de estar leyendo mis poemas desde el 2008 en algunos festivales de poesía; entre ellos, el de Poemarío (2009) que organizan los amigos Miguel Iriarte y Aníbal Tobón. Te vi en la nómina de Poemarío (2010) y de ahí que lo mencione.
Pues bien, es bastante complicado premiar 6 o 9 poemas entre 1.474 participantes. Colombia es, sin duda, país de poetas y de escritores. Eso lo sabemos de antemano quienes nos metemos en este tipo de embelecos. Negarlo sería tanto como aceptar que es posible que "lo mejor" califique "lo mejor" y que, por tanto, lo no seleccionado carezca, por ese simple hecho, de valor estético destacable. Es por esto que me resulta inevitable pensar que, en medio de la muy probable presencia de un considerable número de obras con buen nivel, existen, por lo general (hay excepciones), factores externos que inciden en el resultado definitivo.
Pero bueno, son mis convicciones y suspicacias, no necesariamente incontrastables. Pervivir en un país tan contaminado como Colombia nos hace portadores de conflictivos atributos.
Te comparto esta afectuosa reflexión porque creí sentir en tus palabras algo así como la fuerte creencia en la idoneidad plena y en los buenos oficios del jurado, en la transparencia absoluta del concurso, al igual que la incomodidad por no haber sido "mejor" con la conciencia de saber que el poema fallaba en algunos aspectos. Me parece que sin querer descalificas con tu argumento, con algo de facilismo, todas las obras perdedoras. Porque imagínate, si tú que fuiste al menos mencionado te expresas así, ¿qué podríamos sentir los que ni siquiera logramos figurar? Por el bien de la poesía, esperemos que no se le dé a nadie por suicidarse.
Así que maestro, yo prefiero felicitarte de corazón, mandándote, además, un fuerte abrazo desde el epicentro de mi Sinú ancestral.
Me gustó el poema. Lástima. No siempre se gana. Pero si hay algunos que ni pa´qué le cuento. Poemas muy malos, que sin ánimo de decir que son peores o mejores que el suyo, no merecían el puesto que les tocó... diríamos en suerte. Ya sabe al menos que es lo que les gusta a esos jurados, que han venido siendo los de la mayoría de lo últimos concursos. Toca hablar es de negros, costa y sangre. Triste que sigamos tan parroquianos. Disculpará el ganador, que habrá pasado por aquí o pasará, sólo que los terruños y la tradición me saben mal en la boca. Un saludo, de mí.
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