"Yo soy el autor de esos poemas de Borges", dice ahora Harold Alvarado Tenorio, en un bar céntrico de Bogotá, la capital colombiana. Aunque también ha dicho lo contrario, en estos días salió a contar que es él y no Borges quien los escribió. Y que todo este barullo de intrigas se debe a una de sus bromas añejas, cuando decidió junto a unos amigos distribuir unos sonetos como si fueran del autor de El Aleph, una historia que ahora le volvió como pesadilla. Es que la polémica por los cinco sonetos que se le atribuyen a Borges está en su pico más alto. Empujada por los hallazgos del escritor Héctor Abad Faciolince, quien encontró uno de ellos en el bolsillo de su padre asesinado hace 22 años y no paró hasta confirmar su procedencia, la historia que ya contamos, a contramano de Tenorio, dice más o menos así:
En 1985, un año antes de su muerte, Borges les habría entregado las copias de seis poemas al pintor Guillermo Roux a su compañera Franca Beer y a un poeta francés llamado Jean Dominique Rey. Beer, se los pasó a su amigo Coco Romairone y éste los llevó a Mendoza, se los dio a Juan López y este a Jaime Correas, un fanático de Borges (hoy dirige el Diario Uno) quien publicó cinco sonetos en un cuadernillo para amigos diciendo que eran inéditos y pertenecían a Borges. Dos años más tarde, uno de los poemas apareció en el bolsillo del médico Héctor Abad Gómez, el día en que fue asesinado. Ahora, su hijo, Abad Faciolince, ha armado un revuelo fantástico. "El vende miles de libros con ese cuento del poema", se queja Tenorio. "Yo fui quien le hice saber a Correas de estos sonetos y también quien se los dio al padre de Abad" asegura.
Tenorio, doctor en Letras de la Universidad Complutense de Madrid, es un fanático de Borges. Ha escrito una tesis sobre su obra, un ensayo sobre estos sonetos que curiosamente tituló "Cinco inéditos de Borges por Harold Alvarado Tenorio", se ha visto y fotografiado con el autor de Ficciones en varias oportunidades y entrevistó a María Kodama para el diario El Tiempo hace unos años. "Elegí a Borges cuando tenía 12 años, toda mi vida lo admiré, toda mi vida escribí sobre él y quise ser como él", dice. Pero su relato choca contra un muro. Tiene todas en contra Tenorio. Tanto Roux, como Beer y Dominique Rey confirmaron que los poemas se los dio Borges. Además, de las personas que él cita como testigos de aquella travesura, ya no queda uno solo vivo. Y encima, no tiene la menor idea de por qué Abad Gómez, al leer el poema en un programa radial de Medellín, atribuyó la fuente a la "Revista Semana" y dijo que estos habían sido tomados de un cuadernillo mendocino, el de Correas.
La encerrona no lo deja sin armas. "Como admirador de Borges he escrito tratando de imitar sus fabulaciones con el solo propósito de divertirme", cuenta. Y recuerda que una vez, en España, confeccionó un prólogo para uno de sus libros diciendo que era de JLB. Alguien mandó a preguntarle a Borges sobre el asunto. Y el periodista Jorge Di Paola, en la edición de Panorama de septiembre de 1972, consignó la respuesta. Borges, enganchado en la broma, no desmentía el prólogo. "Desde entonces soy el único poeta colombiano que prologó Jorge Luis Borges", festeja Tenorio. Pero el grato recuerdo deviene otra vez en bronca. "A mí nunca me ha interesado aparecer como autor de los poemas, a mí me da lo mismo. No hay mérito por haber escrito estos poemas que se parecen a Borges", arremete. Dice que publicó los poemas varias veces y que la gente entendía que lo hacía sólo para divertirse. Ahora es distinto. "Este señor, amparado en su éxito, anda diciendo que yo soy un mentiroso", se indigna. "Si me nombran y usan lo que yo escribí, tendrán que pagarme derechos de autor. Abad y Correas", amenaza.
Esta historia de los sonetos sigue sumando inicios posibles. El de Abad, que quiso redimir a su padre; el de Correas, que publicó por primera vez los versos; el de Tenorio que quiso divertirse y ahora se ve como víctima y, tal vez, el de Borges, que nadie sabe qué diría. "Esto era un juego para una minoría. Ahora está en la televisión, en los periódicos, en los festivales y soy el intermediario para poder usar a Borges", insiste Tenorio. Tal vez Abad hijo tenga razón cuando dice que los poemas son de Borges y que si no lo fueran tendría en frente a los fabuladores más hermosos que jamás conoció.
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