Norma se mueve. Ahora lanza una interesante antología cuyo autor, el inglés Peter Haining, aborda el tema del alcoholismo. Pedro Rey lo comenta:
Las antologías temáticas afrontan por lo general un dilema: que el tema de elección, desperdigado a lo largo de varios relatos, se diluya y termine como una nota al pie, un simple elemento decorativo. Beber para contarla. Antología de borracheras insignes pubs . Como informa Haining en su introducción, la conjunción dio lugar a un vocablo gaélico intraducible, craic , que designa esa mezcla de convivialidad, diversión e incluso burla. sufre de esa mácula si se busca en sus páginas -como sugiere la alianza de título y subtítulo- un catálogo en que las bebidas alcohólicas o su consumo ocupen un lugar ubicuo. Seleccionada por el inglés Peter Haining, la compilación reúne cuentos clásicos y no tan clásicos que van mucho más allá de los placeres y excesos del consumo etílico. La bebida, eje alrededor del que gira una cultura isleña que por razones geográficas, políticas y religiosas siempre puso el acento sobre su excepcionalidad, va unida a la conversación y, ambas, se dan la mano en los
Los doce textos incluidos en el libro exploran ese caldo de cultivo comunitario. "Por la gracia", uno de los Dublineses de James Joyce, tiene como disparador un hombre hallado en un bar al borde de la catatonia, pero pronto deriva en uno de los típicos excursos jesuíticos del autor, mientras que "Ding Dong", de Samuel Beckett, pone en escena a Belacqua Shuah, esa contracara de Stephen Dedalus que se siente más cómodo en las fronteras del cinismo y la desesperanza.
Son preludios inobjetables a obras menos conocidas. Un fragmento de J.M. Synge, extraído de The Playboy of The Western World , propone la historia de un asesino que se refugia entres las cuatro paredes de uno de estos locales. "Sed", de Flann O´ Brien, recupera una versión escénica poco conocida del incomparable autor de El tercer policía . "Los forúnculos de Thomas Gully" es un relato de Patrick McCabe (uno de los más importantes escritores irlandeses de hoy): el craic encarna en el Bridge Bard de Barnstrosa (territorio mítico del autor), donde se reúnen un escritor de provincias y sus amigos. También hay sitio para textos más tradicionales (el decimonónico "El día de San Patricio por la mañana", de Robert J. Martin) o un extracto de la autobiografía de Shane MacGowan. En este último texto, el cariado líder de la banda The Pogues suma una nota más contemporánea, al adosar a esa pasión social el rock, el punk y la música tradicional irlandesa. Es también donde la antología encuentra su límite porque el trasiego de espirituosas resulta allí apenas redundante.
Tal vez puedan objetarse a Beber para contarla algunas ausencias. En especial la de Brendan Behan, aquel dramaturgo, memorialista, tomador precoz y miembro del IRA que se definía -uno de los muchos apotegmas filosos que legó- como "un alcohólico que tiene un problema con la escritura". También, cierto tono turístico de los paratextos, útiles sin embargo para comprender el contexto del que proviene cada narración.
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