10.11.09

La narcoliteratura de Fuentes


Carlos Fuentes.

Los colombianos quizá estamos algo cansados de la narcoliteratura, desde la aparición de El cartel de los sapos, Las fantásticas y Rosario Tijeras, entre otras. Ahora Carlos Fuentes entra en la esa era. Sí, México vive hoy lo que vivía Colombia hace 20 años, pero...¿para Fuentes le será necesario escribir sobre el tráfico de drogas? Este año han salido al mercado mexicano más de quince novelas al respecto. La nota en La nación:

En el living de Carlos Fuentes uno se ve desbordado por cantidades de libros (leídos y vueltos a leer, con páginas gastadas y tapas envejecidas) y de zapatos (usados y vueltos a usar, pero tan lustrados que destellan a pesar de la tenue luz del otoño británico).

"Ay, perdón, estamos viajando mañana para México y estamos organizando las maletas", se disculpa su mujer, Silvia Lemus, mientras ofrece algo para tomar, preocupada por las escaleras que debimos subir para llegar a su quinto piso, y vuelve a trabajar a su computadora.

Lemus, periodista de televisión, es rubia, alta, delgada y está impecablemente vestida. Si alguien dijera que se trata de una ex reina de belleza, sería fácil creerle. Justamente, la mujer del protagonista de la nueva novela de Fuentes es una ex Reina de la Primavera, pero allí es donde acaba cualquier similitud que pudiera existir con la vida real. Priscila, la mujer de Adán e hija del "Rey del Bizcocho" en el flamante libro Adán en Edén (Alfaguara), sólo se dedica a las compras, y es una especie de máquina de decir las cosas más inconvenientes en los momentos más inconvenientes; en actitudes que parecen sacadas de la tradición de las telenovelas, cachetea majestuosamente a las empleadas domésticas al salir de escena; y, además, tras años de matrimonio, la joven gacela se ha convertido, en las palabras del mismísimo Adán, "en un transatlántico".

Con todo esto, uno podría pensar que Adán en Edén es una novela ligera de crítica social (o, ya que estamos en Inglaterra, una comedy of manners ). Pero detrás de esa fachada se oculta un relato despiadado sobre uno de los grandes males de esta época en América latina: el narcotráfico, y la trágica secuela que va dejando allí donde se instala.

"Ése es el chiste de esta novela: por un lado hay comicidad y diversión y por el otro, un drama espantoso -confiesa Fuentes-. No podía sólo presentar la parte dramática de la droga sin una contrapartida de sátira social al modo de Dickens, que nivelara el carácter, el perfil de la novela. Hablar sólo de drogas sería una pesadez."

Aún así, pocos días antes, durante su paso por Madrid para recibir el Premio González-Ruano de Periodismo, Fuentes había adelantado que Adán en Edén tiene mucho, incluso, de crónica periodística dura.

"No se trata sólo de un tema de actualidad -sostiene el autor de La muerte de Artemio Cruz y ex embajador mexicano-, sino de una amenaza seria para la vida de un país; los narcos se apropian de territorios, ciudades y voluntades. México tiene 60 millones de personas menores de 25 años. ¿Qué se les va ofrecer a esos jóvenes?, ¿un trabajo o el ingreso en bandas que les procuran mujeres, dinero, gloria... y muerte, claro?"

Fuentes comenta que no está al tanto de lo que ocurre con el problema de la droga en la Argentina, pero sí respecto de lo que pasa más al norte del continente. "Hay centros del narco que se han desplazado de Perú a Colombia y a México, que tiene la enorme ventaja de compartir frontera con Estados Unidos, donde está la demanda -dice-. Si no hubiera demanda estadounidense, México no exportaría droga. Éste es un problema que ambos países deben tratar de forma compartida, porque exige una solución conjunta."

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