12.8.10

El ideal de Aquiles




Mientras en Bogotá hay fiesta de libro, por Barranquilla no escampa. Mañana será el lanzamiento del esperado libro El ideal de Aquiles, de Paul Brito, en La Cueva. (Un abrazo, viejo). Hice una reseña de esta maravillosa obra, pero estoy a la espera de que sea publicada. Más adelante la postearé en Tierraliteraria. Por el momento, les dejo la que publicaría el periódico El Heraldo, por Víctor Menco:

¿Quiénes recuerdan al Coyote y el Correcaminos? Para los que no están al tanto, esta serie animada es una versión contemporánea de la famosa paradoja del filósofo Zenón de Elea, según la cual Aquiles, el de los pies ligeros, compite con una tortuga para ver quién llega primero a la meta.

Como el guerrero griego se supone más veloz, le da a la tortuga una ventaja de cien metros, distancia que recupera en poco tiempo. Pero al llegar a este punto, la tortuga ha avanzado un metro. Cuando el guerrero recorre ese metro, la tortuga ya ha adelantado un centímetro. Aquiles corre ese centímetro y la tortuga le aventaja un diezmilímetro; así hasta la infinidad milimétrica, en la que Aquiles nunca alcanzará a la tortuga.

El escritor colombiano Paul Brito (Barranquilla, 1975) vuelve a este mismo arquetipo con un libro fascinante: El ideal de Aquiles, que consta de 101 minicuentos para alcanzar a la tortuga, como reza el subtítulo.

Lo particular de este libro es que, lejos de ser una lectura para niños, propone una recreación intelectual bastante saludable. Aunque los lectores sospechamos, con el trascurrir de las páginas, que Aquiles nunca alcanzará a la tortuga, Brito logra atraparnos con una serie de situaciones fantásticas que, a través del lenguaje, se nos presentan no sólo verosímiles, sino muy nuestras. Nos desnuda el alma de 101 maneras, todas distintas, pero que en esencia contienen esta paradoja.

Nos hace ver, con un plausible ingenio, que la famosa aporía de Zenón está mucho más presente en la vida ‘real’ de lo que pensamos, tan presente que toca nuestros sentimientos más profundos, principalmente los relacionados con nuestros anhelos y frustraciones.

Dar tantas versiones de una misma historia sin perder la atención de un lector exigente es un reto al que muy pocos escritores se le miden. Pero a nadie, después de leer este libro, le quedará duda de que ha sido una buena inversión detenerse a examinar el movimiento (para usar términos ‘paradójicos’).
Encontramos en él cierto lenguaje elaborado y –en el fondo de las historias– conceptos matemáticos y filosóficos entretenidos, apenas lo necesario para volver a ser niños sin tener que abandonar la carrera que implica ser adultos.

No hay comentarios: