Pola Oloixarac es joven, guapa, modelo ocasional, fanática de los diseños de Alexander McQuenn, cantante, bloguera, crítica de moda, licenciada en Filosofía... y escritora. Pero no nos encontramos ante una autora cualquiera y mucho menos ante una cara bonita sin más, que dirían los amantes de la crítica fácil. Pola escribe con grandes letras mayúsculas en el actual panorama editorial y así lo demuestra con su primera novela, «Las teorías salvajes», publicada hace dos años en su patria argentina y que ahora la editorial Alpha Decay presenta en España.Subida en una montaña rusa con tantos picos que asusta, Pola aterriza en España con la segunda edición de «Las teorías salvajes» a punto de salir de la imprenta, un acontecimiento digno de mención en la malherida industria editorial de nuestro país. «No sé si es vértigo la palabra, pero lo cierto es que tengo una serie de sensaciones que prefiero guardarme. No soy muy consciente de todo el revuelo generado, aunque me alegra comprobar que el libro tiene vida propia y me divierte perseguirlo y que vaya más rápido que yo». Una velocidad que la autora se ha encargado de imprimir a una novela en la que despliega un auténtico discurso de desautorización, con tintes de tratado sociológico, ensayo filosófico y entretenida trama no apta (eso sí) para todos los paladares literarios.Tantas filias como fobiasY es que Pola Oloixarac levanta tantas filias como fobias, ubicada en el centro de una tela de araña que la opinión pública se ha encargado de tejer con sumo cuidado, ansiosa de clavarle su afilado aguijón. «No me creo la idea de personaje público, siento que toda la fuerza gravitatoria está entorno al libro y yo me limito a acompañarlo, aunque soy consciente de que es casi imposible deslindar la figura del autor de la obra». Tan consciente es que incluso se atreve a confundir (un poco más) al lector con pequeños cameos que diluyen la sutil frontera entre la realidad y la ficción. «No puedes olvidar que el libro es el verdadero protagonista, porque si no entras en el juego de la prensa y yo escribí y trabajé tres años para hablar de mi libro. Una cosa es consecuencia de la otra y no es que me esté quejando por aparecer en los medios, pero no me interesa caer en un juego que no comparto». Encendida autodefensa, lógica en el ecosistema mediático de lobos y corderos, que la escritora parecía anticipar con la elección de Theodor Adorno y su «tácita aceptación de lo inhumano» para dar comienzo a «Las teorías salvajes».
«En el mundo contemporáneo dicha teoría se refleja totalmente, no sólo en la liberalización de las costumbres, sino en la capacidad que todos hemos adoptado de volvernos mercancías. Me servía para pensar la manera en la que la maldad y la vanidad son las matrices reales de todos nuestros comportamientos y me divertía hacer comedia con eso». Le divertía y lo hizo, pues logró crear un universo paralelo de jóvenes inadaptados, pasiones sexuales comprometidas, sistemas universitarios oxidados y una primera persona que se atreve a ser políticamente incorrecta con una corrección irrefutable. No obstante, Pola se doctoró en Filosofía y sus referencias a Hobbes, Rousseau, Duchamp y tantos otros ilustres históricos (y no tan históricos, que hasta los personajes de «Padre de Familia» tienen cabida en sus páginas) son tan comunes en el texto como denso su vocabulario. No es gratuito, por tanto, que Ricardo Piglia defina a Pola Oloixarac como «el gran acontecimiento de la nueva narrativa argentina. Inolvidable, salvaje y muy serena».
Modelo, bloguera, cantante, escritora. ¿Se puede pedir más? Ah, sí...que escriba bien. Eso lo conoceremos cuando leamos Las teorías salvajes.
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