Está claro que el escritor español Juan José Millás imagina a lo grande. Por eso escribe cuentos con inicios como éste: "Al principio fue un alivio que se me apareciera el diablo, pues aunque no tenía intención de venderle nada, siempre es bueno para la autoestima saber que tu alma está en el mercado; Satán iba disfrazado de taxista. Yo, de agente comercial".
Su libro más reciente, Los objetos nos llaman (Seix Barral), concentra 75 cuentos breves, atravesados por elementos de la literatura fantástica, y todos ellos, hilvanados por la pluma de un autor de mirada aguda y humor corrosivo. Durante ocho años, Millás reunió historias que guardó en un cajón de su escritorio, sin saber qué destino les daría. Cada una de ellas estaba conectada con un objeto que depara sorpresas y no siempre agradables. Un día, al releer los textos guardados, el autor advirtió que tenían una unidad.
"Muchos de los cuentos fueron soñados en ese espacio creativo de la vigilia, antes del amanecer, cuando no estás dormido por completo ni tampoco despierto. Me gustan mucho las ciudades medievales y pensé que los relatos tienen que ser como las pequeñas calles medievales que te conducen siempre a un sitio inesperado: ya sea a una fuente, un puente o a otra callejuela. Los cuentos tienen que ser para el lector como miniaturas amalgamadas en una unidad, que le permitan perderse en una red de historias", dice Millás en Buenos Aires, en una charla con adnCULTURA.
Millás lleva vendidas ya seis ediciones de Los objetos nos llaman . Ahora se prepara para acometer un desafío que lo ilusiona: "Voy a escribir microrrelatos de 28 líneas para teléfonos móviles. Me lo ha pedido Telefónica".
Al estructurar el material del libro de cuentos que presentó en Buenos Aires, el autor de La soledad era esto advirtió que si los objetos tienen vida, mucha más tienen las palabras: el joven que constituía la voz narradora en unos relatos era el adulto que contaba en otros. Por eso, el libro se divide en dos partes: "Los orígenes" y "La vida".
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