El escritor portugués Antonio Lobo Antunes, uno de los escritores más traducidos en el mundo y uno de los más premiados en los últimos años, asegura que escribe con cosas "que los demás desechan".
El escritor, cuyo nombre suena siempre para el Nobel, indicó que los premios, aunque le "agradan" y le parecen "un honor", también le dejan "indiferente". "Los premios no te hacen ser mejor o peor escritor", precisó el autor consagrado al amor por la palabra y a la intensidad de las emociones, a quien no le interesa narrar historias. De su mano han salido títulos como Conocimiento del infierno, Manual de inquisidores o Yo he de amar a una piedra, entre otros.
Lobo Antunes (Lisboa, 1942) ofrecerá una conferencia con sus lectores mañana en la Casa de América por haber obtenido la última edición del premio Fil de Literatura en Lenguas Romances, el antiguo Juan Rulfo, en la Feria del Libro de Guadalajara (México). Además, el autor tiene publicado en España uno de sus últimos libros, Mi nombre es legión (Siruela), un título en el que construye una polifonía de voces, con monólogos interiores que son un torrente de palabras. En él habla de seres "desheredados", de delincuentes en barrios marginales de Lisboa, de prostitutas, de criminales o de hijos con padre pero sin él. Son personas tocadas o heridas y a las que la palabra poética de Antunes quiere comprender.
El escritor portugués tiene además ya terminado otro título, Qué caballos son aquellos que hacen sombra en el mar, que saldrá a la venta en Lisboa el próximo mes de octubre. La nueva obra es "una de las mejores cosas que he hecho", dice Antunes. "Me gusta el nombre del título, se refiere a una canción popular de la frontera con España que cantaban en Navidad. Me encanta", asegura. Señala el autor que cada vez le es "más difícil" escribir, y que tiene miedo a "desilusionar" a la gente "que ha creído en mí".
"Yo nunca pensé en publicar, solo en escribir. Cuando empecé a los 31 años nadie quería hacerlo, ni en España, donde me rechazaron todas las editoriales. Hoy me he convertido en una marca registradora como los cereales del desayuno, en un caballo", dice. Lobo Antunes vierte en sus folios temas como la guerra (pasó casi tres años como médico psiquiatra enviado por Portugal durante la guerra de liberación de Angola), la muerte, la memoria o el tiempo. Y ahora se encuentra bien tras haber superado un cáncer que le sobrevino hace dos años.
"La enfermedad es una indignidad. Una mala educación de la naturaleza. Fue un golpe duro, pero es una experiencia que ha sido buena, me ha hecho apreciar cosas que antes no veía, y sobre todo a conocer a gente que sufría mucho", explica. Asegura que "la enfermedad me ha roto la eternidad, porque todos nos sentimos eternos, pero haré algo con esta experiencia". Amante de los libros y de la palabra, este psiquiatra, que se pasó años trabajando en un hospital de Lisboa, ha dedicado toda su vida a escribir y leer, pero asegura que sus maestros fueron seres humanos.
Un esquizofrénico que le dijo que el mundo estaba hecho por detrás, una mujer que, enferma de cáncer, fue demasiado tarde al hospital para curarse, y sobre todo un niño que murió de esa misma enfermedad, son algunos de los casos que le animaron a escribir para "dar voz a los que no la tienen". Lector empedernido, Antunes destaca a Gabriel García Márquez entre sus autores preferidos. "Me gusta mucho su placer por la palabra, aunque no me hubiera gustado escribir su obra", concluye.
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