Ezequiel Martínez siempre me sorprende. No sólo por sus listas, por las encuentas que asoman por su blog, sino por ese toque personal para presentarlas. Esta vez escribe algo realmente curioso. Pero que sea el mismo Ezequiel quien lo diga:
Creo que fue Chesterton el que dijo algo así como que en todo libro común y corriente están enterradas, en alguna parte, las cinco o seis palabras por las que se leerá todo el resto.¿Lo ven? ¿Ven cómo llega a sorprendernos el argentino con sus datos?
Es justamente a través de "palabras clave" y de unas crípticas fórmulas matemáticas, que dos científicos suecos de la Universidad de Umea llegaron a una fórmula que les permitiría identificar "las huellas digitales literarias" de un determinado escritor.
Para su investigación, que acaba de publicarse en el New Journal of Physics, utilizaron obras de Herman Melville, Thomas Hardy y DH Lawrence, en las que midieron la frecuencia con que cada uno utilizaba determinadas palabras de una obra a otra, entre otros parámetros.
La BBC se hizo eco de la noticia, en un artículo en el que sugieren que a través de este método se podrá reconocer la autoría de textos anónimos pero que podrían corresponder a autores famosos.
Imagínense la cantidad de manuscritos que van a emerger de las entrañas de los archivos más polvorientos, o peor aún, cómo se podrían empezar a diseccionar las obras de Shakespeare para comprobar si sus "huellas digitales" están impresas en todas y cada una de ellas.
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