31.5.10

La editorial Siruela y los clásicos


Logo de la editorial.


Grandes obras de la literatura de todos los tiempos, presentadas en un formato actual y prologadas por destacados autores contemporáneos a quienes esos libros imperecederos dejaron huella, es la columna que vertebra “Tiempo de Clásicos”, una nueva colección del sello español Ediciones Siruela.

Con el número uno y dos, han salido Eugenia Grandet, de Honoré de Balzac; y Cumbres borrascosas, de Emily Brontë; el primero prologado por el peruano Mario Vargas Llosa y el segundo por el español Alejandro Gándara.

Eugenia Grandet es uno de los personajes “más esmeradamente construidos por el genio de Balzac”, uno de los “más grandes novelistas del siglo XIX”, autor de La comedia humana, “la más extraordinaria saga novelesca de la literatura”, según Vargas Llosa, a quien le “parece mentira” que en tan sólo 51 años de vida le diese tiempo a escribir tanto, “emprender disparatados negocios y vivir pintorescas aventuras”.

De Cumbres borrascosas, Alejandro Gándara afirma que es uno de los mejores ejemplos que existen de la llamada “literatura inmortal”, es, añade en el prólogo, una de las obras mayores de todos los tiempos, escrita además con “esas palabras destinadas a pesar en el corazón humano y en el de la vida”.

Cumbres borrascosas, la única novela que escribió la poeta Emily Brontë, es además la “obra de cabecera” de la directora de Siruela, Gloria Grande de Andrés, quien ha dicho que la colección “Tiempo de Clásicos”, recién inaugurada, es “un valor seguro en todas las épocas, no sólo en las de crisis”.

La colección nace con seis títulos de partida y con la idea de que se mantenga esa frecuencia de publicación cada año, a razón de dos al trimestre, según Grande de Andrés.

El próximo otoño se publicarán Doña Bárbara, del venezolano Rómulo Gallegos, prologado por la mexicana Carmen Boullosa, y Las palmeras salvajes, de William Faulkner, con prólogo de la española Menchu Gutiérrez. Más adelante, está prevista la publicación de Cuentos, de Fiódor M. Dostoievski, con prólogo del mexicano Juan Villoro, y Las aventuras de Tom Sawyer, de Mark Twain, prologado por el español José María Merino.

Después vendrán muchos más, porque —ha subrayado Grande de Andrés— esta colección, que es la primera de Siruela dedicada en exclusiva a los clásicos, “durará muchísimo porque clásicos a reeditar hay miles”.

“Los clásicos son libros que cuanto más cree uno conocerlos de oídas, tanto más nuevos, inesperados, inéditos resultan al leerlos de verdad”, decía el escritor italiano Italo Calvino, “padrino espiritual”, según Grande de Andrés, de esta colección.

Catorce epígrafes extractados de su libro “Por qué leer los clásicos” figuran en la primera página de cada libro de la colección a modo de “emblema”.

“Se llama clásicos”, decía Calvino, “a los libros que constituyen una riqueza para quien los ha leído y amado, pero que constituyen una riqueza no menor para quien se reserva la suerte de leerlos por primera vez en las mejores condiciones para saborearlos”.

Y éstos de “Tiempo de Clásicos”, ha precisado la directora de Siruela, se presentan con aires de novela contemporánea, en una edición que invita a “leer” y que nada tiene que ver con las colecciones en las que las obras imperecederas de la literatura universal se presentan con una estética dirigida a los “fetichistas” que atesoran libros como “objetos”.

La Colección Roja & Negra, de Mondadori


El primer libro de la Colección.


Una Colección más lanza la gran editorial Mondadori, Roja & Negra. Una apuesta más, y eso hay que celebrarlo. El encargado de inaugurarla es Rodrigo Fresán. Como dice el tarot: velas blancas, muchas velas blancas:

Uno. De todos los posibles subgéneros de la literatura, uno de los más intensos e interesantes es, sin duda, la novela mexicana escrita por extranjeros.

México posiblemente sea el país más y mejor visitado por los escritores de afuera. Y las razones para que esto sea así son tan obvias como misteriosas: por un lado, México limita con Estados Unidos y funciona como frontera mágica donde todo cambia en tan pocos metros.

México como el perfecto punto de fuga o puerta de entrada para personajes que necesitan encontrarse pero, antes, inevitablemente, perderse. Y no olvidar nunca esa sórdida y casi última fotografía de Francis Scott Fitzgerald vestido de charro turístico en Tijuana o a Terry Lennox cambiando de rostro y de nombre allá abajo al final de El largo adiós de Raymond Chandler.

En este sentido, México ofrece todo lo necesario para el drama y la tragedia y, también, la comedia enloquecida. Y por allí, cruzando esa frontera que es geográfica pero también existencial y mística, pasaron o se quedaron para siempre –por citar apenas unos pocos– los antihéroes de La serpiente emplumada de D. H. Lawrence, Serenata de James M. Cain, El poder y la gloria de Graham Greene, Bajo el volcán de Malcolm Lowry, Children of Light de Robert Stone, La última oportunidad de Richard Ford, Todos los hermosos caballos de Cormac McCarthy, Atticus de Ron Hansen, Lejos de Veracruz de Enrique Vila-Matas y Los detectives salvajes de Roberto Bolaño; sin por eso olvidar la sombra perdida de Ambrose Bierce y los innumerables perseguidores de la epifanía beatnik ayudados por cantidades importantes de mezcal y peyote mientras se canta a los gritos “La bamba” o “La cucaracha”.

Bienvenidos a México como patria espiritual de los fugitivos y encandilador agujero negro con picante perfume noir en el que, por lo general, los personajes caen para matar, enloquecer, iluminarse o morir o –como ocurre en El poder del perro, de Don Winslow– hacer todas esas cosas (y muchas más) al mismo tiempo y no necesariamente en ese orden.

Dos. Y una percepción ajustada pero a la vez injusta definiría a El poder del perro como una versión narco-mex de El padrino de Mario Puzo.

Ya saben: la saga que abarca varias generaciones –entre los años 1975 y 2004– de una familia indestructible que, por esas cosas de la vida, se dedica a destruir personas y a fabricar muertos.

Pero El poder del perro no es nada más que eso.

El poder del perro es –sin dudas– el magnum opus de Don Winslow y, también, una impactante y documentadísima enciclopedia del comercio de drogas al sur y al norte del Río Grande.

Digámoslo así: he aquí la Gran Novela Americana del Narcotráfico.

Este libro publicado en el 2005 fue el noveno que firmó Winslow luego de la serie protagonizada por Neal Carey y de varias eficaces novelas que lo acercaban a la picaresca delictiva de Elmore Leonard, entre las que destacan The Winter of Frankie Machine (2006), próxima a ser llevada al cine con Robert De Niro; oscureciendo un tanto su tono con The Death and Life of Bobby Z (1998) y California Fire & Life (1999) y The Dawn Patrol (2008), donde se ofrecen postales del ambiente surf-drogadicto de California del Sur.

Todo bien. Muy divertido. Tramas bien aceitadas y sorpresas.

El poder del perro –insisto– es otra cosa.

El poder del perro es algo grande y rabioso.

Una enferma exhibición de atrocidades curada con la misma metodología de roman à clef y de historia alternativa que patentó el inmenso James Ellroy (admirador confeso de El poder del perro) para su Cuarteto de Los Angeles y su hasta ahora díptico compuesto por América y Seis de los grandes. Ellroy la compara en intensidad y logros a la ya clásica Dog Soldiers de Robert Stone, publicada en 1974, donde la mercancía llegaba desde Saigón. De acuerdo. Pero el lienzo en el que pinta Winslow es, seguro, más amplio y ambicioso.

Winslow –nacido en Nueva York en 1953 y quien alguna vez trabajó como actor, encargado de sala de cine, guía de safari y detective privado– demoró más de seis años en documentarse y escribir El poder del perro. Y esta dedicación se nota en todas y cada una de sus líneas y rayas, para acabar ofreciéndonos cómo se trazó el mapa de la ruta Colombia/Honduras/México/EE.UU. para transportar la droga desde las plantaciones del Tercer Mundo hasta las narices y brazos del Imperio.

Y por último pero no en último lugar, El poder del perro es, sin por eso renunciar por un segundo a la velocidad del más vertiginoso de los entretenimientos, ya desde sus bestiales y casi alucinatorias primeras páginas, un profundo tratado sobre la moralidad y la ética y lo que ocurre cuando éstas desaparecen para dar lugar a una batalla con demasiados frentes abiertos y donde, por lo tanto, no cabe siquiera la posibilidad de una retirada en busca de la retaguardia.

Así, El poder del perro es un thriller sanguíneo y sangriento y sanguinario –advertencia: algunas de sus escenas de torturas harían palidecer hasta al más curtido Sam Peckinpah– con aceitada mecánica de tragedia shakespeariana, donde todos aúllan y también usan los dientes, y donde un hombre solo –como aquel perturbado y perturbador príncipe dinamarqués– comprende que hay algo que huele a podrido en México y sus cercanos y distantes alrededores, que –no importa que incluyan hasta al Hong Kong de los traficantes de armas– nunca están lejos.

El crimen, se sabe, acerca a las personas.

Tres. El centro moral de El poder del perro –su héroe a pesar suyo– es el medio mexicano y el desilusionado veterano de Vietnam y honesto agente de la DEA Art Keller.

Un hombre que, a lo largo de veintinueve años, se relaciona –gracias a una juvenil y deportiva amistad con los hermanos Barrera y su patriarcal padre– con los clanes y carteles que componen y se reparten el negocio de la droga en México y su tráfico hacia los Estados Unidos, con la mafia encargada de su distribución y con la corrupta oficialidad norteamericana encargada de “combatir” el asunto sin por eso privarse de recibir grandes beneficios.

Y no es casual que Keller en algún momento sea definido como “un cowboy” porque, antes que nada y después de todo, El poder del perro no deja de ser un western. O –para ser más puntual y cardinalmente precisos– un southern. Una sucesión de duelos cada vez más concéntricamente cerrados hasta alcanzar ese núcleo y clímax del enfrentamiento final y definitivo luego de que Keller comprenda que todo ha llegado a su fin para no terminar nunca y que la DEA no es una entidad justiciera sino, apenas, un organismo regulador y administrativo. Y está claro que la historia empieza aquí pero no termina ni tiene final a la vista. Alcanza con leer los titulares de ayer y de hoy y de mañana: cabezas cortadas sobre el suelo de una discoteca, juglares privados cosidos a balazos por un rival al que no le gustan sus canciones, fusilamientos masivos, sicarios que se confiesan todos los domingos besando la cruz y las procesiones de alijos por paisajes donde las catedrales de la codicia tienen cimientos de pirámides sacrificantes.

De este modo y con estos modales –ya se dijo– El poder del perro divierte (ladra) sin privarse de denunciar (muerde) y bienvenidos al incesante desfile de transparentes máscaras apenas escondiendo al “Señor de los Cielos” Amado Carrillo Fuentes, a Ernesto “Don Neto” Fonseca, a los temidos hermanos Arellano, al cardenal Posadas, al gangster de Hell’s Kitchen Mickey Fetherstone, al agente encubierto y torturado Enrique “Kiki” Camarena, al Don mafioso Paul Castellano, al candidato a la presidencia Luis Donaldo Colosio y al coronel Oliver North entre muchos otros.

Un crítico norteamericano escribió que “si el diez porciento de El poder del perro fuera verdad sería algo horripilante. Que el noventa por ciento pueda ser cierto resulta casi insoportable”.

A lo que Winslow respondió: “Hay personajes ficticios y en más de una ocasión he mezclado y fundido acontecimientos; pero hay muy poco en el libro que no haya realmente sucedido. Eso es lo que da miedo. Mi editor se la pasaba diciéndome ‘Don, esto es demasiado’ y yo le respondía: ‘De acuerdo, yo pienso lo mismo. Pero es verdad’. De ahí que la escritura del libro no haya sido, en más de un momento, un trabajo agradable”.

Winslow –quien viajó a México y a varios de los lugares donde transcurre la novela para hablar con gente metida en el negocio– agregó: “El sistema es sencillo: hay que respetar las reglas. Les comuniqué a mis entrevistados que jamás pondría sus nombres pero sí sus puntos de vista. Y les dije que, si no hablaban conmigo, en cualquier caso yo escribiría el libro; así que lo mejor para todos era que el libro fuera lo más fiel y verdadero que fuera posible…

”El punto de partida, el primer impulso, me vino luego de leer acerca de una masacre de niños y mujeres, por un asunto de drogas, que tuvo lugar en Baja California, en México, en 1988. Me pregunté entonces cómo se podía llegar a ordenar la ejecución de algo así, cómo llega alguien a este punto. Supongo que escribí El poder del perro buscando una respuesta. Y lo cierto es que todavía estoy buscándola. Si alguna vez la encuentro, me encantará poder compartirla con todos ustedes”.

Mientras tanto y hasta entonces, ahí están todos, corriendo mientras suenan los corridos y son muchos los que mueren en México gritando aquello de “¡Que viva México!”.

Las editoriales ¿digitales?


Yo quiero este ebook...


No creo que las editoriales se conviertan del todo a la era digital en los próximos años. Pero... ¿Cuánto tiempo? Así lo describen en el ADN:

¿La industria editorial española se zambulle en las aguas digitales? No tanto. Hace unas semanas se anunció en Madrid el inminente lanzamiento de Libranda, una plataforma de distribución de libros digitales liderada por Planeta, Santillana y Random House Mondadori. La iniciativa promete ampliar el catálogo de libros electrónicos en castellano: once editoriales pondrán sus fondos digitalizados a disposición de librerías. Por el momento, sin embargo, el lector no tendrá acceso directo a la plataforma. El detalle no es menor: las editoriales optaron por no descuidar el canal que actualmente representa el 90% de su negocio, y así lanzan un proyecto que responde más a una estrategia defensiva que a un aprovechamiento cabal de las ventajas del ecosistema digital.

Si bien no podrán comprar y vender los ebooks directamente en Libranda, lectores y autores tendrán su beneficio: el precio final de los libros electrónicos será un 30% menor que el del ejemplar en papel, y los autores recibirán un 20% del precio de venta, el doble que el que reciben por un ejemplar en papel.

Hasta la llegada de Libranda, la gran plataforma de libros electrónicos en español ha sido TodoEbook, que reúne a más de 400 editoriales españolas pequeñas y medianas, con una oferta de 20.000 títulos, provenientes en su mayoría de colecciones de no ficción y obras cuyos derechos están bajo dominio público. Ahora, entre ambas plataformas concentrarán el 95% de la oferta de ebooks en español.

La expansión del mercado de libros electrónicos será consecuencia del crecimiento de los eReaders, una escena hoy dominada por el Kindle, el artefacto de Amazon, pero seriamente amenazado por el Ipad de Apple. Si bien este último es más que un lector de libros electrónicos, un dato revela hasta qué punto su lanzamiento hace temblar los cimientos de la naciente industria del ebook. Según una reciente encuesta, el 60% de los americanos escuchó hablar del Ipad mientras que sólo el 37% del Kindle.

De este lado del océano, Musimundo abrió la primera tienda virtual que comercializa libros electrónicos en el país. Construida sobre la plataforma de Bibliográfika, que integra librerías y editoriales para la impresión, distribución y comercialización de libros por demanda, hoy ofrece un generoso catálogo de 20.000 libros.

Simone de Beauvoir


Simone de Beauvoir.


Aquella mujer que acompañaba y se separaba, y volvía a la vida de Sartre, Beauvoir, fue la mujer más exquisita en las letras francesas. Ahora Daniele Sallenave realiza una magna biografía. Lo comentan en El País:

No es fácil adentrarse en una vida como la de Simone de Beauvoir tan regida, como la de Sartre, por la idea de destino. Simone de Beauvoir se prometió a sí misma, ya en la adolescencia, crearse una poderosa coraza y al mismo tiempo se prometió una cierta desnudez, un cierto despojamiento moral y emocional, a la manera en que lo proponía Michel Leiris en La literatura considerada como una tauromaquia, reflexión que la incitaría a escribir sus memorias.

Pero ¿las corazas pueden ser compatibles con la desnudez? En cierto modo sí. Para poder vivir, y para poder triunfar (y Simone se vio desde muy niña como triunfadora) en un mundo de hombres se exigía mucha fortaleza, circunstancia que no le iba a impedir explorar todas las formas de la mentira y la verdad, con generosidad, con obcecación, con rebeldía, con odio, con amor, con rabia y a veces también con desesperación.

A lo largo de seiscientas apretadas páginas, Danièle Sallenave va indagando en los vacíos que dejan todas las obras de Simone de Beauvoir, desde los Cuadernos de juventud a La ceremonia del adiós, atendiendo a lo que dice, pero también y sobre todo a lo que no dice, porque no pudo o porque no quiso. "No pienso contarlo todo", avisó en su momento Simone de Beauvoir, pero, como asegura Danièle Sallenave, a veces puede ser difícil creer que la autora de Los mandarines no lo contó todo, pues la escritura de la Beauvoir tiende a ser un tejido sin fisuras, claro y contundente, sin demasiados rodeos y a la vez apoyada en una sólida construcción, sometida a un objetivo constante que ella misma definió precozmente de la siguiente manera: "A los quince años deseaba que algún día la gente leyera mi biografía con emotiva curiosidad; si quería convertirme en una autora conocida era con esa esperanza. Después pensé, a menudo, escribir yo misma mi vida". Ese mismo año vuelve a insistir en su deseo de ser una "escritora célebre". Simone codicia ese futuro "por encima de cualquier otro", y desea una gloria "tan íntima como universal". Más tarde, cuando decida al fin escribir sus memorias, volverá a la concepción original, anclada en su adolescencia, y a su decisión de "hacer de su vida una experiencia ejemplar en la que se refleje el mundo en su totalidad". Como vemos, nunca le faltó ambición.

Ya en los Cuadernos de juventud, escritos hacia los dieciocho años, Simone de Beauvoir se juzgaba a sí misma con rabia, con crudeza, con distancia, con proximidad..., y ya entonces hacía balances, examinaba sus posibles progresos, iba construyendo, voluntaria y ardientemente, su propio destino, con un rigor tan constante como inimaginable en nuestros días.

A través de las exploraciones oblicuas y exhaustivas de Danièle Sallenave, de sus idas y venidas, de su mirada incisiva sobre los momentos en que la vida de la Beauvoir hace ángulo consigo misma, vamos conociendo sus amistades, sus amores, sus fobias, sus iras, su anhelo de conquistar la más alta coherencia y la más clara articulación de la vida y de la obra, su ironía, su sarcasmo, sus mentiras, sus verdades, su lucha incesante por una nueva definición de la mujer y por un nuevo universo pasional: todo un mundo individual y colectivo desplegándose ante nosotros y permitiéndonos acceder, no sin asombro, a una época, hoy abolida, en la que los intelectuales representaban la conciencia de la sociedad; estatus que mantuvieron aún en el periodo estructuralista, y que se desmoronó con la llegada de la posmodernidad, la descomposición del criterio, y la corrosión de todo un sistema de valores y jerarquías profundamente tributarias del humanismo (incluso del humanismo existencialista), al que nunca fueron ajenos ni los intelectuales de posguerra ni los de más tarde. Entre ellos hubo auténticos mandarines: Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir lo fueron, y ni les faltó relevancia ni les faltó autoridad. El excelente libro de Danièle Sallenave da buena prueba de ello, a la vez que nos muestra los pliegues de una mujer que ya en su juventud se dio a sí misma la siguiente orden: "Construiré una fuerza en la que me refugiaré para siempre". Hay algo de aterrador en estas palabras que nos muestran una voluntad férrea y decidida a determinar la propia vida, "tallándola" con placer y con ira sobre la intransigente "roca de los días". Las mentiras que pudo perpetrar respecto a su relación con Sartre estaban guiadas por ese empeño de hacer de su existencia, y de la de Sartre, una experiencia demasiado ejemplar, olvidando que la realidad nunca es tan simbólica como el deseo.

28.5.10

Poema del Viernes # 19


Pere Gimferrer (Barcelona, 1945)


Este poema le mereció en su momento el Premio Nacional de Poesía española a Pere Gimferrer. A la edad de 18 años. A partir de allí, todo empezó para el catalán. Sin duda, uno de mis poetas preferidos.

ARDE EL MAR


Oh ser un capitán de quince años
viejo lobo marino las velas desplegadas
las sirenas de los puertos y el hollín y el silencio en las barcazas
las pipas humeantes de los armadores pintados al óleo
las huelgas de los cargadores las grúas paradas ante el
cielo de zinc
los tiroteos nocturnos en la dársena fogonazos un cuerpo
en las aguas con sordo estampido
el humo en los cafetines
Dick Tracy los cristales empañados la música zíngara
los relatos de pulpos serpientes y ballenas
de oro enterrado y de filibusteros
Un mascarón de proa el viejo dios Neptuno
Una dama en las Antillas ríe y agita el abanico de nácar
bajo los cocoteros.

El adiós de una editorial


Logo de la editorial.


La mítica editorial Bruguera cierra definitivamente en 2011. Después de un retorno prometedor, las cosas no han salido del todo bien. Así lo reporta ABC:

La histórica Editorial Bruguera, que fue cerrada en 1986 y que inició una nueva andadura en 2006 bajo la dirección de Ana Maria Moix, dejará de publicar en 2011, al no haber conseguido "cuajar" en el mercado literario, según ha confirmado el director editorial de Ediciones B, Ricardo Artola.
Artola ha asegurado que los títulos que ya están contratados van a publicarse hasta finales de este año, pero ha reconocido que no se iniciarán gestiones para nuevos libros.
La crisis económica, en su opinión, "no ha ayudado en nada en la pervivencia del sello, que no ha conseguido cuajar en este momento". Asimismo, ha señalado que la poeta y narradora Ana María Moix fue despedida a finales de abril. "Respeto la gran labor de Ana María -ha proseguido Artola-, pero las circunstancias del mercado no han permitido al sello Bruguera alcanzar un mínimo de entidad".
¿Problemas de tesorería?Desde el año 2006 hasta la actualidad se han publicado un centenar de libros como "El faro", de P.D. James; "Lukumi", de Alfredo Conde, y "El amante extremadamente puntilloso", de Alberto Manguel, aunque los dos títulos más vendidos y con un mayor impacto han sido los dos volúmenes de memorias de la editora Esther Tusquets, "Habíamos ganado la guerra", y "Confesiones de una vieja dama indigna".
Por otra parte, Artola ha querido desmentir que el V premio Bruguera de Novela fuera declarado desierto hace unos meses por falta de recursos económicos, de la misma manera que ha negado que existan "problemas de tesorería" en Ediciones B, del grupo Zeta.

25.5.10

El principiante de Raymond Carver


La edición, por Anagrama.


La polémica es bien conocida. Gordon Lish "arreglaba" los finales, sobre todo, de los cuentos de Raymond Carver antes de ser publicados. Alessandro Baricco hace un inteligente análisis para este caso en algún número de la revista El malpensante. Claudio Zeiger se interna de nuevo en esta discusión para Radar libros, a propósito de la nueva edición de Principiantes:

La lectura de Principiantes es una experiencia literaria singular, no nos atrevemos a decir única pero sí bastante llamativa. Y muy intensa. Sobre todo tratándose de un autor como Raymond Carver, dueño de una particular consagración (la consagración de los previamente derrotados, de los previamente perdedores) a puro talento, coronación de un esfuerzo sobrehumano por llegar a ser escritor, de una lucha conmovedora, en definitiva, por el reconocimiento. Pero resulta que en la mitad de ese esfuerzo, de esa pugna por “llegar” se topó con el bienhechor hoy convertido en villano de la película: el editor Gordon Lish, su mentor desde los años ’60, quien lo llevó a la cima con la publicación de De qué hablamos cuando hablamos de amor. Ahora, la aparición de la versión original de esos cuentos bajo el título Principiantes, revela (ya se sabía, pero aquí se aportan las pruebas contundentes) que Lish los mutiló horriblemente, sobre todo a los relatos más largos, los más dotados de trama y sentido. Hubo un pacto entre ambos pero también un indiscutido abuso del editor. Lish cumplió: lo volvió un escritor consagrado de la (casi) nada. Pero puede pensarse que a pesar del éxito, el hachazo le dolió a Carver en lo más recóndito, y que por eso, tarde o temprano, en vida o a su muerte, se deberían dar a conocer los textos originales.

Muchos otros escritores sabían del enorme abismo que había entre las dos versiones de los libros. Y también es cierto que cuando se publicó el otro libro célebre de Carver, Catedral, Lish contuvo la mano. Los cuentos de Principiantes se parecen mucho más a los de Catedral que a los de De qué hablamos... El mito se consolidó pero la historia no se revirtió: Raymond Carver moría en plena fama (propia y de Lish) en 1988. Diez años después comenzaría a revelarse el “affair Lish” y ahora se cierra el círculo con la versión original de sus primeros relatos.

Cuenta la leyenda que tras una vida difícil signada por el alcoholismo, los múltiples trabajos mal pagos, una vida peregrina, un matrimonio complicado, Raymond Carver conoció unos pocos años de gloria literaria y murió acunado en ella, breve gloria, breve cielo tras breve cárcel. Fueron en particular esos dos libros los que consolidaron la leyenda del gran ex bebedor: De qué hablamos cuando hablamos de amor y Catedral; el primero se publicó en 1981. Hasta entonces Carver había publicado en revistas literarias, la mayoría de ellas universitarias, y un volumen de 1977 llamado Furious Seasons and Other Stories (cien ejemplares de tapa dura numerados y firmados por Carver, y 1200 ejemplares en rústica). Cuando entregó sus cuentos al editor Gordon Lish, sabía que su gran oportunidad estaba cerca, pero que, también, probablemente era la última. Según informan los editores de Principiantes (William Stull y Maureen Carroll) en el prefacio:

“Tres meses antes de llevar su original a Nueva York, en mayo de 1980, Carver escribió a Lish diciéndole que tenía entre manos tres grupos de relatos. Los relatos de uno de estos grupos habían aparecido previamente en revistas de difusión restringida o en alguna editorial pequeña, pero nunca habían sido publicados por una gran editorial. Los del segundo grupo bien habían aparecido o estaban a punto de aparecer en varias publicaciones periódicas. Un tercer grupo, el más pequeño, lo integraban relatos nuevos aun en forma de texto mecanografiado”.

Gordon Lish hizo una operación de corrección que en definitiva cercenó más del cincuenta por ciento del material entregado. Según informan los editores, “las historias originales de Carver se han recuperado transcribiendo las palabras mecanografiadas que están debajo de las modificaciones y tachaduras manuscritas de Lish”.

Resulta muy difícil, al leer Principiantes, no recurrir a la permanente comparación de las versiones entre este libro y el “original”. En algunos casos –los relatos más breves, varios muy conocidos como “¿Por qué no bailan?” o “Visor”– son similares y están “corregidos” para lograr el efecto Hemingway de la entrelínea, el corte y el fragmento significativo. Pero en relatos largos como “Si ello te place”, “Tanta agua tan cerca de casa”, “Dummy” (títulos originales) se trata, como opinó Philip Roth, de verdaderas mutilaciones. En este punto, y sobre todo para los escritores norteamericanos, se abre un debate sobre el rol de los editores (sobre todo a la manera intervencionista del editing), pero más allá de la gran polémica americana, Principiantes permite una relectura y una consideración estricta sobre la obra de Carver. Y un reencuentro.

Waldo Leyva, ganador del X Premio Casa de América de Poesía


Leyva.


El cubano Waldo Leyva ¿? mereció el X Premio Casa de América de Poesía. Recordemos que la versión anterior se la llevó Juan Manuel Roca. Así lo comentan en Cuba:

El poeta cubano Waldo Leyva mereció el Premio Casa de América de Poesía por su libro "El rumbo de los días", dieron a conocer los organizadores de ese certamen en la ciudad española de Granada.
En el acta difundida por esa institución madrileña, que coauspicia el concurso con la editorial Visor, se expresa que la obra de Waldo Leyva coincide con el objetivo de un proyecto que persigue estimular la nueva escritura poética en el ámbito de las Américas.
El Premio Casa de América de Poesía le fue otorgado a Leyva por el voto mayoritario de un jurado integrado, entre otros, por los españoles Luis García Montero, Jesús García Sánchez y Andrés Pérez Parruca.
El poeta y ensayista cubano Waldo Leyva tiene una fecunda obra literaria, en la que también destaca su reciente título "Asonancia del tiempo".

Todos somos amigos de lo ajeno


La portada.


Así se titula el reciente libro del poeta y narrador José Zuleta. Esta obra es la ganadora del Premio Nacional de Cuento 2009, y lo ha publicado Alfaguara. Dice Roberto Rubiano Vargas del libro:

Diversos personajes y situaciones habitan este conjunto de cuentos: un colombiano que limpia baños en Barcelona tiene un encuentro con una mujer gracias a un particular encierro, un hombre solitario sobrevive en una estación de buses a punta de olvidos ajenos, el dueño de una imprenta decide redactar libros para mantener a flote su negocio, dos niños siguen la vida de un par de canarios abandonados en el jardín vecino, un galante inquilino genera estragos en una casa familiar, un concurso de cuento y novela entraña un misterio, una crupier rusa intenta salvar a su padre robando un casino colombiano, una muerte simultánea produce una confusión de sonrisas y cadáveres.
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De Cali a Barcelona, de Medellín a Buenos Aires, de las provincias a las capitales, José Zuleta se decide por personajes sencillos que viven historias extraordinarias gracias a su espléndida manera de vislumbrar los detalles más comunes o más asombrosos de la vida.
Este volumen está compuesto en su mayoría por los cuentos que hicieron parte del título que mereció el Premio Nacional de Literatura a Cuento Inédito 2009 del Ministerio de Cultura, junto con algunos de los más representativos relatos escritos con anterioridad por el autor.
.
«Estos cuentos hablan de gente que cuenta cuentos y hasta crea concursos de cuento. Es el trabajo de un cuentista de vocación. Uno de aquellos escritores que invierte su vida en pulir la palabra, la escena, el argumento - con paciencia de joyero -, para conseguir esa rara iluminación que ofrece un relato bien logrado.»

Por si acaso, José Zuleta se encuentra, al igual que este blogger, en la Colección Los Conjurados.

La disidencia cubana


Lift Cuba.


La nueva revolución cubana es y será Internet. En Gatopardo se publica una interesante y sugestiva crónica sobre los blogs, el facebook, el twitter y demás en Cuba. Si, en Cuba. La principal bloggera, Yoani Sánchez, da algunos atisbos sobre esta disidencia:

La casa donde Guillermo Fariñas hace la huelga de hambre número 22 de su vida huele a estofado de cerdo que prepara su madre. El día que me encontré con él, a su decisión de no probar alimentos había sumado la privación de líquidos para hacer su protesta aún más desafiante. Luego de la vuelta al mundo que dio la noticia de la muerte de Orlando Zapata Tamayo —un preso político, negro, pobre y desconocido— tras 86 días de ayuno, Fariñas había decidido seguir su ejemplo con la exigencia de que 26 opositores del gobierno de Cuba fueran puestos en libertad.

Sentado en uno de dos sofás viejos que se amontonan delante de un televisor ruidoso, Fariñas descubre su camisa celeste para mostrarme cicatrices que le dejaron las huelgas anteriores y una bala recibida en la columna vertebral durante los días en que fue enviado por Fidel Castro a Angola, al lado de miles de soldados cubanos que participaron en la guerra de independencia del país africano colonizado por Portugal. Marcas ya cerradas y ennegrecidas aparecen a lo largo del pecho huesudo y la espalda morena, como vestigios de combate.

El anterior ayuno de protesta de Fariñas comenzó el 31 de enero de 2006, después de que agentes de seguridad cubana le bloquearan el acceso al cibercafé de Santa Clara, la apacible villa donde vive, a 250 kilómetros del rumor de las olas y el olor a salitre de La Habana. En esa ocasión, Fariñas anunció que dejaría de comer hasta que el gobierno garantizara internet para él y para todo el pueblo de Cuba. Al poco tiempo de iniciada su protesta, su estado de salud colapsó y fue llevado a la sala de terapia intensiva de un hospital cercano, donde dice que cada vez que recuperaba el conocimiento se arrancaba los sueros y los aparatos que le conectaban de forma intravenosa para que siguiera con vida pese que no probaba alimentos. La batalla por el derecho a internet en el único país comunista de América duró siete meses. El 31 de agosto de ese mismo año, Fariñas volvió a su casa con 15 kilos menos, problemas renales y alteraciones esporádicas del corazón. No consiguió internet para todos pero recibió dos premios, uno del gobierno de la ciu
dad alemana de Weimar, y otro de la organización Reporteros sin Fronteras, ambos por su lucha para lograr el libre acceso a la red en la isla.

A sus 47 años de edad, Fariñas ha logrado adaptarse a la nueva generación de jóvenes opositores que han hecho de internet una de sus principales armas de combate. Oswaldo Payá, quien durante los noventa y principios de esta década fue el disidente cubano más conocido a nivel mundial, se ha visto rebasado debido a su falta de pericia para navegar por la red. Payá tiene una página web bastante insípida que alimenta con información que envía a colaboradores en Miami a través de cartas escritas de puño y letra, que deja en las embajadas en Cuba de algunos países como Polonia o Suiza, o bien mediante dictados telefónicos, lo que le resta agilidad a su activismo. Por eso es que cada vez son menos las noticias que tiene el mundo sobre este disidente.

Fariñas, en cambio, se comunica vía electrónica. Cuando nos vimos, aunque en Cuba muy pocos estaban enterados de su protesta, medios de comunicación alrededor del mundo daban seguimiento a su estado de salud con entrevistas vía telefónica o por medio de blogs y cuentas de redes sociales como Twitter y Facebook. En algún momento de nuestro encuentro de casi tres horas, Fariñas se levantó de su asiento y se dirigió con paso lento de la sala de su casa hacia un pequeño cuarto donde cohabitaban una computadora y un lavadero de ropa. Con el rostro serio me dijo: “No vamos a dejar que el fuego que encendió Zapata Tamayo se extinga, porque si dejamos que este fuego se extinga, vamos a ser aniquilados como oposición pacífica. Éste es el momento de ahora o nunca”.

Coco, como le dicen sus amigos, se sentó frente a su máquina y empezó a enseñarme diversos escritos y fotografías de su vida, en especial las de su época como miembro de uno de los tres comandos de demolición, penetración y sabotaje del Ejército cubano en Angola, así como las de su paso posterior por la academia militar de Tambov, Rusia, donde padeció un ataque epiléptico a causa de un gas neuroparalizante que, erróneamente, le dio otro soldado. Fariñas volvió a Cuba, estudió Psicología y se desencantó del gobierno. Años después optó por dedicarse al periodismo.

Su gran contacto con internet aconteció en 2003, cuando se incorporó a la agencia Cubanacán Press, a la cual nutría de crónicas sobre la vida en Santa Clara. Cubanacán Press, que fue creada por disidentes, pretendía usar la entonces novedosa plataforma cibernética para dotar de información periodística rigurosa al mundo, pero acabó cerrando cinco años después, justo cuando iniciaba en Cuba una oleada de blogs que relataban con de-
senfado la cotidiana realidad de una generación de jóvenes aparentemente enclaustrada. Uno de éstos era el de Yoani Sánchez Cordero, amiga de Fariñas, cuyas opiniones divulgadas por la red hoy son seguidas por centenares de medios de comunicación de todo el mundo y traducidas a 12 idiomas, incluido el persa.

Durante el viaje a Cuba, que hice con la finalidad de entrevistar a Fariñas, internet se convirtió en el tema recurrente. Mientras que en México y otros países latinoamericanos los medios sociales son para algunos especialistas tan sólo una moda, el mundo opositor cubano está convencido de que celulares, Twitter, Facebook, conexiones inalámbricas y memorias portátiles son un cambio radical en la forma de comunicación, el cual detonará la transformación social y política de esta isla gobernada desde hace 51 años por Fidel y Raúl Castro.

La nueva revolución cubana, creen, pasará por internet.

Pincha aquí para leer más.

24.5.10

I Premio Nacional de Novela Corta


Logo de la PUJ.


La Pontificia Universidad Javeriana lanza un interesantísimo Concurso de novela. Les dejo las bases, y... anímense¡¡¡¡


La Pontificia Universidad Javeriana

Invita a revizar las bases del concurso


1. La Pontificia Universidad Javeriana, a través del Departamento de Literatura, convoca al I Premio Nacional de Novela Corta. La dotación de este premio será de $10.000.000 (diez millones de pesos) y la obra que se premie será publicada por la Editorial de la Universidad Javeriana. El premio será único e indivisible.

2. Podrán concursar todas las obras escritas en lengua castellana, que no hayan sido publicadas ni que hayan resultado ganadoras en otros certámenes o concursos. El premio puede ser declarado desierto.

3. A este premio pueden optar autores mayores de edad. El tema es libre.
4. La novela corta tendrá un mínimo de 50 páginas y un máximo de 100 y se enviará a la siguiente dirección postal: I Premio de Novela Corta Universidad Javeriana, Departamento de Literatura, Carrera 5ª N° 39-53, Edificio Manuel Briceño, Tercer piso, Bogotá (D.C).

5. Las obras serán presentadas impresas y anilladas, tres copias, con título y seudónimo, en fuente Times New Roman 12, a doble espacio, con márgenes de 3 cms. Acompañará a los ejemplares un solo sobre cerrado, en cuyo interior se incluirán los datos completos referentes a la identidad, domicilio, correo electrónico y teléfono del autor(a). Se adjuntará fotocopia legible del documento de identidad. En el exterior del sobre figurará únicamente el título de la obra y el seudónimo.
6. El jurado estará compuesto por dos autores, nacional e/o internacional, de reconocida trayectoria y un académico.

7. El plazo de admisión de los trabajos comenzará el 3 de mayo y finalizará el 15 de agosto de 2010. El fallo del jurado tendrá lugar en el mes de octubre de 2010.

8. Los trabajos que no se premien no serán devueltos y serán destruidos. No se mantendrá correspondencia con los autores de las obras presentadas.

Como NO escribir una novela


La portada.


Se lanza en España un libro obvio, pero que nadie se arriesgaba a escribir, Como NO escribir una novela. Dice la nota en Boomeran(g):

En Cómo no escribir una novela, Howard Mittelmark y Sandra Newman aplican sus años de experiencia como editores y escritores para identificar los 200 errores más comunes que cometen los escritores y enseñarnos cómo evitarlos. Muchos libros ofrecen consejos sobre cómo escribir bien. Éste no es uno de ellos. A través de hilarantes ejemplos muestra cómo conseguir que tu manuscrito jamás llegue a ser publicado: cómo los personajes son a veces versiones aburridas del propio autor, cómo un argumento puede resultar de lo más tedioso, cómo el estilo puede plagarse de tópicos... Delirantemente divertido y extremadamente útil, Como no escribir una novela te ayudará a conseguir, entre carcajadas, que tu manuscrito pase de la pila de las editoriales a las librerías.

«Increíblemente divertido en el tono pero implacable en sus enseñanzas sobre cómo dominar el argumento, los personajes, el estilo y la atmósfera.» Times Literary Supplement

«La enseñanza de escritura creativa ha entrado en una nueva era (...) ¡Qué joya de libro!» The Sunday Times

«Hilarante, perversamente crítica y profundamente útil.» The Observer

INTRODUCCIÓN

Los escritores que aún no han publicado a menudo citan el caso de John Kennedy Toole, quien, incapaz de encontrar un editor que publicara su novela, La conjura de los necios, se quitó la vida. Tras esto su madre luchó incansablemente por el libro de su hijo, que finalmente se publicó y se convirtió en un gran éxito. Su autor ganó póstumamente el premio Pulitzer de novela.

Sí, podríamos decir que esto es una posible estrategia, pero una estrategia que exigió un alto grado de compromiso por parte de la madre del novelista y uno aún mayor por parte del autor. Y, ni que decir tiene, supuso un serio problema en la gira del autor. Pero, lo que es más importante, esta estrategia sólo funcionará si has escrito una obra maestra que aguarda recibir el reconocimiento que se merece.

Si éste es el caso, nuestro libro no te será útil. Pero si hay alguna posibilidad de que puedan hacerse algunas mejoras en tu novela, nosotros te podemos ayudar.

Por supuesto, los novelistas que aún no han publicado pueden recurrir a los innumerables libros existentes sobre cómo escribir: tomos magistrales de grandes autores, fórmulas para crear tramas de autores un poco menos grandes, libros inspiradores sobre cómo sacar el artista que llevamos dentro o cómo liberar nuestra mente creativa.

No vamos a desaconsejarte que leas esos libros. Los mejores de ellos están muy bien escritos, y cuantos mejores libros leas, mejor escritor serás. Los libros inspiradores te pueden ayudar o, como mínimo, pueden ser algo así como la pluma mágica que le dio confianza a Dumbo para que se atreviera a volar. Analizar los entresijos de una trama nos puede permitir echar unas risas y siempre puedes pasar una hora divertida juntando nuevos personajes, cambiándoles los rasgos como hacen nuestros hijos con el Señor Patata, y luego volviendo a escribir la novela fresco y renovado.

Pero si saber cómo escribe Stephen King realmente nos permitiera hacernos con el truco mágico, todos estaríamos escribiendo novelas fascinantes que llegarían a las listas de los libros más vendidos, y si una cosa se ha demostrado en todos los talleres de escritura creativa es que el artista que uno lleva dentro tiende a cometer los mismos errores que todo hijo de vecino con un artista dentro. Es más, al intentar escribir novelas siguiendo las indicaciones de un manual, el escritor a menudo tendrá la sensación de que su voz y su imaginación están siendo constreñidas, y nadie ignora que para cada «norma» sobre cómo escribir que esos libros dan, se pueden encontrar novelas que han roto dichas normas y cosechado un gran éxito.

Por todo esto, hemos visto que hay una necesidad, esto es, que podemos ofrecer un servicio.

Todos esos libros sobre cómo escribir tratan de ofrecer enfoques nuevos y radicalmente diferentes de cómo componer una novela. Si encerráramos en una habitación a todos los autores de esos libros y empezáramos a llenarla lentamente con agua, y la única forma de escapar de ahí fuera llegar a un consenso sobre cómo escribir una novela, si su única esperanza de sobrevivir fuese ponerse de acuerdo sobre qué cosas no hay que hacer, su respuesta sería este libro que tienes entre las manos.

La inauguración esperada


La Biblioteca Julio Mario Santodomingo.


El próximo jueves se abren las puertas de la que dicen será la biblioteca más grande de Latinoamérica. La cuarta Biblioteca Mayor de Bogotá costó 30 millones de dólares. Aquí la historia de este megaproyecto, del cual el alcalde, debo decir, no movió un sólo ladrillo para su construcción, aunque sí terminará inaugurándola. ¿Curioso, no? Dice la revista Semana:

Hace ocho años, en 2002, Cecilia María Vélez acababa de asumir su cargo como ministra de Educación del gobierno de Álvaro Uribe. En ese entonces, la ciudad estrenaba con justo orgullo tres megabibliotecas que superaban en ambición, voluntad política y diseño arquitectónico cualquier obra pública dedicada a la cultura y a la educación que se hubiera concebido en Colombia. Como ex secretaria de Educación de Bogotá, Cecilia María había estado a la cabeza del revolucionario proyecto lector de la administración Peñalosa, y se dio a la tarea de llevar a conocer las bibliotecas a distintas personalidades del país. Una de ellas fue Julio Mario Santo Domingo, a quien invitó a ver la biblioteca de El Tintal Manuel Zapata Olivella. Acompañados de su hijo Alejandro, de la hoy secretaria de Cultura, Catalina Ramírez -en ese entonces gerente de BiblioRed-, y de varios gestores culturales del sector público de la ciudad, llegaron a la avenida Ciudad de Cali.

Santo Domingo quedó tan impresionado con la magnitud del proyecto que insistió en conocer las otras dos megabibliotecas, y ni él ni su hijo llegaron a la junta que los esperaba en las oficinas de Bavaria. "Esto es más importante, que esperen", le dijo Julio Mario a su hijo cuando este le recordó la cita. Claro que a Santo Domingo lo impresionaron los edificios, pero mucho más la increíble magnitud de la gestión que en ellas se llevaba a cabo: el claro impacto que se traducía en salas llenas de niños y adultos, en una organización impecable, en la calidad de servicio y en una oferta cultural que rebasaba con creces la digna idea de la biblioteca como silenciosa contenedora de libros. Ludotecas, salas de cine, tertulias, talleres, música y salas de computadores, eran apenas algunas de las actividades y ofertas cuidadosamente programadas por BiblioRed, que sorprendieron a los Santo Domingo. Y tras cuatro horas de una visita pensada para durar apenas una, Julio Mario Santo Domingo le dijo a su hijo en el camino de vuelta: "Así es como salen los países adelante, con proyectos como estos. Tenemos que hacer algo así".

Desde un comienzo, el proyecto del alcalde Enrique Peñalosa incluía cuatro megabibliotecas, si bien a través de ellas se articulan veinte bibliotecas locales además de bibliobuses que llevan los libros a los bogotanos que por distintos motivos -sea porque están en centros de rehabilitación, en cárceles o en hospitales- no pueden acceder a ellas. La administración Peñalosa no contaba con los recursos para la cuarta, diseñada para estar ubicada en Suba y de la cual apenas contaban con unos primeros bocetos en papel.

Aquella visita fue el origen de una de las donaciones más deslumbrantes que se hayan hecho en la mínima historia del mecenazgo en Colombia. Hoy, ocho años después de ese día, el miércoles 26 de mayo, se inaugura en la avenida 170 con carrera 64, en San José de Bavaria, el Centro Cultural Julio Mario Santo Domingo, cuyas dimensiones, arquitectura, ambición y proyección sobrepasan con creces y de manera francamente abrumadora la función de biblioteca pública.

El edificio

"Es la llamada de la vida de todo arquitecto", dice el arquitecto Daniel Bermúdez al referirse a aquella primera llamada telefónica de Santo Domingo para invitarlo a diseñar el centro. "Como cuando el mecenas renacentista llega al artista. Lo único que el artista no puede hacer es quedar mal. No hay excusas posibles: se enfrenta a la responsabilidad profesional en su máxima instancia". Bermúdez tenía claro el reto: hacer el primer edificio de la Bogotá del futuro. Como él dice, la arquitectura pública no se hace para el presente sino para durar siglos. Su primera obsesión fue el espacio. "La arquitectura sin espacio, sin tamaño no se puede hacer". Y este centro está diseñado para que haya multitudes entrando y saliendo. Del Teatro Mayor, del Teatro Estudio, de la biblioteca, de las salas de conferencias y talleres, de la biblioteca para niños.

Traducida a cifras, la ambición se cristalizó en un proyecto fabuloso: 23.061 metros cuadrados de construcción rodeados de 49.168 metros cuadrados de parques, para el cual la familia Santo Domingo donó la totalidad de los recursos de construcción y dotación, que suman 55.000 millones de pesos.

Por supuesto, una biblioteca puede construirse y dotarse con mucho menos dinero, pero el monumental edificio público de Suba no es solo una biblioteca: es el centro cultural más moderno del país. Tiene dos teatros de impecable sofisticación tecnológica: el Teatro Mayor, para 1.189 espectadores, en el que se puede representar sin problemas de espacio una ópera wagneriana, y el Teatro Estudio, para 390; una sala de exposiciones, una biblioteca para 980 lectores que puede albergar 150.000 libros, una sala de informática, una ludoteca, oficinas, tres salas múltiples y amplios espacios que ocupan los camerinos, una sala para la afinación de los instrumentos y hasta un cómodo cuarto de costura, para la tarea de ajustar y planchar el vestuario de actores, músicos y bailarines.

"La función principal de la arquitectura es la de proveer belleza. Pero la arquitectura tiene un compromiso adicional: va a ser utilizada por el hombre. Y por eso tiene que ser útil y estable -dice Bermúdez con mal disimulada pasión-. La belleza no es una cosa abstracta en arquitectura. No se puede sustraer del espacio. Todo incide: las proporciones, la volumetría, el confort lumínico y el confort acústico".

Y por eso pasó cinco años visitando teatros y reflexionando sobre las artes escénicas. "Un teatro es la casa del actor y del músico, es allí donde se expone ante quien se debe. Y un escenario es una fábrica de ilusiones, y es necesario que tenga todos los recursos técnicos y la comodidad que necesita para poder generar la realidad que ha imaginado".

Para la biblioteca, el trabajo de Bermúdez fue doble: había que comprender la calidad del silencio y la textura de la luz. "La biblioteca es silenciosa por el material acústico que utilizamos. La luz de Bogotá tiene una condición muy particular: la ciudad está cerca del ecuador, donde el sol es muy vertical, pero a una gran altitud. Y la biblioteca tenía que poder capturar esa luz cenital. Y lo que buscamos es un homenaje a la actividad de leer". El resultado es una estructura imponente, sencilla y monumental a la vez, a la que el concreto claro le otorga una luminosa sobriedad.

La ejecución del proyecto

Lo más interesante de un proyecto de esta envergadura es el modelo de ejecución y gestión público-privada. Los Santo Domingo no quisieron hacer un edificio para luego simplemente entregarle al Distrito la enorme tarea de administrarlo. Y si bien el compromiso capital del proyecto se debe a Julio Mario y Beatriz Santo Domingo, quienes coordinaron cada paso del desarrollo de la construcción y aprobaron las ideas que mes tras mes crecían en magnitud y dimensión, su desarrollo también se debe a la visión moderna de su hijo Alejandro, educado en el ambiente norteamericano demócrata y altamente filantrópico, propio de las familias multimillonarias de varias generaciones. "Tras la reciente crisis económica mundial, es claro que no es posible sacar las sociedades adelante sin el diálogo público-privado. Es una complicidad necesaria. Y este centro cultural es un ejemplo de que ese diálogo es posible", afirma Alejandro.

El convenio fue así: "Desde el punto de vista económico, la familia Santo Domingo donó los recursos para la edificación y dotación del centro cultural. Por su parte, el Distrito, a través del Idrd, aportó el predio y las obras urbanísticas, y el IDU aportó los recursos para la construcción de las vías y los parqueaderos. Y la propiedad final del inmueble es del Distrito", explica Carlos Arturo Londoño, presidente de Valórem y quien estuvo a cargo de toda la coordinación y ejecución del proyecto.

Pero ¿cómo lograr que la relación entre los sectores público y privado sea fluida y funcione, superando cambios de administraciones?. "Durante casi cinco años, el Distrito -continúa Londoño-, BibloAmigos y los donantes participaron activamente en la ejecución del proyecto, a través del comité de seguimiento quincenal, en el cual se impartían los lineamientos y directrices. Los donantes, que incluyen a la familia Ramírez Moreno, lideraban dicho comité, coordinaban la gestión y propusieron el modelo de operación del teatro. El Distrito, a través de todas sus entidades, adelantó todas las gestiones necesarias para la construcción y su correcto funcionamiento".

Desde la otra orilla, la secretaria de Cultura del Distrito, Catalina Ramírez, afirma que "este va a ser un modelo replicable, y eso nos emociona de verdad, porque demuestra que el sector privado puede apostarle a la ciudad y a la cultura. Si toda la empresa privada entendiera que esto es posible sería extraordinario, porque exclusivamente con recursos públicos no es posible ofrecer todo lo que la ciudad se merece; por eso el compromiso de la empresa privada es necesario. Y el reto es demostrar que el modelo funciona, que puede ser exitoso. El impacto es real porque garantiza el derecho a la cultura y a la información de los ciudadanos".

El modelo de gestión

El centro cultural tendrá dos grandes ejes de actividad: por una parte están los dos teatros. Para su gestión se ha celebrado un convenio de asociación entre la Secretaría de Cultura, la Orquesta Filarmónica y el sector privado, representado inicialmente por la Fundación Cine Colombia pero con la posibilidad de vincular a más fundaciones del sector privado. El convenio nació de un estudio contratado y donado por la familia Santo Domingo para analizar las mejores alternativas de administración y operación del teatro, incluyendo el modelo administrativo, financiero y jurídico para su implementación. Utilizaron para ello los modelos de los teatros más importantes del mundo, como el Gran Teatro del Liceu de Barcelona. Y a su cabeza estará nada menos que el ex ministro de Cultura Ramiro Osorio, quien llegó de España para asumir su nuevo cargo y ya ha diseñado una ambiciosa programación para el primer trimestre.

El segundo eje es la biblioteca, cuya administración se entrega a la Secretaría de Educación, para que se integre a la Red de Bibliotecas Públicas, a cargo de BiblioRed, liderada por Sylvia Prada. "Es necesario entender que esta biblioteca tiene un enfoque metropolitano y no local -dice Prada-. Y tiene dos áreas de influencia muy grandes que son Suba y Usaquén, con 1,2 millones de personas, y en las que hay decenas de colegios tanto públicos como privados. La colección, para ser coherente con las actividades del centro, tendrá un énfasis en artes escénicas y plásticas, dramaturgia, arquitectura, diseño y arte, pero de los 36.000 títulos iniciales también tendremos 5.500 títulos sobre ciencia y nuevas tecnologías". Prada asegura que van a prestar especial atención a los jóvenes, que son los grandes desplazados de las actividades culturales de la ciudad. Y es que a veces se olvida que todos los menores de 18 años pueden sacar su carné gratis y llevarse hasta cinco libros a su casa cada día. Y para los mayores, la afiliación cuesta tan solo 5.000 pesos al año. También habrá cine y música del mundo, desde Irán hasta Brasil, y colecciones en braille. Además, la biblioteca, al igual que las otras tres -algo absolutamente atípico hoy en día en cualquier parte del mundo-, tendrá horarios de ocho a ocho y de domingo a domingo.

Se alza el telón

Inevitablemente, en el país del escepticismo, muchos se preguntarán si un centro cultural de semejante envergadura logrará tener impacto en los tiempos modernos, en los que la soledad de la pantalla doméstica de computador parece definir los hábitos urbanos. Basta escuchar a Róbinson Arellano, director de la Biblioteca Parque El Tunal, que atiende a seis localidades, para cambiar de opinión: "A esta biblioteca llegan 4.000 personas cada día, y en los fines de semana la cifra diaria sube a 5.000. El proceso ha sido largo, porque la biblioteca no está en el itinerario de la gente. En el contexto en el que nos desenvolvemos la cultura no forma parte de la agenda. La cultura es cara. Son caros los libros, los conciertos, el cine. Y esta biblioteca ha jugado un papel fundamental porque le ha dado alternativas a la gente y ha logrado cambiar su percepción. Su utilización cotidiana se da fundamentalmente por el boca a boca, y por un esfuerzo enorme para que los ciudadanos entiendan que esto no es un favor, que la biblioteca es para ellos, de ellos. Hoy, hemos logrado llegar a los jóvenes entendiendo sus intereses, las novelas gráficas, los juegos de rol, la música. Y a los abuelos, que son los grandes relegados de la sociedad. Con los niños ha sido más fácil porque aún tienen la capacidad de maravillarse".

Y Ramiro Osorio parece tenerlo claro desde el comienzo: el 3 de junio, Puerto Candelaria, uno de los grupos musicales más notables de la escena musical joven colombiana, lanza su último disco en el Centro Cultural Julio Mario Santo Domingo. La audaz estrategia, que busca romper los clichés sobre qué es y para quién es la cultura, aunada a un proyecto de una generosidad apabullante, promete hacerle honor a la no por conocida menos hermosa frase del escritor Jorge Luis Borges: "Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca".

De festivales


Logo del Festival en Venezuela.



Ayer arrancó oficialmente el VII Festival Internacional de Poesía de Venezuela, y hoy lo hace el XVIII Festival Internacional de Poesía de Bogotá. De poesía está llena el alma de las dos naciones por estos días. La info de los dos eventos, aquí, y aquí...ah¡¡¡también aquí.

21.5.10

Poema del Viernes # 18


Eugenio Montejo (Caracas, 1938 - Valencia, 2008)



ADIOS AL SIGLO XX


A Alvaro Mutis

Cruzo la calle Marx, la calle Freud;
ando por una orilla de este siglo,
despacio, insomne, caviloso,
espía ad honorem de algún reino gótico,
recogiendo vocales caídas, pequeños guijarros
tatuados de rumor infinito.
La línea de Mondrian frente a mis ojos
va cortando la noche en sombras rectas
ahora que ya no cabe más soledad
en las paredes de vidrio.
Cruzo la calle Mao, la calle Stalin;
miro el instante donde muere un milenio
y otro despunta su terrestre dominio.
Mi siglo vertical y lleno de teorías...
Mi siglo con sus guerras, sus posguerras
y su tambor de Hitler allá lejos,
entre sangre y abismo.
Prosigo entre las piedras de los viejos suburbios
por un trago, por un poco de jazz,
contemplando los dioses que duermen disueltos
en el serrín de los bares,
mientras descifro sus nombres al paso
y sigo mi camino.

20.5.10

Memorias de un errante


La portada del periódico.


Ya sale el nuevo número del Periódico lecturas críticas, único en el país especializado en reseñas y crítica literaria. Allí se publica un texto de este blogger, acerca de la obra cumbre de Andrés Neuman, el Viajero del Siglo. Dejo en esta Tierra literaria la reseña. A comprar el periódico¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

MEMORIAS DE UN ERRANTE


Una iglesia que se dobla hacia adelante; una ciudad en medio de la nada de la cual parece imposible huir; un arcón donde cabe todo el conocimiento de la Europa del siglo XIX; un carismático perro cuyo dueño, un organillero, cambiará el destino de un traductor venido a menos; un enmascarado que aparece y desaparece por las calles cambiantes de Wandernburgo. El viajero del siglo (Premio Alfaguara de Novela 2009), contiene infinidad de relatos que se anudan magistralmente en una ambiciosa historia, y que va esbozando, con un agudo argumento, todos los cauces de la novela clásica con la narrativa contemporánea. El tratamiento literario en El viajero del siglo es más propio de las técnicas usadas en los siglos XX y XXI. Existe un universo de monólogos que rememoran al Ulises de Joyce, Wandernburgo (que traducida al español resultaría algo así como Fuerte Errante), parece una ciudad imaginada por el mismo Kafka, y la estructura de los diálogos nos remite inmediatamente a Saramago. Como dice acertadamente el propio autor: “Todo un homenaje al siglo XIX desde el siglo XXI”. Vista desde un ángulo postmoderno, la novela resulta ser un collage: epístolas del más variado tono, progresión ensayística, poesía barroca, escenas de teatro, sensaciones musicales, historia de la Europa de la Restauración, montaje cinematográfico. Aproximadamente seis años le tomó a Andrés Neuman crear el ámbito de esta novela cuya avidez es notable. Dos años recorriendo la Europa central, sobretodo el país germano, para hallar tanto las caracterizaciones de los personajes como la atmósfera ideal. Dos años escribiendo el argumento de 531 páginas. Año y medio retomándola y corrigiendo cualquier descalabro que le resultase a lo largo y ancho del extraño viajero. Según descifra el argentino, para escribir El viajero del siglo se acercó a tres películas: Barry Lindon, de Stanley Kubrick, María Antonieta, de Lucía Coppola, y Retrato de una dama, de Jane Campion, basada en una novela de Henry James.

Otra fuente para la elaboración del argumento parece ser el francés Stendhal, ya que una de las principales historias, la construida entre el amor de Hans y Sophie, nos remite sin señal de equivocación a aquellos pasajes de la célebre novela Armancia. De allí se desprende la fábula de las ideas que pretende el argentino, armado sagazmente en la novela a manera de salón literario, donde se discute economía, historia, filosofía y política de la Europa decimonónica, que nos recuerda a La Guerra y La Paz, de Tólstoi.

En el viajero del siglo se entrevé una progresión en la narrativa de Neuman: ya no es el Demetrio Rota cuya aflicción por la vida deja un hálito de desesperanza en Bariloche. No es Jacobo que vuelve a retomar un pasado completamente desconocido para sus ojos, en la novela, Una vez Argentina. Esta vez nos presenta a Hans, aquel hombre al que le cuesta permanecer en un solo lugar, un nómada que encuentra por primera vez una razón, o quizá varias razones, para detenerse y contemplar su futuro en Wandernburgo.

El viajero del siglo se semeja a ese viento que nos acaricia levemente, casi imperceptible, pero que, una vez anidado alrededor nuestro, permanece íntegro y sosegado, o, quizá, El viajero del siglo sea, como se describe en las últimas páginas de este maravillosos libro, “un viento que corre por todas partes, que se estira y se catapulta, haciendo tirabuzones, precipitándose sobre los techos, las escalinatas, tropezando en las bancas, es una corriente interior que se queda, inmóvil, es un viento que no quiere irse”.

HELLMAN PARDO

La obra completa de Mario Rivero


Carátula del libro.


El poeta urbano, como se le conoce en algunos ámbitos nacionales al desaparecido Mario Rivero, ha sido publicado por la Editorial Sibila, en España. La obra completa, debo añadir. El prólogo de la obra, que consta de más de 600 páginas, no puede ser sino de su gran amigo Federico Díaz-Granados. Enhorabuena por la poesía colombiana, y va por tí, Marío, por tu memoria, que está viva en nuestra generación. El libro, que ya lo tuve entre mis manos, está editado en una versión bellísima, digna de la lírica de Rivero. Pero allí no paran las noticias. Ya están editados en la misma colección José Manuel Arango, la Antología del Nadaísmo, cuyo comentario ya fue publicado aquí, y próximamente aparecerá la obra completa de María Mercedes Carranza. Lamentablemente la colección de la Biblioteca Sibila-Fundación BBVA no se consigue por el momento en Colombia. ¿Quién se anima?

Mi pie izquierdo


La portada.


Mi querido amigo español Alex Ayala, quien lleva radicado hace tiempo en Bolivia, por fin lanza su revista añorada, una de aquellas hechas a pulso, por puro amor a la literatura y al periodismo. Me ha pedido un texto para ser publicado allí, pero, lamentablemente, por estos días, como dije hace algún tiempo, no estoy de mucho ánimo para escribir. El que sí publicará un texto en la dichosa revista -¿ya comenté que se llama Pie Izquierdo?- será Cristian Valencia, el director del taller de Crónica Bogotá. Bienvenido Pie izquierdo, que viene con pie derecho en su primer número:

¿Por qué Pie Izquierdo?

Vivimos es un mundo hecho a medida para los diestros, con la caja de cambios de los carros a la derecha del volante, con guitarras acondicionadas para que uno las maneje gracias a los dedos de la mano derecha y con tijeras diseñadas para que un zurdo tenga muchas posibilidades de cortarse. La mayor parte de los objetos son estándar: pensados exclusivamente para diestros. Es más, la palabra “izquierdo” o “izquierda” pareciera además estar rodeada de connotaciones negativas. El credo apostólico, por ejemplo, identifica a los justos con la derecha y a los pecadores con la izquierda. Y el simple hecho de “levantarse con el pie izquierdo” suele ser sinónimo de malos augurios.


En este contexto, para los zurdos afrontar un mundo que no está hecho a su medida supone un desafío constante. Y eso queremos que sea para nosotros Pie Izquierdo, un reto diario, una apuesta en favor de una manera distinta de entender el periodismo. En resumen, metafóricamente hablando, buscamos hacer una revista para “zurdos”. Teniendo en cuenta, como dice Julio Villanueva Chang (famoso zurdo, por cierto) que “para un cronista el mundo es una vitrina de valiosos desperdicios”; y que el “trabajo consiste en escarbar en él hasta tener la suerte de hallar dos cosas a las que en apariencia nada une”.


En la película Mi pie izquierdo, el protagonista, Christy Brown (Daniel Day-Lewis), pintor, poeta y escritor irlandés aquejado de parálisis cerebral, echa por tierra todas las barreras que impiden su integración en la sociedad al aprender a usar su pie izquierdo para escribir y pintar. Y en nuestro caso se trata de algo parecido. Queremos “leer” las realidades que nos rodean de otra manera. Superar las barreras entre el periodismo y la sociedad. Lograr que el lector sienta los textos como algo cercano, cómplice, que los haga suyos.


Sabemos, sin embargo, que no somos los inventores de la pólvora. Más bien tenemos la ventaja de contar con excelentes espejos que han servido de febril inspiración a los miembros del equipo de Pie Izquierdo a la hora de trazar el camino a seguir. Se trata de prestigiosas revistas como Gatopardo (México), Etiqueta Negra (Perú), El Malpensante (Colombia), Marcapasos (Venezuela) o Soho (Colombia), por mencionar algunas, de medios que han hecho bien los deberes y ahora son una referencia en América Latina.


Pero no queremos hacer ni un The New Yorker en español, ni un Etiqueta Negra a la boliviana ni nada por el estilo. Nuestra búsqueda será en pos de encontrar una voz propia.

17.5.10

Traduttore, traditore


Patricio Pron


Traductor, traidor. El carismático Patricio Pron comenta en su blog la esencia de los traductores. Es bien conocido que ellos forman parte inequívoca del éxito de un libro, pero también hacen que ciertas obras queden en el olvido. Me sucedió con el gran poeta alemán Schiller, en aquella edición mal, muy mal traducida de Hiperión. Dice el argentino:

Aunque existe una pequeña tradición literaria cuyo tema central es el denuesto de los traductores y cuyo lema habitual es la frase italiana "traduttore, traditore" [traductor, traidor], lo cierto es que algunos lectores se lo debemos todo. Yo fui uno de ellos y conocí a muchos así: éramos pobres como ratas pero amábamos unos libros que no podíamos leer en el original porque no teníamos dinero para aprender ningún idioma extranjero. Yo creía con devoción en Francisco Porrúa, Enrique Pezzoni, Juan José del Solar, Miguel Sáenz, Elvio E. Gandolfo, Marcelo Covián, Jesús Zulaika, Gabriel Ferrater, Francisco Abelenda, Jorge Berlanga y Marcial Souto; estaba convencido de que estos traductores sólo traducían a escritores que valieran la pena, y a menudo su nombre en las primeras páginas interiores de un libro (injustamente, nunca en su portada) era razón suficiente para pedir prestado el libro en alguna biblioteca pública o robarlo en alguna librería, incluso aunque no supiera nada de su autor. A menudo también, esos libros eran un descubrimiento, que no hubiera podido hacer sin los ejercicios de ventriloquía de los mencionados: Jorge Berlanga "era" para mí Charles Bukowski, Francisco Abelenda y después Marcial Souto "fueron" creo que todo Ray Bradbury, Jesús Zulaika prestó una voz escueta a Raymond Carver, Enrique Pezzoni "fue" Herman Melville, sin Elvio E. Gandolfo probablemente jamás hubiera sabido quiénes eran los beats, Miguel Sáenz "fue" Thomas Bernhard y W. G. Sebald entre otros. Una vez más, a menudo estos traductores eran también excelentes escritores ellos mismos y, como en el caso de Guillermo Cabrera Infante, Elvio E. Gandolfo y Enrique Pezzoni, les leí como autores poco después de haberles leído como traductores y resultaron tan importantes para mí como los autores que ellos mismos habían traducido.

No sé absolutamente nada sobre teoría de la traducción, pero conozco a algunos traductores cuyo trabajo disfruto como lector y de los cuales aprendo, como Javier Calvo, Juan Villoro, Eduardo Hojman, Marcelo Cohen, Helena Cortés y Ramón González. A veces también soy traducido: Burkhard Pohl, Claudia Ballhause, Sybille Martin y Kerstin Cornils me han prestado su voz en alemán y François Monti en francés. Janet Hendrickson me ha traducido al inglés y, a todos los efectos, considero mi traductora al inglés a la extraordinaria Mara Faye Lethem. A veces, también, traduzco yo mismo, y lo hago todas las veces con más dudas que certezas y con el temor de convertirme yo mismo en un traidor pese a haber sido tan felizmente traicionado tantas veces en el pasado. Un mundo sin traductores sería un mundo donde las diferencias de procedencia, de ingresos y de clase social que determinan el acceso a la literatura serían aún más notables y, por lo tanto, un mundo un poco más injusto. Sería un mundo, también, donde yo nunca hubiera descubierto a escritores como Arno Schmidt, Ernest Hemingway, James Joyce, Raymond Carver, Alain Robe-Grillet, Flannery O'Connor y muchos otros. Naturalmente, y por esto, también sería un mundo donde yo no escribiría. Creo que hay un "día del traductor" pero desconozco cuál es y prefiero que este diario de lecturas quede al margen de la tontería de los aniversarios. Aprendí algunos de los idiomas que no podía leer cuando era un adolescente pobre y debía robar libros; sin embargo, sigo leyendo traducciones con entusiasmo y sin ningún interés particular en cotejarlas con sus originales, que a veces también leo. Supongo que la traducción es un ejercicio de ventriloquía y carece de importancia que, de alguna manera, y para muchos puristas, sea un engaño. Algunos preferimos ser engañados, y llamamos a eso literatura. Aquí, una vez más, hay un adolescente pobre que vuelve a maravillarse ante su descubrimiento.

Que el vasto mundo siga girando


McCann.


ADN cultura entrevista al último National Book Award, el irlandés Colum McCann, por su novela Que el vasto mundo siga girando:

¿Cuál fue la primera imagen que tenía en mente antes de empezar a escribir?

-La primera imagen que tuve fue la del equilibrista. Casi siempre empiezo a escribir con una imagen en lugar de una idea. En 2001, poco después de que las Torres Gemelas cayeran, me acordé del paseo por las nubes de Petit. Había leído sobre él en El cuaderno verde , de Paul Auster. Y quise escribir sobre eso de inmediato. Como estaba trabajando en otra novela, puse la idea en el cajón, escondida en las regiones más profundas de mi imaginación. Pero volvía a ella. Era como una vieja herida. Tenía una necesidad profunda de escribir acerca de los ataques a las torres. Sin embargo, sabía que no quería escribir directamente sobre el 11-S, sino trabajar en un nivel más poético. La pregunta que quería plantear era: ¿Cómo nos recuperamos? ¿Cómo superamos esto? ¿Cómo encontramos, en medio de todo el ruido y de la guerra, un pequeño momento de gracia? Tiendo a pensar en imágenes. Escribo a partir de imágenes que me conmueven. En cierto sentido, me veo como un fotógrafo que usa palabras.

-¿Cómo trabajó en la construcción de los personajes, tan distintos entre sí?

-Durante años he querido escribir sobre un sacerdote o un monje obrero, un santo deslustrado. El personaje de Corrigan me abrió el libro entero y me "presentó" a los demás personajes. Fue mi guía a través de la novela. Corrigan era el mecanismo de liberación, mientras que Petit y su paseo por la cuerda eran la metáfora. Pero Petit no me importaba tanto, realmente. El alma de la novela son los otros personajes. Investigué mucho para construirlos, para mí la investigación es una alegría. Me obliga a sacar el trasero de la silla y salir al mundo real.

-¿Cómo se las arregló para entrelazar tan naturalmente esas vidas?

-Bueno, mientras escribía estaba esperando que se fueran uniendo como en una pintura. No tenía un plan específico, pero tenía un deseo... Quería mostrar la interconectividad y la posibilidad de gracia.

-A pesar del mal y del dolor, en la vida cotidiana que describe la novela parecería que es el amor (humano, imperfecto) el que hace girar el mundo. ¿Está de acuerdo?

-Totalmente de acuerdo. Son los pequeños momentos y la pequeña posibilidad de esperanza los que nos dan luz y nos permiten seguir adelante. No hay oscuridad sin luz y viceversa. Una restablece a la otra.

-La otra cara del amor puede ser la pérdida. Y hay grandes pérdidas en la novela. ¿Es posible recuperarse de ellas?

-Creo que tenemos que hacerlo. Hace apenas dos horas escribí un responso por el padre de un amigo. Entre otras cosas, apunté: "En esencia, las cosas permanecen como han sido. La vieja vida permanece. El viejo afecto permanece. Los viejos lugares permanecen. Los viejos nombres permanecen. Son mencionados con afecto. En la pena renovamos nuestras vidas. En el dolor nos preparamos para el retorno de la alegría".

-¿Escribió la novela con el 11-S en mente?

-Sí, por supuesto, yo sabía que estaba escribiendo una novela del 11-S. Pero era una respuesta emocional, más que intelectual. Y el hecho de que toda la historia ocurriera más de treinta años atrás era perfecto. La podía apoyar sobre el presente, como un papel de calcar, y dejar que el lector decidiera. Vietnam sustituye a Irak y Nixon, a Bush. Si el lector quiere que sea sólo una novela de 1974, está bien. Pero para mí es una novela del 11-S, y esto no es accidental. Esencialmente, estoy interesado en el pasado y en la forma en que afecta el lugar donde estamos hoy y la forma en que seguimos adelante.

-¿La gente en Nueva York se recuperó del 11-S?

-Creo que nos hemos recuperado. Los únicos que van hasta la zona del World Trade Center son los turistas y los políticos. Los vecinos comunes de Nueva York han seguido adelante. Esto no quiere decir que hayan olvidado, sino que perduran.

-¿Tenía en mente otros autores o libros mientras escribía? La novela me recordó En una piel de león, de Michael Ondaatje. No tanto la historia o el estilo, sino la forma en que refleja la vida de una ciudad. En el caso de Ondaatje, Toronto.

-¡Me encanta Ondaatje! Es uno de mis héroes. Y también estaba pensando en Submundo , de Don DeLillo.

-¿Cuáles son los escritores de los que ha aprendido?

-Todos. Obtenemos nuestra voz de las voces de los otros. Las que más sonaban en mi oído cuando era joven eran las de Joyce, Steinbeck y Kerouac. Un extraño trío, supongo. Ahora amo a Ondaatje, DeLillo, John Berger y otros. Pero simplemente amo leer buenos libros. Me cargan de energía. Me dan una nueva voz. También leo mucha poesía.

-¿Por qué dejó Irlanda y se instaló en Nueva York?

-Me fui de Irlanda por curiosidad. Y terminé en Nueva York después de una década aventurera que empezó a mis 20 años. Anduve en bicicleta a través de Estados Unidos, trabajé como guía de zonas salvajes junto con delincuentes juveniles y después viví en Japón. Mi esposa es de Nueva York. Nos mudamos aquí a mediados de los años 90. Y me encanta la ciudad.

-¿Cómo va el proyecto de adaptar la novela para el cine junto con J. J. Adams?

-Estamos trabajando en eso en este momento. Espero que llegue a hacerse. Veremos... cruzo los dedos.

-¿Por qué escribe ficción?

-Escribo ficción por una necesidad profunda de comprometerme con el mundo, emocional y socialmente. Escribo porque quiero quitarme de encima las chispas. El arte es una forma de entretenimiento, claro, pero es también una forma de legislar la historia. El escritor de ficción se convierte en el historiador de los anónimos. Debemos contar las historias que los otros quieren dejar detrás, la historia que no se ha contado. Esto puede resultar fuera de moda, y puedo parecer un tonto, pero, ¿y qué? Prefiero morir con el corazón en un puño que como un viejo tonto gimiendo en un rincón. Creo en la posibilidad de contar historias. Creo que las historias son la expresión más acabada de la democracia.