30.4.10

Poema del Viernes # 16


Francisco Brines (Valencia, España. 1932)


Y para celebrar el otorgamiento a Francisco Brines del Premio Reina Sofía de Poesía 2010, qué mejor que un poema de gran factura del español. Un poema de gran ensoñación, de la remembranza de aquella juventud perdida, desolada:

AQUEL VERANO


Y qué es lo que quedó de aquel viejo verano
en las costas de Grecia?
¿Qué resta en mí del único verano de mi vida?
Si pudiera elegir de todo lo vivido
algún lugar, y el tiempo que lo ata,
su milagrosa compañía me arrastra allí,
en donde ser feliz era la natural razón de estar con vida.

Perdura la experiencia, como un cuarto cerrado de la infancia;
no queda ya el recuerdo de días sucesivos
en esta sucesión mediocre de los años.
Hoy vivo esta carencia,
y apuro del engaño algún rescate
que me permita aún mirar el mundo
con amor necesario;
y así saberme digno del sueño de la vida.

De cuanto fue ventura, de aquel sitio de dicha,
saqueo avaramente
siempre una misma imagen:
sus cabellos movidos por el aire,
y la mirada fija dentro del mar.
Tan sólo ese momento indiferente.
Sellada en él, la vida.

Verano


La portada.



Las interesantísimas reseñas de Rodrigo Fresán son quizá la mejor perspectiva para abordar un nuevo libro. Siempre lo he dicho. Ahora retrata la novela Verano, del celebrado J.M. Coetzee. La crítica es positiva, y para mí esto, en el surafricano, no es una sorpresa, y si lo dice Fresán...:

De lo único que puede acusarse al escritor sudafricano John Michael Coetzee es de hacer demasiadas cosas y de hacerlas todas bien. Veamos, leamos. Ha ganado, merecidamente, dos veces el Premio Booker. Ha ganado también, muy joven, un Nobel de esos que, raramente, nadie discute. Ha escrito con gracia y elegancia y furia y contundencia sobre conflictos raciales sin caer en la obviedad o el panfleto y superada la era del apartheid (que nutre a buena parte de su libros tempranos), ha sabido buscar y encontrar otros rumbos. Ha logrado procesar a su favor la clara influencia de dos maestros que parecen imposibles de manipular: Franz Kafka y Samuel Beckett. Ha conseguido combinar con éxito y originalidad una prosa limpia y seca con maniobras experimentales donde, por una vez, el experimento sale bien. Ha hecho suya la estampa de escritor global e intelectual de fuste sin haber caído en los abismos polémicos que marcan el rumbo de alguien como V. S. Naipaul, otro internacional con el que comparte más de un rasgo, pero nada de su ira y desplantes. Ha construido con sus ensayos una segunda casa desde la que enseña y comenta con generosidad e inteligencia el trabajo de los otros. ¿Quién da más?

Puestos a buscarle algún defecto, podría reprochársele a Coetzee su vocación de outsider, su parquedad en público, su timidez crónica, su cara de “no me molesten y no me miren fijo”, y el férreo control de su programa creativo. Para quienes consideren esto una falta imperdonable, aquí llega Verano: un libro inesperado pero inequívocamente marca Coetzee, que cuesta etiquetar, y que –como viene sucediendo desde esa perfectamente aceitada bisagra en su obra que fue Desgracia, donde la narración naturalista muta a otras formas– vuelve a sorprender como ya sorprendieron los recientes Elizabeth Costello o Diario de un mal año. Formato mixto. Ganas de confundir desde la claridad absoluta. Y, acaso, la regocijante y poco frecuente ocasión de contemplar a un maestro haciendo una magistral travesura.

Porque, en principio, podría pensarse que Verano se ubica como la siguiente estación de esa autobiografía en curso –Coetzee prefiere definirlas como “memorias ficcionalizadas”– que se inició con Infancia (concentrándose en su infancia rural en Karoo) y Juventud (su llegada al Londres de los primeros años 60): una nueva entrega en la historia de cómo se va formando un escritor mientras se deforma un ser humano.

Pero la cosa no es tan sencilla.

Porque Verano es memoir y novela de iniciación concentrándose en tres años –los que van de 1972 a 1975– en los que Coetzee siente por primera vez que comienza a hacer lo que corresponde como se debe y publica su primer título, Tierras de poniente. Pero, también, parece transmitir desde una dimensión alternativa que no es la nuestra. Y lo comprendemos enseguida: el Coetzee que aquí abre ofreciendo un tan revelador como esquivo cuaderno de notas ha muerto hace un tiempo y su sombra es perseguida e invocada por un académico inglés, un tal Vincent, que interroga a relaciones del desaparecido mientras intenta dilucidar cuál es el “Rosebud” del asunto.

Así conocemos a Julia (quien tuvo un affaire con Coetzee y pocas cosas buenas para decir sobre él), a Margot (sobrina a quien ya habíamos conocido en Juventud como Agnes), a Adriana (brasileña y profesora de danza cuya hija fue alumna de inglés del escritor, y quien tampoco recuerda con particular simpatía al fantasma, “un hombre bailando desnudo, que no sabía cómo bailar”), y a Martin y Sophie (poco amigables amigos en la universidad) que ofrecen para la posteridad de Coetzee cosas como “En general, yo diría que su obra carece de ambición. El control de los elementos es demasiado férreo. En ningún momento se tiene la sensación de un escritor que deforma su medio para decir lo que nunca se ha dicho antes, que, a mi modo de ver, es lo que distingue a la gran literatura. Demasiado frío, demasiado pulcro, diría yo. Demasiado fácil y falto de pasión. Eso es todo”.

Y, de acuerdo, Philip Roth ha hecho guiños similares a la hora de borrar límites entre creador y criatura, ego y alter ego, realidad y ficción (recordar, especialmente, La contravida) con la ayuda de su Nathan Zuckerman. Pero Coetzee no se conforma aquí con reeditar los movimientos del norteamericano y propone un libro de múltiples voces al servicio de una voz única que, acaso, apenas esconda, por una vez, la maliciosa astucia de quien decide decirlo primero antes de que lo digan los otros. De este manera, lo más interesante de Verano –su condición de backstage, la autobiografía de una autobiografía– es la forma en que Coetzee parece decirnos: “Así es cómo se mezclan y cocinan las biografías de escritores. He aquí los problemas y los peligros cuando se trata de iluminar una sombra”. Coetzee se autodestruye (hay momentos en los que consigue en el lector, en especial a lo que hace a su “autista” y schubertiana vida sexual y romántica, la más regocijante y perturbadora de las vergüenzas ajenas) anticipándose a la destrucción de los demás, mostrándoles el camino. Desvelando de antemano que es un mago que conoce el truco y, por lo tanto, anulando la sorpresa de la magia de los otros mientras quita el aliento con la propia. Coetzee –famoso por mostrarse poco y no dar entrevistas, desde siempre obsesionado por la figura del doble, basta con releer su discurso de aceptación del Nobel donde se refirió a sí mismo en tercera persona del singular– decide contarlo todo desde la ficción. De este modo acaba más y mejor escondido que nunca: el muerto sobreviviendo a los vivos.

Y de paso –mal que le pese a Sophie– consigue algo que es ambicioso, libre, transformador, caliente, limpiamente sucio, complejo y apasionado.

En resumen: gran literatura.

Lo infantil en Vargas Llosa y Pérez-Reverte


Vargas Llosa y Pérez-Reverte, ayer.


Ambos autores inauguran la colección de historias infantiles escritas por grandes nombres de la literatura adulta. Lo comentan en el ABC:

«Siempre me han molestado los libros infantiles escritos como si los niños fueran bobos. A los pequeños no se les puede engañar. Son los lectores perfectos, puros, desconocen al autor y sólo se les puede aburrir o divertir». Así de contundente se ha expresado Arturo Pérez-Reverte durante la presentación de una nueva colección de literatura infantil de Alfaguara de la que, además de inaugurar, ha sido el «ideólogo».
«La idea surgió de casualidad -continúa el autor-. Se me ocurrió un cuento y pensé que estaría muy bien que los escritores para adultos hicieran una incursión en el cuento infantil». «Mi primer Vargas Llosa» y «Mi primer Arturo Pérez Reverte» son los dos primeros ejemplares de esta colección de historias originales para niños. De este modo, la literatura con mayúsculas se convierte en letra pequeña para entrar en el universo de los niños.
«Escribir para un público para el que normalmente no escribo me resultó tentador. Siempre he tenido la frustración de no haber sido capaz de crear un cuento infantil, pero esta idea hizo las veces de semilla y, finalmente, germinó», ha explicado Mario Vargas LLosa.

El desafío de la creaciónAmbos autores han coincidido en señalar que la creación de sus respectivas historias ha resultado un desafío. También los dos han optado por temas «no políticamente correctos», según Perez-Reverte. Su título, «El pequeño hoplita», narra desde la perspectiva de un niño la batalla de las Termópilas, mientras que Vargas Llosa aborda, en «Fonchito y la luna», el primer amor y el despertar de la sensualidad infantil, «El protagonista podría ir a la cárcel en Estados Unidos», ha bromeado Pérez-Reverte. Las coincidencias entre escritores no acaban aquí. Ambos han escogido «Los Tres Mosqueteros» como libro frontera, el que marcó un antes y un después en su camino lector.
Para el futuro preparan nuevas entregas de los autores que más influencia tienen en la lectura. Nombres como Muñoz Molina o Eduardo Mendoza continuarán con esta tarea, a razón de dos libros por año cuyo lanzamiento será en abril, cerca del día del libro infantil y juvenil.
Todo para conseguir, en palabras de Vargas LLosa, que «los niños no renuncien a la lectura. Es un peligro que en el pasado no existía y ahora es real. Que la literatura sea reducida a una minoría supone un empobrecimiento de la civilización. La literatura enriquece una cultura porque alimenta sus deseos y la dota de espíritu crítico».

28.4.10

Descarga Un libro por Centavos


Logo de la U Externado, que promociona la Colección Un libro por centavos.


Si quieres descargar todos los libros o el que prefieras, vaya yo a saber, de la Colección de poesía de la Universidad Externado de Colombia, Un libro por centavos, dale click a la imagen:



Aparece la antología de RENATA Medellín



La portada.


Ya se publicó el libro de los talleres RENATA Cali, RENATA Barranquilla, y ahora el turno es para RENATA Medellín - ¿y para cuándo RENATA Bogotá? -. Les dejo simplemente algunas imágenes del libro.


Los autores.


Los patrocinadores.

Retrato de Foster Wallace


David Foster Wallace.


La broma infinita, aquel voluminoso libro que no he terminado de leer, de Foster Wallace, es quizá la obra más infinita de la narrativa estadounidense, no va a ninguna parte, pero abre todas las puertas del mundo. Difícil entenderla, interpretarla, amarla, o dejar de hacerlo. En fin. Edmundo Paz Soldán realiza un bello Retrato de un encuentro que sostuvo David Lipsky con otro David, es decir, Foster Wallace. Una asombrosa crónica sobre el complicado y suicida Wallace:

En marzo de 1996, la revista Rolling Stone envió al periodista David Lipsky a acompañar a David Foster Wallace en la última parte de su gira de promoción de la meganovela La broma infinita. Gracias a esa novela, Foster Wallace se había convertido en el escritor norteamericano más importante de su generación, y su fama trascendió los círculos literarios. Con su look atlético y la bandana de pirata, el editor de Rolling Stone sintió al escritor como "uno de los nuestros" y decidió asignar el perfil/entrevista a Lipsky. Así fue cómo Lipsky pasó cinco días con Foster Wallace, durmió en su casa, conoció a sus perros Drone y Jeeves, comió con él en restaurantes de carretera y tuvo conversaciones profundas sobre el sentido de la vida en terminales de aeropuertos. Al final, la entrevista no se publicó, pero por suerte Lipsky grabó todo. Although Of Course You End Up Becoming Yourself: A Road Trip with David Foster Wallace es la transcripción de esos cinco días: repeticiones y todo, trescientas páginas magníficas que son lo más cercano que tenemos a una autobiografía de este escritor.

Lipsky es casi de la misma edad que Foster Wallace, pero está genuinamente impresionado por él y lo admira: "escribía con una mirada y una voz que parecía ser una forma condensada de la vida de todos". Todos los escritores que conoce quisieran estar en su lugar (notas en Time, reseñas en Esquire, etc). Las primera horas en su casa en Bloomington, Indiana, descubre algunos datos curiosos: Foster Wallace está suscrito a la revista Cosmopolitan (leer sus artículos, dice, "calma su sistema nervioso"), y tiene en su habitación un póster de Alanis Morrisette (está obsesionado con ella) y una toalla con la imagen del insoportable dinosaurio Barney.

Foster Wallace se muestra cuidadoso al comienzo de la conversación, tiene miedo a ser devorado por la fama y quiere controlar su imagen y la entrevista. Sin embargo, no tarda en establecer una relación de camaradería con Lipsky y se va soltando. En el apogeo de su carrera, se muestra lúcido, divertido, autocrítico, constantemente autorreflexivo: leerlo es escuchar a sus personajes, ver una mente muy consciente de estar consciente, entender que no eran gratuitas las notas al pie de página que marcaban su estilo.

Foster Wallace habla de todo. Le fascinan las películas de acción con muchas explosiones, no soporta a Updike, piensa que Stephen King debería ser más valorado, entiende de política ("Reagan permitió la fantasía de que los últimos cuarenta años no habían ocurrido") y de cine (David Lynch es lo máximo, ha llorado con Braveheart, Spielberg sabe cómo hacer que una película se te meta bajo la piel pero es un ejemplo vívido de cómo "Hollywood mata lo que adora"). Cree que nada se compara a la literatura, un arte que nos hace trabajar, que no nos da las cosas digeridas como la televisión, pero a la vez reconoce que hay mucha "belleza y profundidad" en la cultura popular más basura.

Dos temas que aparecen una y otra vez en sus conversaciones son los de la soledad y la adicción. Foster Wallace ha luchado varias veces contra la depresión, y ha concluido que el principal objetivo de los libros es lograr que nos sintamos menos solos. El gran tema de La broma infinita es la adicción de los Estados Unidos al entretenimiento fácil -el cine, la televisión-- y la forma en que esta adicción puede llevar a la cultura a la muerte: todo está bien en dosis pequeñas, pero "nosotros no paramos con las dosis pequeñas". A la vez, Foster Wallace no tiene miedo de escribir en un tiempo tan superficial como este: lo que ha hecho la televisión, dice, "es darnos el regalo precioso de hacernos más difícil el trabajo".

Después de esos cinco días, Lipsky no volvió a ver a Foster Wallace. Pero la charla le cambió la vida, y hubo frases que se quedaron con él para siempre ("Dame veinticuatro horas solo, y puedo ser muy, muy inteligente"). Este libro conmovedor hará lo mismo con muchos lectores.

¿Gamoneda en Bogotá?


El poeta español, Premio Cervantes 2006.


El Festival Internacional de Poesía de Medellín anda en ello. Los organizadores del evento en Bogotá están a la espera de la respuesta del gran poeta español para llegar a la capital colombiana. Mientras tanto, Gamoneda anda en estos días en Buenos Aires, invitado por la FILBA. Daniel Amiano le entrevista para La nación:

-¿Cómo se ve dentro de la poesía contemporánea en nuestra lengua? ¿Encuentra coincidencias entre su voz y la de muchos poetas americanos, digamos, de Vallejo para acá?

-Colocándonos en años posteriores a los de la Guerra Civil, me creo relativamente -no por completo- ajeno a las tendencias dominantes en España. La poesía social de los años cuarenta, legítima en sus contenidos morales pero cualitativamente pobre, quiso ser estilísticamente enriquecida por mis coetáneos de la llamada generación del 50 (más "llamada" que realmente existente). Coetáneos y muy distintos fueron también otros muy importantes poetas (Claudio Rodríguez y José Ángel Valente, por ejemplo). Al realismo estilizado del resto generacional, le ha sucedido una promoción que practica lo que yo llamo "minirrealismo". Vivo, no me atrevo a considerar poeta grande más que a uno, olvidado hasta por sí mismo: Manuel Álvarez Ortega. En la segunda mitad del siglo XX existen, sí, poetas correctos y hasta notables y muy notables, pero grandes poetas, no acierto a localizar más que los que he mencionado. La mía es, claro, una opinión indecisa y quizá subjetiva en exceso. En los jóvenes actuales, en los más jóvenes, parece pronunciarse la voluntad de estar en la tradición, sí, pero no en términos regresivos, sino en su vanguardia, en la tradición que avanza. En cuanto a mí, debo más a los grandes simbolistas franceses (Rimbaud, Mallarmé) y a los grandes iberoamericanos (Vallejo, Wesphalen, Eielson, Olga Orozco, Gelman) que a mis compatriotas. Quiero dejar claro que las premuras y el olvido harán que, injustamente, no aporte nombres, tanto españoles como americanos, que debiera aportar.

-Usted aprendió a leer con el libro de poemas de su padre, Otra más alta vida, ¿cómo recuerda esa época y de qué manera lo marcó?

-Era el segundo semestre de 1936 y el primero de la Guerra Civil. Las escuelas estaban cerradas. El libro de mi padre me proporcionó el conocimiento de los signos de escritura y, al mismo tiempo, hizo natural en mí la percepción del pensamiento poético.

-Las penurias, el hambre, la muerte atraviesan casi toda su obra y reflejan su infancia en aquellos años terribles de la Guerra Civil. ¿En qué sentido lo ayudó la poesía?

-La poesía no sólo es creación, puede ser también liberación. El hecho poético puede convertir el sufrimiento en un poema, en un objeto de arte cuya materia son las palabras. Y el objeto de arte comunica una suerte de placer. Extraña pero real antítesis.

-¿Tiene algún método para escribir? ¿Alguna manía? ¿Sabe de antemano el tema del poema o se le aparece de otra manera?

-Nunca tengo un proyecto ni una previsión temática. El pensamiento poético es pensamiento rítmico en mayor graduación que pensamiento reflexivo o informativo, y es el pensamiento rítmico, vigilado sin gran deliberación, el que nos proporciona las significaciones y los conocimientos poéticos.

-¿Cuáles son sus poetas fundamentales y cuáles destaca de la poesía actual?

-Añada usted, a los que ya nombré, la Biblia, San Juan de la Cruz, Góngora, las letras jazzísticas, García Lorca (genial en sus altibajos), Saint-John Perse, quizá... ¿Actuales, actuales? No me atrevo a aventurarme.

-¿Cómo ve la poesía que se escribe hoy en España y la que se crea en Latinoamérica? ¿Ve diferencias importantes entre ellas?

-En términos generales, no me parece una gran poesía la española que se estima consolidada. Confío en los jóvenes, en el futuro poético, quizá próximo, de los jóvenes. La de América latina, en conjunto, me parece más sólida (puede haber una razón demográfica) que la de España. Pero me acuso de un desconocimiento que no sé si es perdonable. Gelman, Gonzalo Rojas, Nicanor Parra son grandes poetas vivos. Creo que los poetas iberoamericanos han sido y son más permeables, más inteligentemente sensibles en relación con la poesía de otras lenguas.

-Un armario lleno de sombra me parece doloroso y bello. ¿Qué lo llevó a escribirlo? ¿Cómo se lleva con la memoria, que a lo largo de su obra es un poco la muerte y los olvidos?

-Digo al final de estas memorias que consisten más en un reencuentro existencial con lo que fui, con lo que fuimos, que en un ejercicio literario. Se trata del inventario de mis pérdidas, un inventario predominantemente doloroso.

27.4.10

Martes y Miércoles de charlas

Esta semana está agitada en el ambiente literario. Les dejo aquí varios eventos, presentaciones, lanzamientos, charlas y demás. A programarse:

MARTES 27 DE ABRIL





El Taller de Cuento “Ciudad de Bogotá” con el ánimo de proyectar a nuevos narradores colombianos, ha abierto el espacio de lectura BOGOTÁ CUENTA en donde mensualmente se presentará la obra de escritores noveles.

La primera versión de “BOGOTÁ CUENTA – Nuevos Narradores Colombianos” se llevará a cabo en el contexto de la celebración del Día y la Semana del Idioma en la Feria del Libro Universitario organizada por la Universidad del Rosario.


Los escritores invitados son:


Favio Giacometto, Andrea Figueroa, Nicolás Donoso, María Antonia León, Raúl Torres, Gloria Morales Osorio, Andrés Gáfaro, Mónica Méndez, Oscar Nossa, Paola Duarte, Luis Izquierdo

El programa contempla la lectura de textos, un intermedio de Danza Contemporánea y un Intermedio de Flamenco.

Fecha: Martes 27 de abril
Lugar: Auditorio Mutis, Universidad del Rosario - Calle 14, No. 6-25 Bogotá
Hora: 4:30 p.m.


ENCUENTRO DE ESCRITURAS CREATIVAS
HISTORIA Y RELATO


Roberto Burgos Cantor.


En esta sesión se tratará el tema de las relaciones peligrosas entre el argumento y la trama; que son para el escritor algo así como el mapa y la brújula para el marinero, en términos de Javier Marías.

La pregunta que intentarán responder los invitados será: ¿En qué momento el texto que se está escribiendo adquiere vida? Es decir, en qué momento el escritor, gracias a su relación creativa con el lenguaje literario, trasciende las palabras y logra asomarse a mundos misteriosos.

Los Encuentros Distritales de Escrituras Creativas son un programa de la Gerencia de Literatura de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño y la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, en asocio con la Red Nacional de Talleres de Escrituras Creativas (RENATA, Ministerio de Cultura) y el Centro Cultural Gabriel García Márquez del Fondo de Cultura Económica.

El moderador de la mesa será Nahum Montt, director del Taller de Novela Ciudad de Bogotá de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño y RENATA. Contará con la participación de:

♦Juan Diego Mejía, matemático de la Universidad Nacional y autor de novelas que cuentan la vida de Medellín de finales del siglo XX. Ha publicado obras como El cine era mejor que la vida, Camila Todoslosfuegos y El dedo índice de Mao. Su más reciente libro es Era lunes cuando cayó del cielo.

♦Roberto Burgos Cantor, escritor cartagenero, autor de los libros de cuentos Lo Amador, De gozos y desvelos, Quiero es cantar, Juego de niños y Una siempre es la misma; del libro de testimonio Señas particulares; y de las novelas El patio de los vientos perdidos, El vuelo de la paloma, Pavana de ángel y La ceiba de la memoria, esta última ganadora del Premio de Narrativa de Casa de las Américas y finalista del Premio Rómulo Gallegos.

¿Dónde y cuándo?
Centro Cultural Gabriel García Márquez del Fondo de Cultura Económica (Cl 11 con cr 6)
Los últimos martes de cada mes-
Hora: 6:00 p.m.
Entrada gratis


MIÉRCOLES 28 DE ABRIL


RECITAL HOMENAJE A FERNANDO DENIS



Denis.


Este es un pequeño y muy grato homenaje al maestro Fernando Denis creado por sus amigos como un reconociento a su labor literaria, como genio creador de un arte maravilloso, espléndido, y que gracias a Editorial Norma su obra es una de las más significativas de Colombia y América Latina.
La presentación del evento estará a cargo del pintor Dario Ortiz, considerado el mejor pintor vivo de Colombia después de Botero.
Y leerá poemas las actriz Luz Estela Luengas.

COPA DE VINO

Fecha:
miércoles, 28 de abril de 2010
Hora:
18:30 - 21:00
Lugar:
CASA BIZARRA, CAFE-RESTAURANTE
Calle:
KRA 5ta Nro. 70A-07 Zona G



LOS ESCRITORES Y SUS OBRAS



Santiago Gamboa.


Con la presencia de

SANTIAGO GAMBOA

Éste escritor colombiano, autor de "Necrópolis", consideró que ésta es su novela más ambiciosa por el intento de reconstruir, a través de la voz de varios personajes, el mundo contemporáneo en el que vivimos.

ANTONIO GARCÍA

Su casa es mi casa, la primera novela de Antonio Garcái, reúne la intriga y el humor en una ocurrente trama que atrapa desde la primera página. De una manera ágil y alucinante, que hace pensar al lector en las historias de detectives y los cómics, este joven escritor nos lleva por una Bogotá que pareciera de papel, pero que es tan real y violenta como la que se vive a diario.

Lugar: Librería Lerner - Sede Calle 92
Calle 92 nro 15-23 Tercer nivel
Día: Miércoles, 28 de Abril de 2010
Hora: 7:00 p.m.
Teléfonos: 617 0476 - 236 0580

La librería... un espacio para descubrir
Entrada Libre

Fernando Vallejo en Buenos Aires


Fernando Vallejo.


Hoy se presenta en la feria internacional del libro de Buenos Aires, El don de la vida, la más reciente obra de Vallejo. Lo comentan en la Revista Ñ:

Que no, dice, que el loco furioso que desde sus libros tira con ametralladora verbal contra todo lo (humano) que camine no es él, no es Fernando Vallejo, no es el hombre que nació en Colombia en 1942, que es admirado en el mundo de habla hispana, que es el autor de La virgen de los sicarios . Dice que no es él pero a los dos minutos dice más o menos lo mismo que el personaje del libro que vino a presentar, como que Borges "es un muy mal poeta". Pero sobre todo dice que, como el personaje de El don de la vida ­"ese loco"­ él lleva una lista de gente conocida que murió. Setecientos ya tiene. No es capricho.

Este es un ­otro­ libro sobre su muerte. ¿Qué tiene que ver la lista? "Uno no muere de golpe, morirse es acabarse de morir. Piensa cómo los que lo acompañaron a uno con las ilusiones de uno, los valores de uno, desaparecieron. Entonces qué queda de uno, qué queda de uno en un mundo ajeno".

Vallejo se ha cansado de decir que él es un escritor en primera persona. Que no les cree nada a los narradores en tercera, que lo saben todo de sus personajes. Y esa convicción, claro, le complica el intento de narrar su muerte.


­ Es un imposible; uno escribe en tercera persona muy fácilmente la muerte de un personaje, pero ¿cómo dice uno en primera persona: "yo me morí"?


­ -Lo puede hacer el cine, hay camarógrafos que filmaron su muerte.


­ Filmar la muerte es como filmar el amor. El amor no se ve, el amor es interno. La pornografía no da cuenta de nada de lo que está pasando dentro de los que la están viviendo. El amor no se puede ver con una cámara ni la muerte tampoco; lo que cuenta es lo que está pasando dentro.


­ -¿Y qué es el amor?


­-El amor es sexo.


­ -Pero el sexo sí se puede ver.


­ -El sexo no se puede ver porque se ve lo exterior pero no se ve lo que está pasando en el alma. El sexo ante todo es algo del alma, es también algo del cuerpo pero ante todo, del alma.


­ -¿Y la muerte qué es?


­ -También del alma, la que se muere es el alma.


­ -¿Y el alma qué es?


­ -El alma es el yo, el momento, el ahora, lo que recordemos en el ahora. Es una pesadilla de la materia.


­ -Entonces el alma podría morir antes del cuerpo.


­ -Todas las noches morimos cuando estamos dormidos y no soñamos. Lo que sigue vivo es la maquinaria biológica. Con la muerte, se muere esa maquinaria y se muere definitivamente lo que ella sostiene, que es el alma.


­ -Y usted trata de anticipar lo que será eso ...


­ -Me estoy encaminando a pasos agigantados hacia la muerte.


­ -Como todo el mundo.


­ -Sí. Pero llega un momento de la vida en que uno se da cuenta que ese programita se acabó.


­ -¿Eso cuándo le pasó?


­ -Va pasando poco a poco después de los 50, cuando uno empieza a ver que se le muere la gente que lo ha acompañado a uno en la vida, quienes lo han rodeado, la familia, los amigos, la gente que uno ha querido, los enemigos, las ciudades, las calles, las casas que van tumbando, las calles que van ampliando, que convierten en avenida, los barrios que van tumbando, los hoteles que eran de primera y se vuelven hoteluchos, todo se va acabando y uno se va acabando como el mundo que lo ha rodeado. Y la música, la que estaba viva cuando uno era muchacho y que se muere también.


­ -¿Cómo muere la música?


­ -La dejan de oír los jóvenes y los viejos que la oían se mueren Aquí el tango y la milonga ya se murieron. En Medellín estuvieron vivos hasta hace diez años, fue el último reducto del tango y la milonga.


­ -Usted ha dicho que escribe para molestar, pero es un autor de éxito.
¿Será que encarna una especie de enojo de la época, un malestar que los demás no gritamos?


­ -Hay un malestar general, no se si en la historia de la humanidad haya sido siempre así, pero calculo que nunca como ahora, porque nunca para empezar había habido tanta gente, nunca habíamos estado tan amontonados. La frase de Sartre, que el infierno son los demás, se está convirtiendo en la gran frase de la humanidad.


­ -En el libro dice que Borges es muy mal poeta. ¿De verdad lo cree?


­ -Eso lo dice el loco del libro, no yo. No solo un muy mal poeta sino un prosista bastante irregular, está lleno de afectaciones, de impropiedades, como si no fuera su idioma la lengua española. Y no porque esté lleno de anglicismos, no usa anglicismos: es porque no se siente que hubiera respirado el aire que traían las palabras de la lengua castellana, como que hubiera respirado otro aire distinto.

25.4.10

La Iliada = Avatar


La película logra alcanzar la belleza del libro de Baricco.


Así lo anuncia Baricco en la FILBA. El escritor de la hermosísima novela Seda se encuentra en Buenos Aires. Guido Carelli logra una entrevista telefónica con el autor italiano:

Sus libros, sobre todo, los ensayos sí tienen una impronta filosófica...

-Bueno, hago filosofía a mi manera, digamos...

-Filosofía, teatro, cine, novela, ensayo, música, docencia, televisión. ¿A qué debe tantos oficios? ¿Explora o se aburre?

-Sí (concede y se ríe). En parte es eso. Odio la repetición y entonces necesito cambiar siempre la mesa de juego. Yo fui afortunado, porque tuve la posibilidad de hacer televisión, cine, trabajar en teatro. Probablemente tenía talentos que me lo permitieron, pero también es necesario encontrar alguien que te lo facilite y te induzca a hacerlo. Ecco (subraya en ese adverbio intraducible de verdad italiana) para mí eso es muy importante. Escribir libros es mi principal oficio, para el que tengo más talento. Es un trabajo muy bello, pero que te inclina a cierta forma de locura, porque es muy solitario, muy duro, muy largo. Entonces cada vez que termino un libro, el hecho de detenerme y hacer otra cosa le hace muy bien a mi salud, a mi cabeza. Es algo siempre muy importante.

-¿Eso es es en parte el talento multiforme de los "nuevos" escritores, al que ya se refirió tantas veces?

-El talento multiforme que ahora ejercen los escritores es algo que apareció en los últimos 10 o 15 años. En la década del 60, alguien como (Italo) Calvino sólo necesitaba escribir bien para imponerse. Hoy es diferente, porque debemos mostrarnos mucho más, porque crecieron los medios, los diarios, la televisión, Internet. Entonces nos piden que estemos presentes. Hoy, en Italia, no sé cómo será en su país (señala con una corrección política que roza el cinismo,) un escritor que es capaz de aparecer en televisión y tener un discurso efectivo, tiene diez veces más chances que uno al que no le salgan esos gestos.

Eso es –en gran medida– el sistema literario bárbaro que Baricco describe en su hasta ahora último ensayo. Un discurso articulado en series y, sobre todo, en imágenes. Se pone más serio –y no suspira– cuando se le sugiere la metáfora que podría suponer la Feltrinelli, la editorial que hace poco más de 40 años era una modesta pero influyente librería y casa editora dirigida por un mecenas de la izquierda revolucionaria, ahora convertida en uno de los grupos editoriales más fuertes de Italia. "Feltrinelli es uno de esos grupos que creció con Italia y que cambió mucho naturalmente. Pienso que todavía ha de ser uno de los mejores pedazos de Italia", opina. La Feltrinelli es, por cierto, el grupo que edita a Baricco.

-Elsa Morante, (Giulio) Einaudi, Natalia Guinzburg, Calvino son autores relevantes cercanos en el tiempo y que sin embargo parecen lejanísimos. ¿Por qué?

-Son figuras importantes, que vienen de un mundo que no existe más. El de las décadas de 1950 y 1960. Se suponía que era la Italia de la cultura, pero era muy chica. Era una especie de elite que tenía sus propios líderes y mitos. Ahora las cosas cambiaron, porque la comunidad de autores y lectores se amplió exponencialmente. El consumo de libros es bastante popular. Cambió muchísimo el marco, el paisaje. Creo que empezó a cambiar en los años 80. En los 90, cuando yo empecé a escribir junto a otros colegas, éramos animales nuevos. Y ahora esos animales crecen conmigo. Calvino tenía una inteligencia extraordinaria. Pasolini tenía una agudeza, un pensamiento feroz, que tal vez nunca vuelva a repetir. Nosotros heredamos su legado de buen grado, pero sin asustarnos.

-Casi toda su producción coincidió con la primacía política de Berlusconi. ¿Cómo juzga las opciones políticas de Italia?

-Yo crecí en los años 70. En esos años en mi país había una suerte de guerra civil. Había tiroteos prácticamente todos los días. El poder estaba bloqueado y en las manos de un país católico. Había corrupción, aunque no se viera, y ministros del interior que tenían que ver con el crimen organizado. (Giulio) Andreotti controlaba una red de poder enorme y todavía no entendimos hoy cuál era en realidad su estatura moral. Yo crecí en ese país: imagínese si Berlusconi me asusta. Berlusconi encarna seguramente un cierto estrato de los ideales democráticos. Es una interpretación un poco elitista de lo que puede ser la democracia. Nunca me preocupé demasiado, la verdad. No es un pasaje de nuestra historia que me haga feliz, pero desde que yo crecí nunca vi un período de madurez democrática tan largo como el de ahora.

Siempre equilibrado y a la vez audaz, evita la polémica y provoca en la misma operación. Puede comparar la estructura narrativa de Homero con la de James Cameron. "La Ilíada tiene la misma arquitectura que las películas del cine clásico norteamericano, incluso que Avatar. Entonces entiendes la fuerza profética de ese narrador, que era Homero", se entusiasma con un dejo de misticismo literario. Y rapidito, antes de sonar fatalista vuelve a la humildad. "No tengo grandes certezas", dice con resignación. "Cada tanto pienso que al final de la historia nosotros repetimos siempre los seis mismos gestos. Lo que cambia es el paisaje en el que los hacemos. Cada vez que sucede una mutación y pasamos de un paisaje a uno nuevo, recomenzamos a hacer esos gestos, igual que los chicos, uno por uno y desde el inicio. Son siempre los mismos: la guerra, dejar a la personas que se ama, morir, tener hijos, tener nostalgia, ira, rabia. Ser asediados –La Ilíada– y tratar de volver a casa –La Odisea. Los escenarios cambian muchísimo. El de ambas obras es un paisaje que no tiene nada que ver con el nuestro. Eso da una idea de lo que producen las mutaciones", vuelve a radicalizarse. Ya reflexionaba sobre el tema, aunque creía que era sobre la globalización, en Next. Allí concluía con la imagen de una pareja de recién casados en Calabria que emulaba a los protagonistas del multitaquillero Titanic, sobre una imaginaria proa de un barco. Se preguntaba entonces si eso era colonialismo cultural o un exorcismo contra la cultura chatarra imperialista. No tenía respuesta entonces.

-¿Llegó a responderse?

-No (se ríe), pero entendí que es una pregunta muy acertada y que es una de las pocas que encierra el enigma del presente. Fue una intuición, nada más, pero da en el punto, porque entender quién está fregando a quién es muy importante. Y una respuesta verdadera es muy compleja y difícil.

El aeropuerto de Santiago, ¿Se llamará ahora Pablo Neruda?


El aeropuerto de Santiago.

Una iniciativa presentada en julio de 2004 para rebautizar el Aeropuerto Internacional Comodoro Arturo Merino Benítez de Santiago de Chile con el nombre del poeta Pablo Neruda (1904-1973), Premio Nobel de Literatura 1971, fue rechazado por la Cámara de Diputados de la nación sureña el pasado jueves 8 de abril, con 44 votos en contra y 38 a favor.

El proyecto, que había sido presentado por parlamentarios de la entonces gobernante Concertación por la Democracia —actualmente en la oposición—, fue rechazado en una sesión en la que participaron 82 diputados, de un total de 120.

La iniciativa se fundamentaba en que el autor de Canto general es, de lejos, el chileno más conocido en todo el mundo, y que designar con su nombre al principal aeropuerto del país ayudaría a promover el turismo proveniente del extranjero.

Los autores del proyecto citaban, además, el ejemplo de otros países que han dado el nombre de sus grandes figuras históricas a sus aeropuertos, como Charles de Gaulle (Francia), John Kennedy (Estados Unidos), Leonardo da Vinci (Italia), José Martí (Cuba) o Indira Gandhi (India).

El principal terminal aéreo chileno lleva desde 1980 el nombre del aviador y militar chileno Arturo Merino Benítez (Chillán, 1888; Santiago, 1970), considerado el fundador de la Fuerza Aérea de Chile (FACh).

Durante el debate para decidir el cambio de nombre, el diputado Patricio Melero, de la derechista Unión Demócrata Independiente (UDI), rechazó el proyecto porque “la figura de Pablo Neruda es lo suficientemente conocida en Chile y el mundo y no necesita del aeropuerto para resaltar su obra literaria”.

El socialdemócrata José Auth se pronunció a favor, “porque es un caso excepcional”, tras declarar que habitualmente es “antagónico a la de idea de poner nombres a las cosas”.

Para Alberto Cardenil, de Renovación Nacional, el partido del presidente Sebastián Piñera, “hay una mala costumbre en Chile que es cambiarle el nombre a las cosas. A mí no me gusta esa forma de actuar; he sido bien critico de todos los cambios de nombre, por eso no me gusta este proyecto”. Añadió que la idea era “un agravio” a la memoria de Merino Benítez.



El diputado comunista Lautaro Carmona, de cuyo partido el poeta fue militante y senador, denunció que el debate estuvo sesgado “con una carga política e ideológica de gran sectarismo”, mientras el socialista Fidel Espinoza consideró “una vergüenza” el rechazo del proyecto. “Esta es la misma derecha del siglo pasado; no ha evolucionado absolutamente nada”, espetó.

El demócrata cristiano René Saffirio coincidió en que el rechazo fue producto de “una polarización política y del desconocimiento de la derecha de la imagen, la impronta y de la contundencia de la obra de Neruda”.

Por su parte, el presidente de la Fundación Pablo Neruda, Juan Agustín Figueroa, lamentó la decisión, sobre todo por el tinte político que tuvo el debate. “Darle un sesgo político al tema de Neruda yo creo que es un despropósito”, afirmó.

Pasantías


Biblioteca Virgilio Barco.


Apertura:23 de Marzo
Cierre:15 de Mayo
Pasantías:Diez (10)
Cuantía:Hasta cinco millones de pesos ($5.000.000) por pasantía
Duración:Mínimo tres (3) meses consecutivos a partir de la fecha de firma de la resolución de pago a los ganadores.


Dirigida a estudiantes de últimos semestres de Bibliotecología, Antropología, Lingüística, Literatura, Historia, Sociología, Trabajo Social, Ciencias de la Educación, Comunicación, para que viajen a un lugar de Colombia diferente al de su residencia, con el fin de apoyar la gestión de los bibliotecarios, la puesta en marcha de actividades de fortalecimiento y mejoramiento de los servicios y programas de las bibliotecas y el desarrollo de proyectos bibliotecarios en contextos multiculturales orientados a la identificación, recuperación, sistematización y difusión de los saberes y memorias locales.
El candidato deberá indicar su preferencia, sin embargo en caso de ser necesario, será la Biblioteca Nacional quien asigne, de acuerdo a las propuestas recibidas y a las necesidades de las bibliotecas, el lugar donde se realizará la pasantía, al igual que el plan de trabajo del pasante. Pasantías: Diez (10). Cuantía: Hasta cinco millones de pesos ($5.000.000) por pasantía. Duración: Mínimo tres (3) meses consecutivos a partir de la fecha de firma de la resolución de pago a los ganadores.

Más info, aquí.

23.4.10

Poema del Viernes # 15


Andrés Neuman (Buenos Aires. 1977)


A pesar de que sus novelas han ido opacando un poco su poesía, no hay que olvidar que Andrés Neuman es un excelente lírico. Ganador del Premio Hiperión de Poesía, 2002, con su libro Tobogán. Es de este libro precisamente que pertenece el poema de hoy. Al igual que en su momento Víctor Cabrera tradujo en poema la presencia de su hija, Neuman lo hace desde una perspectiva insólita y abrumadora: en la ensoñación ulterior de la presencia desconocida.

PALABRAS A UNA HIJA QUE NO TENGO


Entornaré tus ojos si prometes soñarme.
Compréndeme, no es fácil velar por alguien siempre:
a veces necesito saber que tienes miedo.
Cuando sepas hablar, dame mi nombre;
diciéndome papá ya habrás hecho bastante.
En invierno no abrigues demasiado
tu cuerpo de princesa, más útil y más noble
es irse acostumbrando a resistir.
Acepta golosinas de los desconocidos
-no está el mundo como para negarse-,
pero apréndete esto en cuanto puedas:
más frecuente es lo amargo, o que te ignoren,
y no los caramelos.
Te enseñaré a leer fuera del aula,
y llegada la hora quiero que escribas mar
sobre los azulejos del pasillo.
Cuando por vez primera cruces la calle sola
sabrás que el riesgo y la velocidad
perseguirán tus días para siempre.
No creas que, en el fondo, no soy un optimista;
si no lo fuera, entonces no estarías allí
cuidando que te cuide como debo.
Como ves, desconfío
de quienes no veneran el asombro
de estar aquí, ahora.
Existe la alegría, pero duele;
tendrás que conseguirla.
Y cuando la consigas tendrás miedo.

22.4.10

I foro de Estudios Hispánicos y Americanistas


Kodama.


El I Foro de Estudios Hispánicos y Americanistas da comienzo este miércoles en la Universidad Jaume I de Castellón. El congreso ha sido organizado por la Unión de Editoriales Universitarias Españolas (UNE) en la que se integran todas las universidades de España con servicio de publicaciones y algunas instituciones como el CSIC, la Real Academia de la Lengua Vasca, el Instituto de Estudios Aragoneses... Su intención, como explica su presidente, Francisco Fernández Beltrán, es "promocionar el libro universitario, que afronta graves dificultades para abrirse un hueco en el mercado".


La asociación, aprovechando el bicentenario de la emancipación de las colonias americanas, ha centrado el foro en el ámbito de los estudios hispánicos y americanistas, “un territorio muy fértil en trabajos científicos realizados en las universidades, que luego gozan de pocos espacios para mostrarse al público”, advierte Fernández Beltrán. “También porque la conmemoración se estaba sosteniendo sobre todo al otro lado del Océano, mientras que en España no se le estaba dedicando tanta atención”. Por estos motivos, durante los próximos tres días muchos de esos investigadores en este campo tendrán la oportunidad de dar a conocer los frutos de sus investigaciones, en las diversas comunicaciones que han sido programadas por las tardes.

Las mañanas, por el contrario, estarán reservadas a las ponencias de académicos de prestigio. El jueves será el día destinado a las cuestiones literarias y lingüisticas (el miércoles se abordarán los aspectos históricos y el viernes los políticos). Romperá el hielo el lingüista, escritor, investigador y miembro de la RAE Fernando González Ollé, con un discurso inaugural. Luego intervendrán el ensayista hispano-uruguayo Fernando Aínsa, que analizará la influencia del Quijote en la narrativa hispanoamericana, y Manuel Ángel Vázquez Medel, Catedrático de Literatura Española de la Universidad de Sevilla, que disertará sobre el “compromiso editorial del autor granadino tanto en España como en América”. El colofón lo pondrá María Kodama, presidenta de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges y viuda del escritor, que brindará una videoconferencia desde Buenos Aires en la que abordará las relaciones de España y América en la obra de Jorge Luis Borges.

Habla Carmen Balcells


Balcells.


La agente literaria más importante del siglo XX en lengua española, dio una entrevista a Xavi Ayen. Entre otras cosas, cuenta su más reciente faceta: la hotelera:

En su piso de Barcelona se celebró la mítica fiesta de despedida de Barcelona a los Vargas Llosa en 1974...
Sí, entonces sólo teníamos el 3.º 3.ª, y ahora tenemos toda la planta. Aquella fiesta fue gloriosa, estaban García Márquez, Vargas Llosa, José Donoso, Jorge Edwards, Ricardo Muñoz Suay... duró dos días porque a Mario le retrasaron un día la salida de su barco al Perú. Y no se me ocurrió nada mejor que decir: "¡Que continúe la fiesta!". Los Vargas Llosa ya habían cerrado su casa de Barcelona, ¿qué iban a hacer? ¿Irse a un hotel? Era más fácil continuar bailando.

Fue la fiesta final del boom, ¿no?
Fue uno de sus finales. Hay muchos finales del boom, depende de cómo se cuente. Esa fiesta fue el final feliz. Todos los desafectos son posteriores a aquella fiesta, sí.

Los otros finales no son felices...
¿Quién dice que no? Los autores vivos siguen vendiendo todos ellos montones de libros. Y los que se han muerto disfrutan de la vida eterna. ¿Se le ocurren finales más felices?

No todos siguen siendo amigos.
Pero es que esa no era la finalidad del boom. El invento de la palabra boom no fue para constituir una fraternidad de amigos, para relacionarse afablemente e irse de excursión al campo con las familias. No, no, no... Aquello era un lobby, algo que tiene que ver con el poder literario. Con vender, ¿comprende? Vender. Y, tantas décadas después, aún funciona el invento. Venden millones de ejemplares. Son excelentes escritores. Hay intentonas de imitar aquello, de crear grupos aquí y allá. Pero los que venden son los chicos del boom: Gabo, Vargas Llosa, Cortázar, Fuentes, Donoso, Allende...

¿A Isabel Allende la mete también en el boom?
Al editor Mario Lacruz le vendí a Graham Greene y, en el mismo pack, le metí La casa de los espíritus de Allende, entonces una autora inédita. Lacruz me llamó enseguida, emocionado: "¡La voy a publicar como la mujer del boom!".

¿Por qué no funcionan otros grupos literarios?
Porque intentan imitar aquello, emular algo del pasado. Las nuevas generaciones deben construir algo diferente, no intentar repetir lo que hicieron sus padres. Cuando alguien copia, no se da cuenta pero está reproduciendo sólo lo accesorio, no lo fundamental.

Bienvenidos al hotel Balcells . La agente literaria más famosa de la Tierra, fundadora del boom literario latinoamericano, representante –y mucho más– de autores como Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Miguel Delibes, Pablo Neruda, Juan Marsé... la mujer que comparte manteles con jefes de Estado y que –dicen– mueve con sus hilos muchos resortes del panorama editorial, se ha ido a su pueblo –en realidad, una pedanía– y ha comprado varias casas para reconvertirlas en hotel rural de lujo y organizar actividades culturales que insuflen nueva vida a la zona. Tan preocupada por grandes operaciones editoriales como por cambiar las bombillas de la piscina, Balcells recibe a este diario en su casa, junto al nuevo establecimiento hostelero.

¿Dónde estamos exactamente ahora?
En mi pueblo natal, Santa Fe de Segarra, que es una pedanía de Les Oluges. Esta fachada que vemos desde aquí, con aquel letrero que dice Santa Fe de las Américas es la recepción de mi hostal, bueno, llamémoslo hostal de lujo, o ponga simplemente confortable, que estamos inaugurando en este momento.

¿Todas estas casas que vemos son su hostal?
Nooo. Son tres casas juntas que conforman seis apartamentos. Ahora sólo me falta encontrar la clientela adecuada.

¿Qué clientela busca?
Gente mayor, con una salud relativamente estable, aunque tanto el CAP de Cervera como el médico de Sant Ramon están muy cerca y son excelentes. Los requisitos para los inquilinos serían también tener buen humor, un cierto gusto por la soledad, los paseos y los juegos de cartas. Y que deseen quedarse durante periodos más o menos prolongados.

Así, ¿podemos decir que ha iniciado una nueva etapa como empresaria hostelera?
Sí. En este momento de mi vida, al borde de los 80 años, he querido volver a mi pueblo natal, a envejecer mirando el paisaje, poner un huerto, ver crecer mis árboles... ¿ve? Aquellos olivos son de Rosa Regàs, aquellos tres cipreses son Manuel Vázquez Montalbán, su mujer Anna Sallés y su hijo Daniel Vázquez Sallés... Cada árbol tiene el nombre de un escritor. Y esos bustos de Adriano y Trajano que nos contemplan eran de Terenci Moix. Pues bien, considero que, para financiar los gastos que genera mi retiro en este apacible lugar, es mi obligación generar algún ingreso. Un hostal de alta comodidad es el negocio ideal y dará vida al pueblo, que la necesita. Estaba pensando poner un anuncio en una revista alemana o llamar a Lara para que, ahora que ha comprado Círculo de Lectores, ofrezca a sus socios estancias en el hotel Balcells además de libros, pero, al final, he preferido conceder una entrevista a su diario, que tiene una larga tradición comercial y un porcentaje nada desdeñable de lectores que responden al perfil que busco.

Vaya, qué sorpresa... ¿Desea poner algún otro anuncio gratuito más?
Sí. Estoy buscando una persona bilingüe (inglés-español) que conozca el tema de los derechos extranjeros. A poder ser, alta, rubia y sueca.
No siga con más anuncios, que nos saltará encima la defensora del lector...
Es que me sale mucho más barata esta entrevista que un anuncio, con la ventaja de que aquí en la sección de Cultura nos lee gente del sector, interesada por estos temas. Estadísticamente es probable que me conteste alguien. ¿Quién sabe? Igual me llama alguien ofreciéndome 2.200.000 euros y se lo vendo todo.

21.4.10

Pacheco, Premio Cervantes


Una de las grandes figuras de la poesía latinoamericana.


Durante meses, José Emilio Pacheco se encomendó al gran dios azteca Huitzilopochtli (Cortés y los suyos pensaron en llamarle Pepe, pero al final se conformaron con Huichilobos) porque no es hombre de celebraciones, ni de agasajos, ni de premios (“aunque no los he satanizado, dice, sobre todo porque no usé ninguna influencia para ganarlos”), y venir hasta España para recoger su premio no era precisamente el santo de su mayor devoción. Luego, fantaseó Pacheco con que las cenizas del volcán islandés impidieran su periplo, porque quien dijo que ni siquiera era el mejor poeta de su barrio no es hombre de fastos, aunque vengan matasellados con un ineludible “Ganador del Premio Cervantes”. Pero aquí está, y su agenda durante esta semana es casi la de un ministro y una ministra, la de Cultura, Ángeles González-Sinde, quien se vistió de presentadora bien informada, para entablar con Pacheco y con el también poeta y director de Radio Nacional Ignacio Elguero una conversación a tres bandas, y una cuarta pared, la de los periodistas.

Es Pacheco hombre sencillo, de cálida, calidísima palabra, hombre y poeta que en cada frase salva todas las distancias. “He de reconocer que no he bajado de manera muy airosa la escalera, creía que sólo se recibía así a los actores”, sonríe y se sincera ante los fotógrafos. “Poeta, siempre me he preguntado por el oficio de escribir”, le dice Sinde. “¿Qué condiciones han de darse para que alguien elija la poesía para comunicarse con los demás?”. “Sin duda –responde José Emilio Pacheco- creo que la poesía es una capacidad inherente a todos los seres humanos. Pero, desde luego cuando estás en el colegio, con catorce años y quieres formar parte de la pandilla, cómo le vas a decir a tus compañeros: soy poeta. Es más, cuando tuve mi primera cuenta bancaria, en profesión puse: Trabaja por su cuenta".

Lo que en otros es camisa apretada, estrecha y ceñida, mayormente camisa de once varas, es en Pacheco modestia, modestia que le sale del alma, humildad del que con versos como estos “Ni amor ni nada: / tan sólo ojos de cólera mirándonos” no necesita excusa alguna: “Si me pongo soñador, digamos que soy poeta debido a una palabra que ya no se usa: la vocación. Si me pongo realista, digamos que me convertí en poeta por todo lo demás que no supe hacer”.

Pacheco no se olvida en estas mañanas y tardes de gloria de sus viejos amigos (cincuenta años codo con codo) Sergio Pitol y Carlos Monsiváis, ambos enfermos. "Si el Premio se lo dieran a uno con treinta años podría disfrutarlo, pero me temo que a la edad que tengo (va para los 71) voy a tener que guardar el dinero del Cervantes para los gastos del hospital. Veo enfermo a mi amigo Monsiváis y me doy cuenta de que ése es mi porvenir inmediato. Me han llegado los 15 minutos de fama de los que hablaba Warhol, pero me han llegado cuando falta un cuarto de hora para las 12. Es decir, que tengo 15 minutos de provecho".

Ángeles González-Sinde e Ignacio Elguero pactan una pausa con el poeta, le piden que recite, aunque don José Emilio no soporte las lecturas de poemas. “Si al menos se rifase un pollo”, guasea. “La gota es un modelo de concisión: / todo el universo / encerrado en un punto de agua”. Ciencia muy exacta la de la poesía de Pacheco, con el recado de algún sabio griego bien presente: "La poesía es pintura que habla, la pintura es poesía del silencio”. Poesía que le pide al tiempo, por favor, reloj, no marques las horas, pero poesía que sabe que el tiempo es un sicario implacable: "Escribir poesía hoy en día es un absoluto misterio, porque todo está en contra. Se escribe en legítima defensa”.

El verso de Pacheco ilumina, pero cuando pasa a la prosa de la conversación su palabra se torna dardo: “El mundo es desastroso, cada vez peor. Las cenizas del volcán no son nada comparadas con los terremotos, con la violencia cotidiana que sufre mi tierra. Cómo me gustaría haber influido en la realidad de mi país con tanta violencia y crueldad como existe”. ¿El futuro? José Emilio Pachecho sí sabe, pero casi no contesta. “Yo no pertenezco al mundo de ustedes, yo soy de la cultura del libro impreso, y no sé qué pasará con el libro electrónico. Fíjense, hasta me asombraba ver salir un fax, pero a lo mejor, incluso a través del móvil, la tecnología sirve para que la poesía se propague más”.

Ángeles González-Sinde tendrá que volver al despacho sin escuchar de labios del poeta uno de sus poemas preferidos: “Telaraña” (Telaraña: crin de una caballo espectral, puente colgante entre el mundo de aquí y la noche que siempre está esperándonos”), pero Pacheco, caballero y poeta andante la consuela: “Esta noche tengo los libros (“Tarde o temprano”, su poesía completa en Tusquets), uno es para ti”. Eso sí que es un regalo.

Vargas Llosa habla sobre la era digital


El escritor peruano.


Sin funerales, sin elegías por el libro, pero sin guardarse tampoco ni las dudas ni las sonrisas escépticas, Mario Vargas Llosa (Perú, 1936) ha conversado esta mañana en Madrid con un grupo de amigos sobre el Tema ineludible de estos tiempos, aquél que espera a la vuelta de la esquina cuando crees haberle dado esquinazo: el eBook, la digitalización, la hipotética muerte del libro.


La ocasión la ha brindado NH Hoteles en el acto de entrega de los premios de su ya tradicional concurso de relatos, que apadrina el escritor peruano y al que sirven de jurado Gabriele Burgio, presidente de la firma hotelera, Lorenzo Silva, Marta Rivera de la Cruz, Manuel Longares, Santos Sanz Villanueva y José Luís Martín Nogales. Vargas Llosa ha ejercido, inquieto y curioso, de espontáneo moderador, se ha batido en defensa del cuento, “un género heroico”, y ha apostado por la literatura de futuro frente a las urgencias y actualidades a las que parece convidar la lectura digital.

Según afirman los promotores del concurso, el NH de Relatos ha batido este año todos los récords de participación. De las 253 colecciones de cuentos y 1.043 relatos presentados se han alzado como ganadoras las obras de la uruguaya Cristina Peri Rossi -Habitaciones privadas, premio al libro inédito dotado con 20.000 euros- y de los españoles Gustavo Martín Garzo -El país de la cebada, premio de 10.000 euros al mejor relato independiente presentado-, Juan Bonilla y Carlos Castán -ambos galardonados también con 10.000 euros a las mejores antologías de relatos publicadas, Tanta gente sola y Sólo de lo perdido, respectivamente.

Tras la preceptiva entrega de galardones, en la que todos los premiados, salvo la ausente Peri Rossi, han recordado el influjo mágico que las letras de Vargas Llosa ejercieron en sus inicios literarios, resultaba obligada una defensa vehemente del género. “No sé por qué los editores desconfían del cuento -se ha preguntado Vargas Llosa-, tan difícil como perfecto, tanto como un poema, como una buena fotografía, la punta del iceberg de la Literatura... La novela es mucho más imperfecta”.

El sueño del celta, próxima novela
La próxima novela “imperfecta” del escritor peruano ya está escrita, por cierto. Se titulará El sueño del celta y rescatará, como él mismo ha avanzado, la increíble peripecia vital de Roger Casament, el aventurero irlandés amigo de Conrad que fatigó a principios del XX las selvas del Congo y la Amazonía y sacudió las conciencias europeas con una serie de impresionantes informes sobre las terribles condiciones de los indígenas trabajadores del caucho.

No resultaba muy difícil, tras el avance de Vargas Llosa, viajar de la Ceca a la Meca, imaginar su próxima novela en formato digital y urgir su opinión sobre el asunto literario de nuestros días. Pero él, lejos de mostrarse asertivo y categórico se ha arrancado a preguntar a los presentes. Estos, claro está, se han dividido inmediatamente en los dos grupos de rigor, el de los luditas defensores del libro tradicional, comandados por Juan Bonilla -“si los miras juntos, el libro tradicional parece en realidad el futuro del libro digital” - y el de los más abiertos a las posibilidades digitales, entre los que ha destacado, con sus reservas, Lorenzo Silva, defensor de la necesaria pervivencia de los editores “para mantener una oferta de calidad” en el naciente mundo del eBook.

Tras las intervenciones, el autor de Conversación en la catedral ha recogido el guante y ha manifestado sus recelos, por ejemplo, a la pobreza literaria de los blogs. Vargas Llosa teme que la digitalización conlleve tres peligros notables, la simplificación, la banalización y la corta permanencia: “Aunque muchos piensen que esto es una ingenuidad, puede desaparecer la imprescindible noción de obra maestra, las escrituras para el futuro, para las generaciones futuras” ¿Una muestra? “El ejemplo del Arte reciente, tan espectacular como banal y efímero”.

20.4.10

Un siglo sin Twain


Finn.


Se cumple un siglo sin Mark Twain, figura indiscutible de la literatura norteamericana. Le han llamado el Whitman de la narrativa. Huckleberry Finn y Tom Sawyer, son sólo algunos de su personajes más célebres. Así lo anuncia El cultural:

“Toda la literatura norteamericana moderna viene de un libro de Mark Twain titulado Huckleberry Finn. Si lo lees, detente justo cuando al negro Jim se le separa de los chicos. ése es el verdadero final. El resto es un simple engaño. Pero es el mejor libro que tenemos. Toda la literatura norteamericana empieza con él. No había nada antes. No hay nada tan bueno después.” La apreciación se refiere, obviamente, a Huckleberry Finn de Mark Twain -seudónimo de Samuel Langhorne Clemens (1835-1910)- y fue realizada por Ernest Hemingway en Las verdes colinas de África (1935). Y eso que no es precisamente el autor de El viejo y el mar una fuente fiable y objetiva en sus apreciaciones literarias, ya que son más que conocidas sus filias y fobias -algo tendrían que decir al respecto Scott Fitzgerald y Sherwood Anderson-. Sin embargo, lo que resulta evidente es que Las aventuras de Huckleberry Finn (1885) marca el punto cumbre de las letras norteamericanas, consagrando definitivamente la “independencia cultural” que reclamara James Kirke Paulding a comienzos del XIX, e iniciada con La letra escarlata (1850) de Hawthorne y Moby Dick (1851) de Melville. No en vano, en una conferencia en Japón, en 1955, William Faulkner afirmó que Twain es “el padre de la literatura norteamericana… el primer escritor verdaderamente norteamericano, y todos nosotros somos sus herederos”.

Lo sorprendente, sin duda, es cómo un huérfano de doce años llamado Samuel Clemens, que abandonó sus estudios para trabajar como aprendiz en un modesto periódico local, piloto de barcos, soldado y viajero, se convirtió en una leyenda para millones de lectores, escritores y críticos gracias a sus crónicas periodísticas y a novelas tan populares como el ya mencionado Huckleberry, Las aventuras de Tom Sawyer o Un yanqui en la Corte del rey Arturo.

William Dean Howells, editor del influyente Atlantic Monthly y gran pope de la literatura norteamericana de entresiglos (XIX-XX), alabó efusivamente la publicación de Huckleberry Finn llegando a afirmar que se trataba de la primera obra de ficción que reflejaba con fidelidad la realidad e idiosincrasia norteamericanas. Howells, en estas cuestiones críticas mucho más fiable que Hemingway, abogaba por un modelo cultural literario norteamericano más próximo al regionalismo -en lo que vino a denominarse “color local”- que al urbanismo de Henry James, que acababa de publicar Washington Square (1881). Y de alguna forma la dicotomía Twain-James o James-Twain parece tener una sombra tan alargada que se proyecta hasta el siglo XXI. En cierta ocasión escuché a mi querido maestro Leopoldo Mateo mencionar cómo había constatado que aquéllos que sentían pasión por Twain aborrecían a James, y viceversa.

En el caso de Twain su influencia se circunscribe casi exclusivamente a Huckleberry Finn, pues el resto de sus obras, si exceptuamos algún que otro cuento incluido en La afamada rana saltarina del condado de Calaveras (1867), no logra ni tan siquiera aproximarse a las cotas artísticas alcanzadas en la historia del pícaro Huck y el esclavo Jim.

Con anterioridad a Twain, escritores como Francis Bret Harte, autor del divertido volumen The Outcasts of Pokerflat (1869) y Joel Chandler Harris y sus Historias del tío Remus (1880) ya habían explorado las posibilidades literarias del ambiente rural y fronterizo, de acuerdo a formas y modelos literarios distintos, no necesariamente antagónicos, al romanticismo de la primera mitad del siglo, pero es Mark Twain quien confiere su auténtica categoría al género.

Hamlin Garland fue uno de sus primeros y más aventajados discípulos y los cuentos de sus Main-Traveled Road (1891), y especialmente A Son of the Middle Border (1917) ofrecen una perspectiva de la América rural que complementa la del autor del Mississippi. También Charles W. Chesnutt en su injustamente olvidada The Marrow of Tradition (1901) mantiene interesantes deudas con Twain, tanto en lo referente al género literario como en lo sustancial del argumento al explorar la perversión social y personal que significa la esclavitud. Similar influencia a la que podemos encontrar en George Washington Cable, especialmente en obras como The Negro Question (1888).

Pacheco: tarde o temprano


José Emilio Pacheco.


José Emilio Pacheco es de aquellos poetas eternos, perdurables en la poesía latinoamericana. Recuerdo ese poema del zancudo que resulta ser más humano que el propio hombre...en fin. Desde el año pasado, y desde que le otorgaron el Premio Cervantes, las ediciones de su obra aparecen a diestra y siniestra. Por fortuna. En el diario El país de España hablan sobre su libro Tarde o temprano, donde se antologa parte de su mejor poesía. Así lo comentan:

En su poema 'La mosca juzga a Miss Universo' José Emilio Pacheco plantea, en forma de monólogo dramático, la repugnancia de una mosca por la supuesta belleza de una hermosa mujer cuyas piernas "no se curvan ni se erizan de vello" y cuyo vientre "no es inmenso ni está abombado". En otro poema, escrito muchos años antes, 'Escolio a Jorge Manrique', replica a modo de epigrama que "La mar no es el morir / sino la eterna / circulación de las transformaciones". En 'Tal por cual', advierte que esa expresión era un insulto gravísimo durante su infancia, por el que la gente se pegaba nada más oírlo, y propone, en vista de lo cambiante y misteriosa que es la gramática, convertir en insulto palabras igualmente inocentes: "lontananza, arabesco, rada, / erial, relieve, barbecho". En 'Carta a George B. Moore en defensa del anonimato' le dice a su corresponsal -quien, según el poema, le ha llamado para pedirle una entrevista- que si le han gustado sus versos "qué más da que sean míos / de otros / de nadie /. En realidad los poemas que leyó son de usted: / Usted, su autor, que los inventa al leerlos". En el 'Rap del salmón', que pertenece a su libro Como la lluvia, publicado el año pasado, escribe y casi canta: "Qué esfuerzo inútil: cada minuto / Pienso en la cuna, para mi luto" o "Roto y exhausto, muy malherido, / Llego a la poza que es meta y nido".

Son solamente algunos ejemplos de la rutilante variedad temática y formal de la poesía de José Emilio Pacheco y a la vez, de la fina constancia de su pensamiento. El sistema poético de José Emilio Pacheco está particularmente alerta ante cualquier ocasión, del tipo que sea -literaria, cultural, vivencial, imaginativa, especulativa-, para constatar, casi siempre con una ironía que suele ir acompañada de un rebufo impagable de ternura, la pequeñez del ser humano y la temporalidad de todas sus obras.

A su poesía reunida, de la que acaba de aparecer en España una nueva edición (Tusquets) que incluye sus 14 libros de poemas publicados hasta la fecha, la ha titulado, ya desde la edición del año 2000, Tarde o temprano, un nombre que parece tener insertado, como tantos de sus poemas, el tictac amenazante de un reloj y que une en un segmento común el destino irremediable de vida y poesía, es decir, la muerte y el olvido.

José Emilio Pacheco es uno de los grandes poetas del tiempo en lengua española y uno de los que mejor ha sabido poner las sílabas de nuestra época. La realidad en sus poemas es una sucesión de sobresaltos sensoriales, emocionales, intelectuales que retan con sus asedios al poeta. La poesía, tal y como se desprende de su trato con ella, es, antes que nada, clarificación, es decir, reposo e iluminación de alguna cosa, supresión de los impedimentos que hacen difícil comprenderla. En toda esa tarea hay una vigorosa voluntad de servicio a la cual la poesía se entrega con placer aportando sus combinaciones sensoriales, sus músicas particulares, su capacidad de poner, una vez y otra, el dedo en la llaga. El principal enemigo visible, o invisible, del poeta habita tanto las máscaras de la realidad como los perezosos lugares comunes del pensamiento, contra los que José Emilio Pacheco lanza la sutileza de su percepción, un sentido del humor infalible y una inteligencia golosa y trepidante que parece atreverse con todo.