Pasando por el blog del argentino Ezequiel Martinez, me encuentro con una divertidísima página, o por lo menos algo extraña, acerca de un mapa literario. Dice el argentino:
Hace un tiempo comenté un pequeño divertimento en un sitio de Internet que permite jugar con el gusto literario: al completar tres casilleros con el nombre de otros tantos autores que nos gustan, el programita arroja el nombre de otro que seguramente nos deparará los mismos placeres.
En ese mismo sitio encontré ahora la variante Map of Literature. Esta vez el jueguito consiste en poner el nombre de un escritor, y a partir de ahí se despliega una especie de mapa estelar con el nombre de otros autores que rodean al de nuestra consulta, como si fuesen satélites de una Babel planetaria. Cuanto más cerca están dos nombres, más probabilidades hay de que ambos le gusten al lector.
No sé si los resultados son fiables, sobre todo porque aquí también se impone la dictadura anglosajona. Pero hice algunos experimentos. Muy cerca de Adolfo Bioy Casares aparece Mia Couto, rodeado un poco más lejos por Rubem Fonseca, Enrique Vila-Matas o Luis Fernando Verissimo, y recién a unas horas luz de distancia flotan los nombres de Borges, Poe, Rulfo o Nabokov. Para fortalecer las sospechas de promiscuidad en el asunto, advertí que no lo rodeaba ni de cerca el nombre de su esposa, Silvina Ocampo. Entonces puse el nombre de ella, y en vez de Bioy el que más le arrimaba el bochín era Georges Simenon. Un poco más allá aparecieron Cortázar, Saramago, García Márquez, Stephen King, Rulfo, Marguerite Duras, y luego Borges, Jorge Amado o Pessoa.
Probé con muchos otros nombres, pero si les revelo todo el universo no tiene gracia.
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