En 1973 al morir Gabrielle Kerouac, la madre de Jack Kerouac, ésta había dejado todo los bienes de su hijo a la tercera esposa del escritor, Stella Stampas Kerouac. Desde entonces, la familia Sampas ha ejercido control absoluto sobre los manuscritos y objetos personales del autor de En el camino, que murió de cirrosis del hígado en 1969, a los 47 años.
Jan, la hija de la segunda mujer de Jack Kerouac, disputó la validez del testamento en 1994 después de ver una copia e intuir que la firma de su abuela beneficiando a la última mujer de su padre, era falsa. Jan murió dos años más tarde pero el sobrino del escritor, Paul Blake, siguió con el litigio. Ahora, en una resolucion del viernes 24 de julio, el juez de Florida George W. Greer determinó que sí, que efectivamente la firma fue falsificada. Escribió Greer: "Claramente Gabrielle Kerouac no estaba en condiciones físicas para firmar el documento con fecha 13 de febrero, 1973 y -más importante aun- la firma que aparece en el testamento no es de ella".
Se estima que el patrimonio de Kerouac estaría valorado en unos 20 millones de dólares. Consiste en manuscritos no publicados, diarios íntimos, miles de cartas y la casa de San Petesburgo, Florida, donde vivió Kerouac los últimos años de su vida. La determinación del juez seguramente será del agrado de muchos devotos de Kerouac que se sintieron ofendidos por ciertas ventas del legado del escritor que hizo la familia Stampas, entre ellas el sobretodo del autor que compró el actor Johnny Depp por 50.000 dólares, o el manuscrito original de En el camino, vendido por 2,43 millones de dólares al dueño de un club del fútbol americano, Los Indianapolis Colts. Poco antes de su muerte, Kerouac había escrito una carta a su sobrino en la cual le decía que no deseaba que su herencia quedara en las manos de su esposa y "sus centenares de parientes griegos".
Gerald Nicosia, un biógrafo de Kerouac que tenía buenas relaciones con la hija del escritor. dijo que el deseo de ella era que todo el material de su padre terminara en el archivo de una biblioteca. Pero la familia Sampas, a pesar de recibir ofertas millonarias por el archivo completo, decidió venderlo pedazo por pedazo.
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