8.8.09

Lo nuevo, o lo viejo, de Cyrano de Bergerac


Pierre de Rostand.

Edmond Rostand, considerado el William Shakespeare francés después de escribir «Cyrano de Bergerac» en 1897, se quedó completamente traumatizado después de que su primera obra fuera devastada por los críticos al calificarla de «indecente» e «insana».
«El guante rojo», un vodevil escrito una década antes de «Cyrano de Bergerac» y cuando Rostand tenía sólo 20 años, fue retirada después de 17 representaciones. Después del éxito de Cyrano, Edmond Rostand se avergonzó tanto que pagó a un teatro para que no exhibiese la obra y e incluso intentó que el manuscrito desapareciese.
El enrevesado primer acto de «El guante rojo» transcurre en el Musée Grevin, que vendría a ser el Madame Tussauds parisino, donde los protagonistas se hacen pasar por figuras de cera para seducir a las espectadoras. Todos ellos buscan cartas amorosas ocultas en una bolsa con forma de guante rojo.
Los críticos destrozaron la obra -coescrita por el hermanastro de su novia– al calificarla de impropia. En una de las escenas, una actriz aparece, según las referencias de la época, con «minifalda y corsé» y en otra los personajes masculinos están «en ropa interior». Uno de los críticos llegó a describirla como «locura gratuita» sin «una sola palabra espiritual». Para colmo de males, «Le Figaro» llegó a publicar que hacia el final del cuarto y último acto «no había nadie en el teatro».

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