31.8.09

¿Quién diseñó la Times New Roman?


Times new roman...times new roman...times new roman...

El carácter más utilizado en el mundo, el "Times new roman" tenía hasta ahora un solo padre: Stanley Morison, el más famoso de los creadores de tipografía. Pero, puede ser que no sea tanto un creador como un ladrón. Un artículo del Financial Times puede provocar un cierto desconcierto entre los historiadores de la tipografía al explicar, con unas pruebas limitadas pero reales, que el verdadero creador es un tal William Starling Burgess. Un apasionado del diseño que se dedicó, de un día al otro, a la construcción de aviones.

Según el artículo la creación de la familia de caracteres es de 1904. Morison, como todos sabemos la entregó al "Times" de Londres en 1932. Matthew Carter, que es ahora la estrella de este negocio (es el creador del Georgia y del Verdana, caracteres hechos para Internet) no descarta la hipótesis del robo por Morison. Lo que hace decir que en un mundo sobre informado como el nuestro, no sabemos de manera cierta quien es el creador de una forma muy común que circula desde poco antes de la segunda guerra mundial. No sabemos nada.

¿Adiós al blog de Saramago?


Blog blog blog...

Esta mañana, como todas las mañanas, me levanto a leer unas cuatro o cinco páginas culturales que siempre están allí, esperándome. Entre éstas páginas, se encuentra el famoso blog El cuaderno, de Saramago. vaya sorpresa me llevé cuando leí que quizá el de hoy publicaría el último post. Que ahí está Caín, nos dice, que está escribiendo su próximo libro, comenta. pero que sea el propio José Saramago que lo diga. Aquí lo que publicó en su blog. (Sniff, sniff, sniff...):

Dice el refrán que no hay bien que cien años dure ni mal que perdure, sentencia que le sienta como un guante al trabajo de escritura que acaba aquí y a quien lo hizo. Algo bueno se encontrará en estos textos, y por ellos, sin presunción, me felicito, algo mal habré hecho en otros y por ese defecto me disculpo, pero sólo por no hacerlos mejor, que diferentes, con perdón, no podrían ser. Es conveniente que las despedidas siempre sean breves. No es esto un aria de ópera para poner ahora un interminable adio, adio. Adiós, por tanto. ¿Hasta otro día? Sinceramente, no creo. Comencé otro libro y quiero dedicarle todo mi tiempo. Ya se verá por qué, si todo va bien. Mientras tanto, ahí tienen “Caín”.

P. S – Pensándolo mejor, no hay que ser tan radical. Si alguna vez sintiera necesidad de comentar u opinar sobre algo, llamaré a la puerta del Cuaderno, que es el lugar donde más a gusto podré expresarme.

En todo caso, para su caso, nos deja una esperanza...de seguir leyéndolo en El cuaderno.


Las líneas de su mano 2


Las líneas de su mano, de mis manos, de todas las manos...

Así es. Comienza una nueva versión de este evento, que desde ya se está posicionando en Bogotá. Se trata de un encuentro entre autores - lectores, donde los lectores, a su vez, son también escritores de renombre en la ciudad. Esta vez se festejará la palabra en torno a ocho poetas. Aquí, más detalles del encuentro. (Federico Díaz-Granados me ha invitado de manera especial para el día miércoles en horas de la tarde, y conversar allí con Giovanni Quessep. Creo que me es imposible asistir, por aquello que se denomina "Trabajo". Gracias en todo caso, Fede):
Durante los cuatro primeros días de septiembre, el Gimnasio Moderno se convertirá en un lugar de quiromancia literaria. No habrá médiums, adivinos ni gitanos; en su lugar estarán lectores deseosos de develar los misterios literarios de 8 de los más destacados poetas del país.

Esta segunda versión del evento “Las Líneas de su Mano” vendrá, como el año pasado, con la intención de crear espacios de reflexión sobre la producción literaria de los mejores exponentes de la poesía colombiana.

Los poetas invitados para este año son Giovanni Quessep, Darío Jaramillo Agudelo, Elkin Restrepo, Jaime García Maffla, Maruja Vieira, Álvaro Rodríguez Torres, Pompilio Iriarte y Renata Durán.

Reconocidos intelectuales constituyen el grupo de lectores invitados que conversarán con cada escritor acerca de su obra. Ellos serán quienes lean la mano de cada poeta y transmitan a los asistentes los tesoros que allí encuentren. Entre ellos Juan Felipe Robledo. Gonzalo Mallarino, Federico Díaz-Granados, Juan Carlos Bayona, Juan David Correa, Graciela Magglia, Ricardo Silva Romero y Camilo Jiménez

“Las Líneas de su Mano 2” será un espacio gratuito, dirigido al público en general en el que, a través de charlas, mesas redondas y encuentros con cada uno de los escritores, los lectores de poesía podrán vislumbrar el pasado y el presente literario de cada poeta. Y porqué no…quizá también el futuro.

El estreno de Morábito


El poeta Fabio Morábito.

Conocí a este ilustre poeta mexicano el año pasado, en el festival internacional de poesía de Bogotá. Ahora me entero, con gran entusiasmo, que se estrena como novelista. Aunque ya tiene algunos textos publicados de relatos, realmente podremos leerlo en este nuevo ambiente. Aquí la información en la revista Ñ:
En cualquier ensayo, entrevista o reseña sobre un escritor nacido en Egipto, de padres italianos, criado en Milán hasta los trece años y emigrado a México con sus progenitores, la pregunta por los ancestros, las influencias literarias y la adaptación a otra lengua, es inevitable, o al menos forma parte de una presentación. A la vez, no deja de haber en esa accidentada biografía un plus seductor en tanto las rarezas toponímicas van acompañadas de singularidad literaria y del cultivo celoso de distintos géneros. Casi no existen casos probados –sobran casos imaginarios– de escritores que se hayan destacado en cada género que tientan. Fabio Morábito empezó publicando poesía –Lotes baldíos (1984)– y más tarde avanzó con su primer volumen de cuentos, La lenta furia (1989) –reeditado por Eterna Cadencia. Después de publicar otros dos libros de cuentos y ver sus tres libros de poesía reunidos en un volumen del Fondo de Cultura Económica, acabó su primera novela, Emilio, los chistes y la muerte. El espesor de sus personajes, las texturas sentimentales y la naturalidad del tempo narrativo, remiten a la mejor literatura italiana del siglo XX, de Svevo a Calvino, pasando por Moravia. A la vez, el asunto del libro es excepcional y sumamente frágil: el pasaje a la madurez, o la fascinación pura de la inmadurez en ese confín de las ciudades –y de las edades– que es un cementerio.

Emilio, un joven de doce años, visita el cementerio periódicamente, con su juguete-amuleto –un detector de chistes–, y memoriza los nombres de las tumbas. Su disciplina es solitaria y continua, como la de un escritor. Espera encontrar entre las lápidas su nombre, y así detener la progresión mnemotécnica que amenaza su infancia. Pero no halla su nombre, si no a una mujer de cuarenta años, que le deja flores a su hijo muerto, y con quien Emilio sigue encontrándose durante semanas, entuertos familiares de por medio. Cada cita es distinta a la anterior y de a poco se perfila una relación sentimental que Morábito, gracias al narrador distanciado que elige y gracias al refinado humor, tiene el mérito de no desglosar demasiado, no obstruir con digresiones ni regodeos paródicos. Sobre todo, tiene el tacto de enfrentar a su personaje a las últimas percepciones de la infancia y transformarlo, cada tanto, en un ángel caído: un adulto comprimido en el cuerpo de un niño. Por qué y cómo Morábito se decidió, después de los cincuenta años, a avanzar con su primera novela, es un enigma que él mismo despeja al hablar del origen de su relato.

-No estaba particularmente interesado en escribir una novela. La historia nació con visos de cuento infantil, pues lo primero que se me ocurrió fue ese detector de chistes con el que el protagonista, Emilio, inspecciona el entorno de su nuevo barrio. En seguida apareció el cementerio y, junto con él, Eurídice, la masajista de cuarenta años que acaba de perder a su único hijo y que visita el cementerio una vez a la semana. Tan pronto como ella y Emilio se encuentran y se ponen a hablar, supe que había dado con una historia larga, de corte muy distinto al que había imaginado. Con todo, aun cuando me quedó claro que traía entre manos una novela, no quise suprimir el detector de chistes, y creo que fue una buena decisión.

28.8.09

Orhan Pamuk en México


Pamuk divagando sobre México...

Después preguntan el por qué del fracaso de la FIl Bogotà 2009...¿Por qué? ¿Qué escritor de talla internacional llegó a Bogotá tras la FIL de este año? Em México, mínimo, estarán tres premios Nóbel...

El laureado escritor turco Orhan Pamuk, Premio Nobel de Literatura 2006, será la figura central de la 17 Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), oeste de México, la más importante en lengua española.

Como en ediciones anteriores, también está previsto que asista el Premio Nobel colombiano, Gabriel García Márquez, que reside en México; y el mexicano Carlos Fuentes, dijo el jueves a la AFP una fuente de la organización.

"Orhan Pamuk, un autor profundamente comprometido con la literatura. Su paso por esta feria deberá ser una enseñanza de pasión por la literatura y de inagotable entendimiento del hombre y su cultura", comentó Raúl Padilla López, presidente de la muestra.

El autor de 'Me llamo Rojo', de 57 años, disertará el 29 de noviembre en la apertura del Salón Literario de la 17 edición de la Feria de Guadalajara.

También será presentado su libro "El museo de la inocencia", que narra la historia de amor entre un rico habitante de Estambul y una pariente pobre de una región lejana.

Además, habrá un acto de homenaje a la ciudad estadounidense de Los Angeles, invitada de honor a la edición de este año. En ese marco, el famoso escritor estadounidense de ciencia ficción Ray Bradbury ("Farenheit 451" y "Las doradas manzanas al sol"), hará una disertación desde su casa en esa ciudad.

Considerada la cita más importante de la literatura de habla hispana, los organizadores esperan una asistencia de unas 600.000 personas al encuentro que se celebrará entre el 28 de noviembre y el 6 de diciembre. La cifra es similar a la del año pasado.

"Cada edición se registra un aumento de alrededor de 10% en la taquilla, pero este año esperamos una cifra similar a la de 2008 debido a la crisis económica", dijo la fuente.

Medio millar de autores y unas 1.900 editoriales de 40 países tendrán su lugar en el enorme predio que alberga a la feria.

España vs China


España, invitada de honor a la FIL Pekin 2009

La ministra de Cultura española, Ángeles González-Sinde, viajará a China para participar en la inauguración de la XVI edición de la Feria Internacional del Libro de Pekín, en la que España actúa este año como País Invitado de Honor. La cita del sector editorial contará con 1.360 expositores y reunirá a editoriales de 56 países.
La Feria, que se celebrará entre los días 3 y 7 de septiembre, contará con un stand de España, a través de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas, en colaboración con la Federación Española de Gremios de Editores de España y el Instituto de Comercio Exterior.
En los 650 metros cuadrados reservados al Ministerio se expondrán las últimas novedades del mercado editorial, así como las obras galardonadas con los Premios Nacionales de Literatura del año 2008 y las creaciones de los Premios Cervantes.
En el stand español se inaugurará el próximo 3 de septiembre la muestra «Bibliografía española en imágenes: doce siglos de libros españoles», que pretende dar a conocer las piezas fundamentales del patrimonio bibliográfico español a través de 85 manuscritos e impresos de la literatura y de la cultura españolas, además de algunas obras chinas traducidas y publicadas en España.
Además, Cultura ha programado diferentes actividades literarias con traducción simultánea al chino, en las que participarán numerosos profesionales del sector literario como Martín Casariego (narrador y guionista), Alfredo Conde (narrador y periodista), Paula Izquierdo (narradora) y Rocío Martínez (ilustradora), entre otros.

27.8.09

Vuelta al ruedo de Saramago


Saramago, por Jessed.

Vuelve y juega. Saramago vuelve e increpa contra la religión, contra todo tipo de culto, y claro, contra Dios. Después de la obra que lo catapultó a la fama (El evangelio según Jesucristo), ahora está preparando su nueva novela acerca del tema, Caín. Aquí, lo comentado en el Periódico ABC:

Casi veinte años después de su discutido libro «El evangelio según Jesucristo», que fue vetado por el Gobierno portugués para competir por el Premio Europeo de Literatura, el Nobel luso hace un irreverente, irónico y mordaz recorrido por diversos pasajes de la Biblia pero no teme que vuelvan a crucificarle.
«Algunos tal vez lo harán -explica Saramago-, pero el espectáculo será menos interesante. El Dios de los cristianos no es ese Jehová. Es más, los católicos no leen el Antiguo Testamento. Si los judíos reaccionan no me sorprenderé. Ya estoy habituado. Pero me resulta difícil comprender cómo el pueblo judío ha hecho del Antiguo Testamento su libro sagrado. Eso es un chorro de absurdos que un hombre solo sería incapaz de inventar. Fueron necesarias generaciones y generaciones para producir ese engendro».
José Saramago no considera este libro su particular y definitivo ajuste de cuentas con Dios -«las cuentas con Dios no son definitivas», dice-, pero sí con los hombres que lo inventaron.
«Dios, el demonio, el bien, el mal, todo eso está en nuestra cabeza, no en el cielo o en el infierno, que también inventamos. No nos damos cuenta de que, habiendo inventado a Dios, inmediatamente nos esclavizamos a él», explica el autor.
Niega que la cercanía de la muerte, hace ahora un año debido a su enfermedad, le hiciera pensar más en Dios. «Tengo asumido que Dios no existe, por tanto no tuve que llamarlo en la gravísima situación en que me encontraba. Y si lo llamara, si de pronto él apareciera, ¿qué tendría que decirle o pedirle, que me prolongase la vida?».
Y continúa Saramago: «Moriremos cuando tengamos que morir. A mí me salvaron los médicos, me salvó Pilar (su esposa y traductora), me salvó el excelente corazón que tengo, a pesar de la edad. Lo demás es literatura, y de la peor».

David Foster Wallace o el escritor que murió de pronto


David Foster Wallace.

¿Por qué, me pregunto, el escritor norteamericano, casi a punto de terminar su tercera novela, que le llevaba más de siete años de trabajo, decide suicidarse así, de repente? Acaso la posible respuesta se encuentre en la revista Elboomerang. Les dejo en enlace:

Pincha aquí.

La montaña mágica


Thomas Mann, por Toscano.

Anoche, hablando con algunos amigos poetas en algún bar de Bogotá, cuyo nombre no sé, no recuerdo, quizá no importa, acerca de Thoman Mann, me quedó la sensación de que, efectivamente, la obra cumbre del alemán es un asombro del intimismo más desgarrador. Aquí les dejo un pequeño ensayo que escribiría el español Manuel Vicent sobre la obra cumbre de Thoman Mann:
Puede que la vida de un lector se divida en dos: antes y después de haber leído La montaña mágica, de Thomas Mann. Se trata de la primera gran escalada literaria en la que uno prueba a medir sus fuerzas. Recuerdo que me enfrenté a esta subida a los Alpes suizos a los 20 años y lo conseguí durante un verano después de dos intentos fallidos. El balneario donde me encontraba no se parecía en nada a aquel sanatorio de Davos-Dorf, lleno de tuberculosos que discutían de filosofía, teología, psicoanálisis, medicina, religión, de sexo y de la muerte, mientras se debatían contra el bacilo de Koch. Desde la luz descarnada del Mediterráneo bajo la cólera de las chicharras era muy difícil imaginar a Naphta y a Settembrini en una hamaca tomando un sol de nieve que se abría a veces entre la niebla, pero aquella novela cuyo peso me doblaba las muñecas me hizo saber que detrás de sus mil páginas había un escritor alemán de cuello duro con pajarita y espeso bigote, vástago de una familia de la alta burguesía de Lübeck, dispuesto a no descomponer la figura de caballero, pese a ser zarandeado por todas las pasiones políticas, sociales y morales que convulsionaron la primera mitad del siglo XX.

Desde su juventud hasta el final de sus días Thomas Mann llevó un diario que sólo pudo ser leído veinte años después de su muerte, por propio deseo expresado en su testamento. En distintos cuadernos secretos había ido anotando los pormenores de su existencia. Cada jornada, una detrás de otra, fue desmenuzada en todos sus actos anodinos: miles de desayunos con huevos escalfados, miles de resfriados y mareos, miles de paseos sólo o acompañado de su mujer Katia o de su perro Toby por los bosques, por los parques de distintas ciudades donde vivió, en su patria o en el exilio de Suiza o de Norteamérica. En esas páginas, datadas de forma meticulosa, el escritor dejaba constancia de las visitas de amigos, de los tés de las cinco de la tarde, de los viajes en tren, en coche o en barco, de las piezas de música oídas mientras se fumaba un puro antes de ir a la cama y también de las poluciones nocturnas, de las masturbaciones y de otros movimientos escabrosos de la carne, de las pulsiones homosexuales que sentía al ver a un joven y hermoso camarero. En cambio, en ese diario le bastó con una línea para fijar la llegada de Hitler al poder y con algún mínimo párrafo para despachar el desarrollo de la Guerra Mundial a medias compartida con las tribulaciones que sufría por sus hijos y el trabajo con los distintos libros que iba escribiendo, sus ensayos, conferencias y discursos, sin un solo pensamiento que no fuera el sonido del minutero del reloj de la vida en el que se iba desangrando. Al parecer Thomas Mann creía que cualquier nimiedad cotidiana tenía una trascendencia sublime por el simple hecho de que le ocurría a él cuya alta estima era capaz de convertir un catarro en una categoría suprema. Pero estos escritos secretos tienen la virtud de descubrirnos el derribo interior que se ocultaba detrás de una fachada impecable, sin una sola grieta.

Thomas Mann fue muy reservado, siempre protegido por la máscara del burgués respetable. Sus pasiones privadas las transfería a su obra de largo aliento, en la que podía permitirse cualquier convulsión que no perturbara a la belleza. Bajo la especie literaria Thomas Mann se sentía intangible. Si en su diario, guardado bajo llave, confiesa su deseo turbio ante los cuerpos de los adolescentes, esa pulsión reprimida le llevará a escribir Muerte en Venecia y en sus páginas dejará que fluya libre, amparado por la estética, su obsesión sólo alimentada en sueños imposibles. Protegido por el arte se sentía a salvo. En Thomas Mann la ficción es una barricada.


25.8.09

Sobre Pamuk, Allende y el eterno Murakami


Ojalá fuera parte de mi biblioteca...

Las últimas obras de Isabel Allende, Martin Amis, Murakami, Tom Sharpe, Luis Mateo Díaz, Belén Gopegui, Muñoz Molina, Paulo Coelho y Dan Brown destacan en el otoño literario español, que coincidirá en las librerías con el 20 aniversario de la caída del muro de Berlín.
El mundo literario guarda además algunas sorpresas agradables, como un inédito de Sartre, «Tifus», un guión original escrito en 1943 que nunca llegó a ser llevado al cine; un volumen (El Aleph) que reúne por primera vez en España los cuentos completos de Primo Levi, algunos de ellos editados póstumamente e inéditos en España; o «El séptimo cielo» (Alianza), libro de relatos fantásticos de Naguib Mahfuz inédito en castellano.
El escritor brasileño Paulo Coelho abre pasado mañana la temporada con «El vencedor está solo» (Planeta), con la que regresa a los grandes temas de «Once minutos» y «El Zahir», y también antes de septiembre aparece «La isla bajo el mar» (Plaza y Janés), de la chilena Isabel Allende.
Completan el panorama latinoamericano obras como «El cobrador» (RBA), del brasileño Ruben Fonseca (1925), «El hombre que amaba los perros» (Tusquets), del cubano Leonardo Padura o «Sables y utopías» (Aguilar), antología de artículos de pensamiento de Vargas Llosa.
Entre los autores extranjeros destacan Martin Amis con «El segundo avión» (Anagrama), polémico libro de artículos sobre el 11-S y el Islám; «El fin del mundo y un sombrío País de las Maravillas» (Tusquets), de Murakami; «Villa Triste» (Anagrama), de Patrick Modiano; «Submundo» (Seix), de Don DeLillo; «Los Grope» (Anagrama), de Tom Sharpe, y «Ciudad de Dios» (Miscelánea), de E.L. Doctorow.
Además, Destino publica «Cuando las luces se apagan», de Erika Mann, hija de Thomas Mann, una contribución especial a la historia cotidiana del III Reich. A los 20 años de la muerte de Thomas Bernhard, Alianza publica «Mis premios», obra inédita suya con relatos sarcásticos sobre los premios literarios.

Tres libros gratis de Paulo Coelho


Coelho.

El escritor brasileño Paulo Coelho publicó hoy gratis en Internet dos novelas inéditas y una recopilación de textos, ya traducidos a varios idiomas, como un regalo a sus seguidores en el día de su cumpleaños.

"Mi regalo para ustedes en mi cumpleaños", anunció en su cuenta de Twitter el autor de El Alquimista, que hoy cumplió 62 años. Los lectores podrán encontrar las novelas en el blog oficial del escritor, en varios idiomas y en diferentes formatos, desde PDF a la versión adaptada a diversos aparatos digitales de lectura como el Kindle de Amazon, el Sony Reader y el iLiad.

La primera de las novelas, El Camino del Arco, traducida a inglés, español, italiano y alemán, cuenta la historia de un arquero que transmite sus enseñanzas a un niño en su pueblo, según la reseña publicada en la bitácora del autor.

Coelho se sirve de la metáfora del tiro con arco para profundizar en ideas como el esfuerzo cotidiano, la superación de las dificultades, la constancia y el valor para tomar decisiones arriesgadas. Con versiones en portugués e inglés, Historias para Padres, Hijos y Nietos es una recopilación de relatos alegres, sorprendentes y dramáticos, basados en leyendas y cuentos tradicionales de diferentes culturas y que están dedicados a lectores de todas las edades.

Finalmente, Guerrero de la Luz presenta una colección de textos escritos por el brasileño en Internet y que están unidos por la búsqueda del "guerrero de la luz" que "cada uno" tiene en su interior, según Coelho. Estos textos ocupan nada menos que tres volúmenes y se ofrecen al lector en portugués, inglés y francés.

La última de las obras de Coelho en llegar a las librerías fue El vencedor está solo, una novela negra ambientada en el mundo de los famosos, publicada en Brasil en 2008.

24.8.09

Sobre la FIL Bogotá 2009


¿El arco del triunfo?

Lo advertí. A alguien le dije, no recuerdo a quien, pero si, lo comenté. Insinué que la feria del libro de Bogotá este año no estaba del todo preparada, a pesar de un año y cuatro meses de la anterior. Nadie me escuchó, pero ahora, que ha terminado, daré ciertos conceptos que pude determinar con la 22 FIL Bogotá 2009:

1. La boleta de entrada costosa. $8.000 no todo mundo los tiene, y menos en esta época de crisis.
2. Efectivamente “ese” problema: la crisis. No lo parece, pero la crisis económica a hecho lo suyo en el 2009.
3. ¡Qué pocos autores de talla internacional! En la FIL Guadalajara por lo menos hay un Nóbel por allí rondando…Este año, lo más cercano fue Krauze, José Emilio Pacheco y quizá Jorge Volpi. El segundo se le rindió un homenaje medio “a la ligera”, ya que no estaba programado con suficiente antelación. Además el evento comenzó tarde tarde…El segundo, Volpi, rindió una conferencia un miércoles o un jueves por la mañana que nadie, literalmente nadie, fue a ver…es que a esa hora... Con razón llegó, saludó y se despidió a los dos días…¿Quién más?...No, nadie más, ningún otro escritor que valiera la pena. De nuevo Vásquez, Silva Romero, Burgos Cantor…en fin, la misma colada de siempre.
4. Mala estrategia en la programación. Ya comenté lo de Volpi, pero el domingo 16 de agosto y ese lunes festivo que dejaron precisamente para la asistencia de público, no pensaron del todo en aquellos que queríamos ver escritores realmente de valía, y lo más cercano fue Pablo Casacuberta…Ni hablar del pasado fin de semana, ni hablar…
5. Parece que el e-book y el Internet han empezado a desplazar al libro. Sin comentarios al respecto.
6. El valor de algunos libros, por las nubes, sobretodo de aquellas editoriales que realmente tienen autores de talla: Anagrama, Acantilado y Tusquets. Novelas de $ 70.000, $ 80.000, otras pasando los $ 100.000. ¿Realmente lo valen? Quizá se les olvida que estamos en Colombia, no en España. Sé lo que conlleva traer estos libros para las editoriales, pero vamos, debería existir más flexibilidad tanto en los impuestos de importación como en las mismas editoriales.
7. Mayor promoción y difusión para aquellas editoriales pequeñas, como las que componen la REIC. ¿Quién la conoce? Apuesto que vos, querido lector, nunca la has escuchado…(Red de Editoriales Independientes de Colombia).

Sigo con mi recomendación: cada dos años por favor, cada dos años...

Les dejo ahora la siguiente info del diario El Tiempo, que deja sus impresiones acerca de la FIL Bogotá:

La Feria no alcanzó la cifra esperada de 415 mil visitantes, anunciada por Andrés López, director de Corferias, pero fue ligeramente superior a la del año anterior.

Aunque la percepción durante los primeros días fue de una baja afluencia de público, la situación fue cambiando, y en total alcanzó los 400 mil visitantes en Corferias, frente a las 395.710 personas que la visitaron el año pasado.

Algunos expositores atribuyeron el hecho al cambio de fecha del evento, que durante 21 años se había realizado en la primera mitad del año.

Moisés Melo, presidente de la Cámara Colombiana del Libro, explicó que el cambio se hizo para poder competir en el circuito internacional de ferias de este tipo.

Anteriormente, la fecha de la Feria coincidía con la de Buenos Aires, lo que no permitía que vinieran expositores del cono Sur a Colombia. "Este año se destacó la presencia de 34 nuevos expositores argentinos, que representan oportunidades de exportación para las editoriales nacionales", dijo Melo.

EL TIEMPO realizó un sondeo entre algunos expositores para conocer sus impresiones sobre sobre el hecho de que no se hubiera cumplido la meta de público y de ventas y la mayoría lo atribuyó a una mezcla de factores entre los que se cuentan la "falta de una estrategia de publicidad agresiva", "la crisis económica" y "las vacaciones de mitad de año".

A pesar de esto, la mayoría de los participantes destacan tres factores positivos: el clima, la impecable rueda de negocios organizada por Proexport y el compromiso de México, país invitado de honor, que dejó sin palabras a los asistentes, no sólo por su variada delegación sino por el impactante pabellón que presentó, cuya inversión total alcanzó los 24,7 millones de pesos mexicanos (poco menos de US $2 millones).

"Me parece que la programación cultural estuvo muy acertada, igual que el tema de los compradores internacionales y creo que el clima también ayudó", comenta Fernando Rojas, gerente de Panamericana Editorial.

"Para nosotros, la fecha es positiva en la medida en que nuestras ventas crecieron un 30 por ciento, aunque no sabría si en esta oportunidad el público que vino fue realmente comprador, a juzgar por los resultados", comenta, Helena Gómez, gerente de Random House Mondadori, refiriéndose fundamentalmente a los 'grandes negocios' que hizo su empresa.

Pero, según varios testimonios, no ocurrió lo mismo con los pequeños expositores que con esfuerzo pagaron un stand para apostarle al mercado interno. "Ha sido la feria con menos gente y menos ventas desde hace 22 años que vengo. De lo aspirado, yo dejé de vender un 40 por ciento; además, este año fueron más caros el stand y el ingreso", dijo Carlos Rangel, de Promolibro.

Moisés Melo comenta que la presencia este año de la gigantesca librería mexicana con 35 mil volúmenes se convirtió en una fuerte competidora para el resto de expositores. "Nunca el país invitado de honor había estado entre los dos o tres primeros stands en ventas".

Esa apreciación la corrobora la escritora mexicana Laura Pacheco, al frente de la coordinación de toda la delegación de ese país: "A mediados de la semana pasada habíamos vendido 10.000 mil libros por una suma de 170 mil dólares", dice.

Jesús Aníbal Suárez, de Ediciones Aurora, ve otros aspectos que pudieron influir en los resultados de este año. "Es indudable que Internet está golpeando a los libros. Cada vez hay menos disposición para leer. Y creo que las publicaciones colombianas, de los escritores e investigadores locales, no están reflejando para nada la realidad del país".

Por su parte, Rojas, de Panamericana, cree que tanto la Cámara del Libro, como Corferias y los editores deberían preocuparse por tener una mayor presencia de autores de talla mundial. "En la Feria de Guadalajara siempre hay un Nobel".

Resultados económicos

Según Proexport, la rueda de negocios que se adelantó en conjunto con la Cámara del Libro de Bogotá registró un balance preliminar de 25 millones de dólares en expectativas de negocios, frente a los 28,5 millones del año pasado, y de 4'310.000 dólares en ventas de contado, frente a los 9'712.000 dólares del año anterior, lo que refleja el impacto de la crisis en este sector. Durante dos días, los empresarios internacionales provenientes de 15 países sostuvieron un total de 1.058 citas de negocios con 99 exportadores colombianos.

Los más vendidos

- 'El país de la canela'. William Ospina de Norma.
- 'El mariscal que vivió de prisa'. Mauricio Vargas Linares de Planeta.
- 'Historia de las civilizaciones'. Diana Uribe de Santillana.
- 'El insomnio de Bolívar'. Jorge Volpi de Random House.
- 'El poder y el delirio'. Enrique Krauze de Urano.
- 'Legisnet y Legismóvil' de Legis.

Lo inesperado de Cortázar


Portada del libro.

Se ha dicho siempre que Julio Cortázar es un escritor para escritores, pero también lo es contra ellos, como demuestra la lectura de estos Papeles inesperados, que te puede llegar a deprimir profundamente en algunas de sus páginas, al hacerte pensar que con lo que él dejó perdido en el cajón tú podrías haber parecido un genio. Naturalmente, en este volumen, que a los 25 años de su muerte rescata cuentos, poemas, artículos, discursos, autoentrevistas, prólogos o fragmentos de libros como Un tal Lucas o Historias de cronopios y de famas, tiene de todo, como cualquier obra miscelánea, pero la verdad es que algunos de los textos que incluye son extraordinarios y vuelven a poner sobre la mesa al mejor Cortázar, aquel inventor de lenguajes dentro del lenguaje cuya destreza narrativa mostraba un equilibrio único entre la tradición y la vanguardia y cuya imaginación parecía capaz de cualquier cosa. El relato que se titula 'Los gatos' es una prueba magnífica de lo primero, y muchos de los episodios inéditos de Un tal Lucas demuestran lo segundo con rotundidad. Por haber, en esa última sección hay hasta una brevísima pieza, titulada 'Lucas, las cartas que recibe', capaz de maravillar incluso a quienes cada vez que oímos la palabra "microrrelato" nos ponemos hechos unos dinosaurios.

Negra, muy negra...


La novela negra.

Encaramados al árbol de la ciencia, convengamos en que la novela y el cine negros, como la energía, ni se crean ni se destruyen, únicamente se transforman. Pueden pasar los años, y hasta los siglos, pero los párrafos y los planos, las páginas y las secuencias con un detective, una trama intensa, sibilina, vertiginosa y endiablada, y, cómo no, algún cadáver dentro, siguen distrayendo y seduciendo a lectores y cinéfilos de todas las latitudes. Los propios Spade y Marlowe, como Hammett, Chandler y Cain, más o menos han ido pasando a la historia (en una página principal, rebosante de humo, de aromas de café y whisky, de pistolas humeantes, de mujeres fatales y letales, y frases que cortan el hipo: «Tienes una moneda donde las demás mujeres tienen un corazón», Sterling Hayden dixit en «Atraco perfecto»). Pero otros siguieron tras la huella del crimen, James Ellroy, Chester Himes, Patricia Highsmith, Camillery… o el escocés Ian Rankin, que tras jubilar (o finiquitar literariamente) hace un par de temporadas a su problemático inspector Rebus, ha engendrado a un tal Malcolm Fox, mucho más respetuoso de las leyes y más moderado con la ingesta.
Pasan las décadas, inauguramos nuevo millennium, pero el cine y la novela negros, como el sueño de Chandler, Hawks, Bogart y Bacall, se antojan eternos. Tanto como las películas del propio Hawks, Huston, Welles, Siodmak, Tourneur, Walsh, Preminger… cuyas pesquisas (que tanto le debieron al cine europeo, al expresionismo, a los claroscuros), luego siguieron Scorsese, Coppola y sus padrinos, Truffaut, Chabrol, Tarantino, Harry el de Clint, y hasta por poner un ejemplo bastante reciente y conmovedor, el Eastwood de «Mystic River».
Policías y ladrones
El cine y la novela negra nacieron más o menos en los años 20 y 30 (aunque policías y ladrones literarios siempre los hubo), tiempos de depresión, de ley seca, tiempos del hampa, de polis y políticos corruptos. Las cosas, desgraciadamente, no han cambiado tanto. Ahora las teorías de la conspiración («Expediente X» no deja de ser otro brillante ejercicio noir, pero con marciano dentro), las tramas económicas, las conexiones con grupos fascistas que operan más o menos en la sombra, las sectas, las grandes y arcanas corporaciones, los chalados que van reventando colegios o hamburgueserías han tomado el relevo de aquellos tipos con sombrero y una pipa (y no de las de fumar) bajo el brazo. Por si el género negro necesitaba un empujón (que no lo necesita, sólo entre enero y marzo de este año se habían vendido en España más de un millón y medio de libros considerados como de serie negra) llegó «Millennium». Tres eran tres los hijos más o menos negros de Stieg Larsson: «Los hombres que no amaban a las mujeres», «La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina», y «La princesa en el castillo de las corrientes de aire». La primera ya ha sido llevada al cine y se ha convertido en la pantalla grande en idéntico éxito al del papel. Y para el 16 de octubre se espera el estreno en España de la segunda de la saga, que no hace falta ser profeta para vaticinar que arrollará en taquilla como ya lo hizo en la caja de las librerías. De hecho, ahora mismo, en plena canícula, las tres novelas de Larsson siguen siendo las más vendidas entre nosotros. Sin duda, la saga de «Millennium» ha sido el doctor que le ha inyectado al género sus penúltimas y más sustanciosas y populares dosis de actualidad. Décadas después, «Millennium», literaria y cinematográficamente, se cuela por las ventanas que de par en par abrieron «El halcón maltés», «Laura», «La dalia azul», «La senda tenebrosa», «El tercer hombre», «El último refugio», «La jungla de asfalto», «Atraco perfecto»…

25 años sin Capote


Truman.

Padre del denominado «nuevo periodismo» en EEUU, el extravagante Truman Capote continúa cautivando 25 años después de su muerte, que se cumplen mañana, gracias a su genial obra y a una vida tan excéntrica como destructiva.
Emocionalmente inestable desde su infancia, el prestigioso escritor terminó por ser víctima de su propia afición por novelar hechos y personajes reales, un estilo que le llevó al éxito profesional pero le hundió personalmente.
Capote murió a los 59 años en Los Ángeles el 25 de agosto de 1984 después de largos episodios de abusos de drogas y depresión, un estado en el que se sumió después de tocar el techo de su carrera y ser repudiado por la alta sociedad neoyorquina a la que tanto anheló pertenecer.
Hijo de unos padres que le ningunearon, nació el 30 de septiembre de 1924 en Nueva Orleans y se crió con sus primos en Alabama. su nombre original, Truman Streckfus Persons, mutaría a Truman García Capote en 1935 cuando su padrastro, Joseph García Capote, aceptó adoptarlo como hijo propio.
Dos años antes, Lillie Mae, madre que le abandonó con sus parientes cuando era pequeño y se fue a vivir a Nueva York, se hizo con la custodia única del prometedor escritor, que abandonó el sur del país para mudarse a la ciudad de los rascacielos.

Sueños de aristócrataEl cambio permitió a Capote dar el primer paso hacia suansiado sueño de aristocracia y perseguir un trabajo en la prestigiosa revista «The New Yorker», donde consiguió entrar en 1941.
Excéntrico, de particular forma de expresarse, abierta homosexualidad y gran don de gentes, Capote supo ganarse poco a poco el afecto de personalidades de la alta sociedad, quienes le abrieron la puerta de sus casas.
Tiranteces con unos colegas de profesión terminaron por forzar su salida de «The New Yorker» en 1944. Libre de ataduras halló acomodo con colaboraciones en publicaciones con un público más afín a sus textos y comenzó a labrarse una fama que ya no le abandonaría.
Su primer libro saldría cuatro años más tarde, «Other voices, other rooms» («Otras voces, otros ámbitos»), en el que sacó punta a su agudo sentido de la provocación con una historia en la que un joven se enamora de un travesti.
En 1949 vería la luz «Tree of night and other stories» («Un árbol de noche y otras historias»), un compendio de relatos cortos que escribió para varias revistas y en 1951 saldría su segunda novela «The grass harp» («El arpa de hierba»).
Capote hizo guiones para el cine en una década muy productiva que tendría como colofón el estreno de una de sus novelas más conocidas «Breakfast at Tiffany's» («Desayuno en Tyffany's» o «Desayuno con diamantes», 1958), popularizada posteriormente en la gran pantalla por la película homónima ganadora de dos Oscar protagonizada por Audrey Hepburn.

¿Tienen alguna trascendencia las antologías?


Los libros, las antologías...

Es un fenómeno editorial de los últimos años. La promoción que marca un corte en la literatura reciente. Un grupo sin demasiada cohesión estética pero reconocible en una postura ante los pares consagrados y en determinados canales de difusión. En el discurso de la crítica y en los argumentos de venta de los editores, en los blogs y en el periodismo gráfico, todos estos predicados tienen un solo sujeto: la nueva narrativa argentina. Las antologías, el fuego cruzado entre algunos de sus integrantes y las reseñas han impuesto esa denominación para referir a un conjunto de escritores de límites difusos. Como cualquier frase hecha, en principio no requiere ser explicada; pero en cuanto se la analiza, las certezas comienzan a desdibujarse y surgen los interrogantes.

Lo nuevo de la narrativa argentina, tal como se ofrece, aparece definido en términos de edad. Pero la línea del horizonte cambia a medida que el observador se desplaza, y así una antología parte de 1963, otra de 1970, la más reciente de 1976. Y el recorte podría comenzar en cualquier otra fecha más o menos cercana. "La narrativa joven evoluciona día a día, por lo que no podría asegurar que las selecciones ya aparecidas la representen", dice Lilia Lardone (Córdoba, 1941), compiladora de Es lo que hay, antología de la joven narrativa de Córdoba. "¿Hasta qué edad se es joven en literatura?", se preguntaba Florencia Abbate en el prólogo de Una terraza propia (2006), antología de narradoras. Más allá de las experiencias generacionales y las circunstancias históricas compartidas, y de lo que cada escritor haga con esas referencias, lo que permanece en la incertidumbre son las cualidades específicamente literarias que podrían distinguir, en la producción de los jóvenes, la novedad. "Lo nuevo o novedad quizá sea una etiqueta mediática que se volatiliza rápidamente", dice Oliverio Coelho (Buenos Aires, 1977), uno de los pocos escritores jóvenes con obra consolidada. Hablar de novedad y de juventud, en su opinión, puede dividir aguas: "Las características de lo nuevo no van asociadas a la noción de generación. Mucho menos a la originalidad. En los últimos años, por ejemplo, lo más original que leí en el Río de la Plata provino de autores que no eran para nada nuevos, como Mario Teruggi, con Pozo negro, y Mario Levrero con El discurso vacío".

Escritor y editor de El futuro no es nuestro. Nueva narrativa latinoamericana, Diego Trelles Paz (Lima, 1977), considera "absolutamente arbitrario" el concepto de juventud en literatura. "El título original de la antología –cuenta– no llevaba la palabra «nueva» y, por un acuerdo de todos los autores, decidimos eliminar con anterioridad la palabra «jóvenes». Creo, sin embargo, que establecer un marco temporal es algo necesario si la antología tiene un carácter generacional o pretende dar cuenta de lo que una promoción de escritores viene produciendo con cierta regularidad en un espacio y tiempo previamente definidos por el proyecto". Escritor, editor y director de la colección "Laura Palmer no ha muerto", Ricardo Romero (Paraná, 1976) señala "algo parecido a un malentendido" entre las ideas de juventud y novedad. "Lo primero que se me ocurre es que lo nuevo es lo que reluce, lo que en literatura no necesariamente es algo bueno –propone–. Por otra parte el término novedad me resulta mucho más cercano al discurso del mercado y de los medios que al discurso propiamente literario".

Romero es franco: "Las antologías que han salido responden más a ese discurso del mercado, y aunque no hay por qué demonizarlo tampoco espero demasiado de ese discurso. Es una cuestión de utilidades: el mercado nos usa y nosotros lo usamos a él en la medida de lo posible, porque es un mercado modesto, casi de barrio, y nosotros tampoco tenemos mucho para darle".

¿El futuro llegó?

Toda antología que se precie incluye una advertencia sobre su carácter arbitrario. Los recortes que se proponen parecen ser defendibles hasta cierto punto. Siempre está la sospecha de ignorar a escritores que merecerían un puesto en la selección. El gusto y la petición de calidad, además, justifican menos a los autores que a los antólogos. Pero la incompletud, la tentativa aproximada y provisoria que supone una selección de textos no impide que ejerza o se atribuya un fuerte poder de sanción. Con la sucesión de antologías, la recurrencia de ciertos nombres y la extensión del fenómeno en América Latina y España, decanta además una especie de consenso.

El ejemplo podría ser La joven guardia (2005), libro de Maximiliano Tomas que abrió el camino para posteriores recopilaciones y difundió la expresión "nueva narrativa argentina". En el prólogo de la edición española (Belacqua, Barcelona, 2009), Tomas dice que la antología formó parte de un movimiento que aportó nombres a un corpus literario cristalizado. Pero sobre todo vino a "establecer un nuevo canon".

Las pruebas de la canonización se encontrarían en un conjunto de efectos y repercusiones: otras antologías, notas periodísticas, comentarios en Internet y la confirmación proporcionada por la selección de los 39 escritores de ficción menores de 39 años en el Hay Festival (2007). Podría haber agregado que varios de los autores de La joven guardia obtuvieron premios, y los interrogantes subsistirían. En los últimos años, la multiplicación de los concursos literarios, con sucesivas promociones de escritores premiados, finalistas y mencionados, parece haber devaluado lo que funcionaba como un mecanismo de cierta consagración. La reedición del libro –con la incorporación de tres autores– es quizá el mejor argumento de La joven guardia.

La falta de argumentos críticos es un déficit en los editores. Contra esa tendencia, El futuro no es nuestro propone un recorte situado en la historia literaria, que comienza por reconocer a los jóvenes de ayer para circunscribir a los de hoy. Nacidos después del boom latinoamericano, lo que marca a los autores de esa selección, según Trelles Paz, "es una disgregación casi natural en donde hay menos correspondencias literarias e ideológicas, no hay un estilo latinoamericano definible de escritura, y prima la diversidad sobre la convergencia en términos de forma".

La primera versión de El futuro no es nuestro apareció en formato electrónico, en la revista colombiana Pie de Página (2008). Incluyó 63 escritores de 16 países. La primera versión impresa (Eterna Cadencia, Buenos Aires, 2009) redujo el número a veinte autores. La antología acaba de ser editada en Bolivia, mientras se preparan otra edición en Chile y la distribución en España. "Mi idea –explica Trelles Paz– fue presentar a esta nueva promoción de escritores a la cual pertenezco y diferenciarla de las anteriores, la de los escritores nacidos alrededor de 1968 y reunidos en antologías como McOndo y Se habla español. El futuro no es nuestro es un proyecto enteramente hecho y concebido por escritores y que aspira a convertirse en el primer proyecto antológico que pueda llegar a los lectores de América Latina directamente, sin aduanas extranjeras ni peajes".

22.8.09

El zancudo de Pacheco


El poeta mexicano José Emilio Pacheco.

Ayer tuve la oportunidad de escuchar a uno de los grandes, a un verdadero maestro de la palabra esencial, A José Emilio Pacheco. ¿Cómo perderse este recital? Imperdonable para los que no asistieron. Me quede como mudo, como tartamudo un poco después de que recitó el siguiente poema. Cuando a mi vida llegue aunque sea un leve asomo de escribir algo como esto, diré que ahora si he empezado a escribir poesía...(Catalina...I'm sorry...tuve que dejarte así, sin siquiera despedirme...) Disfruten:

“Entra bajo el calor, mide mi cuarto.
Su torpe vuelo no produce ruido.
Da vueltas por la lámpara.
No se atreve a inmolarse.
Pegado a la pared se queda inmóvil.
Se limita a observarme y a temerme.
Se resigna a morir, triste, seguro
de que voy a aplastarlo.
Su pasiva fijeza es un misterio:
Está retando al mundo y a lo humano.

“El colibrí, muestra irrisoria
de total desamparo,
sin duda es (como) lento, antiestético.
Pero no dice: Apiádate. Odia la compasión.
A su manera es valiente entre los valientes.
Otros dirán: Imbécil.
Puede escapar. Hay puertas y ventanas.

“No voy a destruir a un inocente.
¿Quiero ostentar misericordia altiva?
¿O estoy paralizado como él,
incapaz e aceptar su desafió?

“El zancudo me dicta sin quererlo
su elección indeseable:
Si aún sigues aquí
no es por tu mérito.
Se trata nada más de que hasta ahora
alguien ha decidido perdonarte”.

21.8.09

¡Yo quiero ser Pablo Zulaica!


Pablo Zulaica.

Lo juro. Yo tuve primero la idea. Lo juro. Hace mucho tiempo, desde que vi ese adefesio que decía: Se haregla toda clace de electro domesticos. Lo juro. Yo quise decirle al señor que atendía: a ver señor, usted debe ser un buen profesional en su trabajo, pero vaya si tiene pésima ortografía. A lo que me hubiese contestado, seguramente: no importa. La ortografía no da para comer, ni las tildes. O algo por el estilo, yo que sé. Ese sueño de decirle a la gente que tiene pésima ortografía en sus letreros promocionales lo ha hecho realidad un vasco. Vaya vaya. Lo juro. La idea fue mía. Él me la ha robado. Sniff sniff:

Algunos creerán que Pablo Zulaica se volvió loco. Va por las calles de Ciudad de México armado hasta los dientes y cada vez que lo cree necesario saca su artillería para poner fin a las constantes provocaciones que lo acechan a la vuelta de cada esquina.

No es un narcotraficante, ni un asesino en serie. No. Es el creador de una inédita campaña para salvar los acentos de la lengua castellana.

Y sí que va armado, porque en su morral lleva acentos de papel para corregir las faltas ortográficas que se encuentra a su paso. Acentos que se han transformado en su artillería para denunciar a todos aquellos que hacen un mal uso de la lengua. Y su blog ha tenido 41.000 visitas en apenas un par de meses. Tal ha sido el éxito de la campaña “Acentos Perdidos” que se han abierto otros blogs en Perú y Argentina que impulsan el mismo tipo de reivindicaciones ortográficas. Explosión en Facebook Pablo Zulaica es un vasco de 27 años que se vino a vivir a Ciudad de México, donde trabaja como redactor en una agencia de publicidad. La idea original era poner acentos en las calles para promover un libro sobre variantes lingüísticas. Pero al final nunca escribió el libro y se quedó con la idea de acentuar dando vueltas en la cabeza. Más tarde se le ocurrió ofrecer sus servicios como corrector de textos en escuelas secundarias utilizando acentos pegados en las calles junto a su correo electrónico, pero llegaron las vacaciones escolares y la idea tampoco se concretó. Fue entonces cuando se le ocurrió hacer un blog y ponerlo en Facebook. La respuesta fue abrumadora. Cuenta que recibió 4.000 visitas en dos días y que desde ese momento a cada instante se suma más gente. ¿Quiénes? De todo, contestó. “Hay lingüistas, profesores, escritores (…) hasta los alumnos de una escuelita en Colón, Argentina, salieron a las calles a poner acentos”. ¿Talibán del lenguaje? “No soy extremista”, dijo Zulaica. “Nadie va a morir de ortografía. Esto es algo lúdico que a mucha gente le puede servir para escribir mejor”. Zulaica lleva acentos de papel en su morral para corregir las faltas ortográficas que encuentra a su paso. Pese a sus convicciones, el joven publicista español reconoce que la lengua está viva y que algunos artistas se toman “licencias creativas” como escribir mal a conciencia como parte de una transgresión lingüística o para comunicar cierta identidad cultural. “Está bien, los que quieren escribir mal a propósito (…) yo lo entiendo, pero no le hacen un favor a la lengua”, expresó Zulaica. Nada mal lo hacen las empresas. Ahí está el famoso caso de la compañía Telefónica que difunde su marca por el mundo sin el respectivo acento, algo que también ha sido denunciado por los combatientes del acento. “Exposícion” Hace poco vio Zulaica un cartel en un restaurante que decía “Mártes dos por uno”, con acento en la letra “a” que lo hizo detenerse a contemplar semejante transgresión a las reglas ortográficas. Los políticos son los peores. Gastan dinero y ni siquiera ponen atención a la ortografía de sus carteles Estaba de vacaciones en San Luis Potosí y se encontró por las calles con decenas de atentados al acento. Sin embargo, en muchas ocasiones no intervino las palabras porque se trataba de pequeños negocios familiares pertenecientes a personas que han tenido poco acceso a la educación formal. Pero ya de regreso en la gran ciudad el escenario es otro. Aquí en el Distrito Federal ha descubierto avisos que dicen “ingeníeria” o “exposicíon”, éste último al interior de un museo. Esos no le gustan nada a Zulaica ni a los que se han unido a su campaña de restitución de acentos que funciona básicamente pegando el tilde ausente junto a una reseña de la regla ortográfica que fue violada y enviando una fotografía con la palabra corregida al blog. Correcciones que también se están organizando en Colombia y Costa Rica, donde otros activistas del acento están creando sus propios sitios.

Del manuscrito al e-book


Yo quiero este libro¡¡¡

Todo cambio supone la ruptura de una rutina. La Naturaleza tiene miedo al vacío pero éste se produce para mucha gente cuando ve sus costumbres alteradas. Recuerdo un día que recibí en El Cairo una carta de mi madre echándome una bronca porque yo la había escrito a máquina, con mi Adelita, una portátil de la década de los cincuenta. Era una falta de consideración hacia la familia, a pesar de que mis progenitores eran periodistas. Todavía hoy es frecuente dejar el inicio y la despedida en una carta para personalizarla de puño y letra, a ser posible, con tinta azul. El rojo es para la censura y el negro para los pésames. Todo un mundo de significados nacidos en torno a la escritura manuscrita.

Como sucediera con otros inventos, el libro electrónico tiene sus detractores desde el primer momento. Aquellos coches de principios del siglo XX, que cortaban la leche de las vacas cuando éstas veían pasar un Levasseur por las carreteras de Normandía, pronto se multiplicarían una vez convertidos en objetos de deseo universales. Gutenberg dio el golpe de gracia a los copistas y miniaturistas que laboraban con paciencia y esmero, en el frescor de sus conventos, los misales y libros de oraciones de la nobleza. Convertidos en auténticas joyas, que las artes gráficas reproducen en facsímiles para disfrute del vulgo, los incunables más famosos acaban en las bibliotecas de los enamorados de los libros. Al igual que ellos, también hay amantes de los coches antiguos que compran y miman como auténticos tesoros. Puede que un día, hartos de abatir 15 árboles para obtener una tonelada de papel, aceptemos la solución electrónica como sustitutivo ecológico del libro tradicional a la vez que muy enriquecedor en relación con el que conocemos actualmente.

El e-book, o e-libro, no sólo preserva los pulmones de la tierra, cada vez más dañados por la mano del hombre, sino que eliminará con el tiempo la necesidad de disponer de bibliotecas caseras. Todos los libros estarán al alcance de nuestra mano -nunca tan bien dicho- en el idioma que deseemos. La letra podrá modificarse tanto en su tamaño como en la familia tipográfica. Los e-libros dispondrán de excelentes diccionarios incorporados en cualquier lengua. Los mismos textos podrán llegarnos en el idioma original o en la traducción que deseemos. Los libros podrán llevar explicaciones adjuntas del mismo autor para esclarecer dudas. No será necesario molestar a nuestra pareja que desee dormir si nosotros queremos leer porque el libro electrónico trae su luz incorporada y graduable en la misma pantalla.

La industria editorial se adaptará a la situación. Comprará los derechos de las obras a los autores y los editará, en el sentido etimológico de la palabra. Negociará posibles traducciones con editores de otros países, se encargará de la promoción de los títulos de sus autores y prestará asistencia jurídica en caso de litigios. Luego cobrará las descargas a partir de la cuenta de cada comprador. Habrá precios diferentes para quien desee conservar para siempre los libros o sólo para leerlos una vez. Abre infinitas posibilidades de comercialización. Y dentro de unos años nos parecerá imposible haber vivido sin nuestro e-book, en el que la voz de un actor famoso nos leerá el Quijote si somos ciegos o queremos saborearlo hasta con música medieval.

Historias para mujeres no descalzas


Portada del libro.

Quien haya leído Sudaquia -el blog de Clarín en el que recopiló, durante un año y medio, historias y anécdotas relacionadas con América Latina- o quien siga religiosamente sus columnas en Crítica de la Argentina -en las que, a la manera de Clarice Lispector en el Jornal de Brasil, se sirve de la crónica, la estira y la convierte en un género mezcla de literatura y periodismo- sabe que Margarita García Robayo tiene una especial sensibilidad para descubrir y narrar detalles.
En su primer libro, Hay ciertas cosas que una no puede hace descalza (Planeta), esta colombiana que hace unos años adoptó Buenos Aires aprovecha la libertad que ofrece la ficción y desarrolla todavía más esa virtud para contar un día en la vida de nueve mujeres que miran el mundo desde lugares muy diferentes. Ellas, las protagonistas de cada apartado -Rina, Julia, Miriam, Sofía, Susy, Diana, Beatriz, Mary y Lili- se conocen o no, se cruzan, se ignoran o influyen en la vida de las otras aunque no lo sepan y sufren por amor o por el miedo a la soledad: en eso, claro, se parecen todas.

¿Cómo fueron apareciendo las historias?
Aparecieron de manera aislada, pero casi al terminar la primera, que fue Lili (la última en el libro) pensé que me gustaba la idea de que una escena que ella veía a través de una ventana formara parte de un relato completamente distinto, que no tuviera nada que ver con ella y que la involucrara muy tangencialmente. Desde el principio me di cuenta de que no quería contar solamente historias unitarias. Es decir: me gustó que funcionaran como cuentos, que no dependieran entre sí para entenderse o complementarse, sino que encontraran en el recurso de los vínculos un mecanismo para hablar de lo que realmente quería hablar en ese momento, de una especie de soledad sistémica que, así como atraviesa todos los relatos del libro, atraviesa también muchas vidas que no tienen ninguna coincidencia entre sí, salvo la de pertenecer a una sociedad equis.

¿Por qué aparece con tanta insistencia el tema de la soledad?
Porque literariamente la desesperanza es un tema que me atrae muchísimo. Como lectora y como escritora me gusta todo eso que pasa después de que algo se ha roto o malogrado y no existe ni la manera ni la intención de reconstruirlo. Las relaciones de los personajes del libro con su entorno ya son duras y conflictuadas de movida; y lo que me parece interesante es mostrar, desapasionadamente, cómo se convive con eso, cómo se lo lleva. La elección de personajes femeninos tuvo que ver con esto: una mujer lleva la "soledad" o la frustración o la incomprensión de una manera que estética y narrativamente me atrae más que la manera en que lo llevaría (en mi cabeza) un personaje masculino. La imagen de un hombre solo, frustrado, incomprendido, por lo general –independientemente de lo bien lograda que esté– me tira hacia el lado del patetismo. Y el patetismo es algo muy digno de ser explorado, pero en este libro me interesaba explorar otra cosa: la sutileza, la dignidad genuina o impostada, o la entrega dolorosa con que ciertos personajes llevan situaciones duras.

¿Todas ellas tienen algo de vos o de mujeres que vos conocés?
Creo que más de otras mujeres, pero de todas formas me parece que, en última, todas son interpretaciones de gente que imagino parte de ese universo narrativo que, como casi todo, encontró su impulso en situaciones o imágenes o personas reales. Pero no creo que o me parezca mucho a ninguna, creo que todas tienen cosas que extraje, más que de mí, de otras mujeres que no necesariamente conozco. Hay una sola, Miriam, que podría tener su correlato en la "vida real", pero tampoco es del todo fidedigna.

20.8.09

La noche conjurada


Portada de Con-fabulación 100.

De aquí soy yo señores. De Común Presencia, mi editorial; de Los Conjurados, la colección donde me encuentro; de con-fabulación, que en algún momento ha publicado escritos míos. De aquí soy, Y aquí me quedo...por el momento.

El sábado 22 de agosto a las 7 pm, en el Salón Eduardo Carranza, de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, al calor de un ron cubano presentaremos nuestras novedades editoriales: Con-Fabulación 100 (antología de nuestro periódico virtual), Habana Roja de la escritora española Sara Fernández Rey, Objetos que nos miran de la poeta Olga Malaver, El Dios Ebrio y otras ficciones del nariñense Hermínsul Jiménez Mahecha, Navíos de Caronte de Carlos Fajardo y Cicatriz Souvenir de Juan Sebastián Gaviria. Todo un festín de la palabra y el asombro.

Con-fabulación, semanario virtual fundado en 2007, para celebrar su primer centenar de apariciones y su extensiva luz que hoy llega a 70.000 suscriptores en todo el planeta, es aquí elevado a tinta por la Colección Internacional de Literatura Los Conjurados, convirtiéndose en una memoria fundamental de la disidencia sensible del periodismo colombiano. Contiene, este volumen, un conjunto de reportajes a importantes vigías de nuestro acontecer, así como columnas de opinión y caricaturas que reflejan los matices de nuestra globalizada historia: los rigores del tiempo que nos ha correspondido vivir a los pasajeros de esta nave en vías de extinción llamada Tierra.

Como una respuesta al crepúsculo de la inteligencia crítica, a la agonía del periodismo imaginativo a manos de algunos medios omnipotentes que privilegian el vasallaje de su mirada ciclópea, entregamos a nuestros cómplices lectores Con-Fabulación 100, acuciosa muestra del poder transgresor de la escritura, empeñada desde siempre en transmitir el centro florido de nuestras convicciones más hondas y resplandecientes.

Sabemos que las reflexiones de nuestros entrevistados y columnistas, que hallaron un espacio propiciatorio vía Internet, encontrarán en la tradicional imprenta su fulgor permanente, fortaleciendo la legión de quienes se niegan a vivir bajo el señorío de la rapacidad, de quienes intentan un cambio en la arbitraria “producción de la verdad” (Foucault), y se oponen con todos sus recursos al indómito “desierto que avanza” (Nietzsche). ¡Con-Fabuladores del mundo, uníos!

El libro contiene entrevistas con: Jim Amaral, Franco Volpi, Carlos Gaviria, Hernán Díaz, Andrés Wood, Jorge Enrique Botero, Marcos Ana, Piedad Córdoba, Luis Fayad, José Ángel Leyva, Jorge Enrique Robledo, Dylia Cristo, Luis Cabrera, Antonio Correa, José Ramón Ripoll, Enrique Hernández D’Jesús, Miguel Márquez, Fernando Maldonado, Patricia Ariza, Fernando Rendón, Ángel Loochkartt, Lisandro Duque, Carlos Palau, Hollman Morris, Jotamario Arbeláez, Guillermo Bustamante, Marco Antonio Campos, Daniel Coronell, Antonio Caballero.

La obra compila también las columnas más notables publicadas durante estos dos años por los siguientes autores: Oscar Collazos, Jotamario Arbeláez, Jorge Enrique Robledo, Amparo Osorio, Fabio Jurado Valencia, Gonzalo Márquez Cristo, Enrique Rodríguez Pérez, José Corredor Núñez, Mauricio Botero Montoya, Antonio Correa, Mauricio Contreras Hernández, José Chalarca, Enrique Vélez Piedrahíta, Carlos Fajardo Fajardo, Gabriel Arturo Castro, Marcos Fabián Herrera, Fabio Martínez, Federico Díaz-Granados, Iván Beltrán Castillo.

Además, la Gran encuesta de Con-Fabulación los FILMES DE LA MEMORIA y una selección de las caricaturas más penetrantes de Morvoz y Maldoror. El prólogo fue escrito por el periodista y narrador Jorge Consuegra.

México y José Emilio


El poeta mexicano.

No lo olviden: el viernes 21 de Agosto el mexicano estará en la Casa de Poesía Silva, a las 6:30 p.m.

La multitud que se agolpó en el auditorio de Bellas Artes en el centro de la Ciudad de México para oír la última lectura pública de Jaime Sabines en 1996, las quebradas palabras del poeta agradeciendo el fervor de un público enamorado de sus versos, son el rostro más visible de una veneración por las palabras del poema que distingue de manera sustancial la cultura viva de México. Recitales, concursos, becas, publicaciones, son la encarnación formal de un amor por el decir bello, por el ingenio verbal y la hondura existencial y paradójica del poema que encuentra en el albur y la ocurrencia graciosa su encarnación más cotidiana.

Los colores de un mercado en México, la pervivencia de las tradiciones indígenas en el idioma y la cultura de todos los días, el orgullo de sentirse perteneciendo a la misma estirpe de Nezahualcóyotl, el poeta que cantó la belleza de las flores, los pájaros, las mujeres y los hombres en las postrimerías del imperio maya, la cordialidad y el jolgorio interminable, nos hablan del poder de la poesía en este mundo de tradiciones encontradas y afirmación en la vida. Todo esto nos muestra que en México la poesía vive con hondura y naturalidad, y es una maravillosa idea que la mayor parte de los invitados de la delegación mexicana que viene a la 22 Feria Internacional del Libro de Bogotá sean poetas, creadores que encarnan el corazón de la literatura que se escribe en México.

Recordemos por eso los versos de José Gorostiza: "¡Oh inteligencia, soledad en llamas, que todo lo concibe sin crearlo!". Pocas veces las palabras del poema han dicho de una manera más precisa cómo una tradición literaria busca definición y adquiere carta de ciudadanía en el mundo del pensamiento y la creación. La soledad en llamas de Muerte sin fin, el prodigioso poema de José Gorostiza (1901-1973), convoca la rotundidad expresiva, la insatisfacción y la clara vocación por el pensamiento que distinguen a la poesía mexicana del siglo XX y ya los primeros diez años del siglo XXI, con sus matices y variantes, fuentes secretas y diferencias notorias.

La generación de Gorostiza, la de los llamados Contemporáneos (1928- 1931), creó un rasero muy alto al que la posterior tradición poética en México ha sabido llegar con solvencia y belleza. Los nombres inaugurales de Xavier Villaurrutia y Carlos Pellicer, los compañeros de generación del autor de Muerte sin fin y Canciones para cantar en las barcas, son una fuente que ha decidido el curso de un legado que encuentra en los nombres de Salvador Novo, Elías Nandino, Octavio Paz, Efraín Huerta, Jaime Sabines, José Carlos Becerra, Rosario Castellanos, Alí Chumacero, sólo por citar los nombres más destacados de una pléyade magnífica de creadores, una encarnación prodigiosa y que ha llegado a todos los rincones de la poesía que se escribe en español.

José Emilio Pacheco (1939), un heredero directo de este acervo, nos acompaña en Bogotá en el marco de la 22 Feria Internacional del Libro, hasta el 23 de agosto en Corferias, junto con una delegación que reúne algunos de los nombres más definitivos de la poesía mexicana de los últimos cincuenta años. Los poemas de José Emilio Pacheco poseen concentración, búsqueda de un habla que nace de textos precedentes, imágenes cargadas de densidad simbólica e inteligencia, en homenaje constante a una tradición que se vivifica sin cesar, creación de convenciones compartidas por una comunidad entusiasta de lectores. Canadá y México, el estrecho de Georgia y Aztlán, conviven en el espíritu que anima su poesía:

El estrecho de Georgia une y separa
de tierra firme a Aztlán
el paraíso azteca que está muerto
como Tenochtitlán
la ciudad del ombligo de la luna

Se trate del águila y el jaguar, de Norte y Sur, de recuentos incesantes de nuestra naturaleza indómita o de visiones que privilegian la historia en su capacidad de hacer poesía, de amorosos y deseantes versos donde el libro del Eclesiastés y el Cantar de los Cantares obran como fuente creadora para mostrarnos a una pareja que se ama en un hotel barato y que es, de nuevo, la Sulamita y Salomón.

Los poemas de José Emilio Pacheco se sitúan en un lugar donde la poesía es, al mismo tiempo, historia, reflexión erudita, contemporáneo descenso a lo cotidiano y continuo rehacerse del río de la lengua que se vivifica en la propia escritura del poema. El reciente Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana lo dice de manera inolvidable:

En pleno Apocalipsis aún resuena
el eco de un deseo tan hondo
como para sobrevivir miles de años
Fuerte como la muerte es el amor.

¿Leer los clásicos en el colegio?


José Eustasio Rivera.

Si alguien hiciera un examen de comprensión de lectura a los maestros, pidiendo que redactaran una sinopsis del párrafo siguiente, posiblemente muchos sacarían mala nota.

Pensativo, junto a las linfas, demoraba el "garzón soldado", de rojo quepis, heroica altura y marcial talante, cuyo ancho pico es prolongado como una espada; y a su alrededor revoloteaba el mundo babélico de zancudas y palmípedas, desde la "corocora" lacre, que humillaría al ibis, hasta la azul cerceta de dorado moño y el pato ilusionante de color rosa, que en el rosicler del alba llanera tiñe sus plumas. Y por encima de ese alado tumulto volvía a girar la corona eucarística de garzas, se despetalaba sobre la ciénaga, y mi espíritu sentíase deslumbrado, como en los días de su candor, al evocar las hostias divinas, los coros angelicales, los cirios inmaculados.

No quiero decir con esto que los maestros sean ignorantes o incapaces. Lo que quiero dejar de manifiesto es lo críptico del texto y lo difícil de interpretar, aún para lectores avezados y con amplio vocabulario.

Este párrafo, que a tantos nos deja pensativos por lo distante, lo inexpugnable, hace parte de una de las más difundidas lecturas escolares obligatorias en el país: La Vorágine, de José Eustasio Rivera. Algunos profesores defenderán la imposición de este libro con el argumento de que es indispensable conocer a los autores colombianos. Otros mencionarán el tema de la cultura general que parte de lo nacional. Unos, los menos informados, insistirán en que es el Ministerio el que insiste en mantener a La Vorágine dentro del curriculum escolar.

Paso a paso

Unos y otros olvidan que la formación de lectores, capaces de bucear e interpretar textos como el anterior, sólo se consigue a través de un proceso profundo, continúo y paso a paso, partiendo de nanas y arrullos, juegos de palabras, poesía, narraciones orales, álbumes ilustrados, cuentos y cortas novelas muy lineales en el tiempo. Saltarse estas etapas casi con seguridad conlleva a la pérdida de lectores que un día logren dar el salto a textos más complejos, ricos en vocabulario, urdimbres en el tiempo y en el espacio así como personajes multifacéticos.

Infortunadamente muchos jóvenes llegan a la lectura obligatoria de José Eustasio Rivera y de otros autores de siglos pasados, como Jorge Isaacs y su inefable María, sin las fortalezas y habilidades que les permiten no sólo leer sino entender y disfrutar de sus obras. No en vano las trampas para pasar los exámenes se multiplican y se mantienen de generación en generación, como si quienes actualmente son profesores hubieran olvidado las penurias por las que tuvieron que pasar cuando ellos mismos eran estudiantes de bachillerato.

Si queremos que los jóvenes lean no sólo literatura clásica sino que se enfrenten a diversidad de escritos, debemos comenzar por formarlos como lectores, no importa que tengan 15 o 16 años, partiendo de las narraciones lineales y elementales. Aún así, debemos saber que muchas veces ni siquiera quienes han vivido un buen proceso se interesarán en los clásicos y que, como lectores autónomos, con criterio personal, harán elecciones como mejor les convenga. Es cierto que los clásicos hacen parte de un bagaje de la humanidad que enriquece a quien los lee, pero es igualmente válido hacerlo con otras lecturas.

Camisa de once varas

Los jóvenes, por naturaleza, se niegan a vestir camisas de once varas (¿qué significa este antiguo dicho?), es decir a dejarse encasillar en patrones y recetas. Necesitan demostrar que tienen el espíritu, la capacidad y la necesidad de cambiar el mundo. Nada de lo que tratemos de imponerles parece ser aceptado por ellos. Manoseadas frases como "es por tu bien", "algún día lo agradecerás", "debes conocer a los clásicos para tener una buena cultura" son escuchadas con olímpico desprecio cada vez que intentamos hacerlos leer.

Si además de la naturaleza rebelde de los jóvenes y de su con frecuencia débil proceso lector, pretendemos que lean aquellos textos de autores que cuentan una historia pasada, con un lenguaje, unas estructuras y unos elementos que poco tienen que ver con la actualidad, estaremos enfrascados en una lucha sin ningún ganador. Ni ellos leerán ni nosotros cumpliremos con nuestro propósito de introducirlos en la cultura de los libros.

Recurrir entonces a "camisas más cómodas", sin la tirantez de las once varas, para atraerlos, podría ayudarlos a crecer como lectores, a madurar como críticos, a disfrutar sin obligatoriedad. Ninguna fórmula mágica se ha inventado todavía. Pero algunas estrategias pueden funcionar si las utilizamos de cuando en cuando: poemas de amor con estético contenido erótico, narraciones que provengan de la tradición oral, cómics (género despreciado por los más dogmáticos), noveletas juveniles con temáticas muy contemporáneas, que aunque no suelen ser verdaderas obras literarias si ayudan a empujar procesos en su debido momento y en su debida medida.