1.7.09

Cien años de Onetti


Juan Carlos Onetti.

El Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay (MEC) presentará este miércoles un sello conmemorativo en un acto donde no faltará el tango ni la reflexión literaria, en tanto que lanzó un concurso de historietas basadas en la obra de Onetti. La Casa de los Escritores del Uruguay realizará lecturas de textos del autor, fallecido en 1994 en Madrid; y Cinemateca Uruguaya lanzó un ciclo de películas, documentales y entrevistas. La Intendencia de Montevideo, el Centro Cultural de España y la Biblioteca Nacional realizan una serie de 14 conferencias, como "intentos de ingresar al mundo del maestro de la literatura urbana", según el anuncio del ciclo.

Juan Carlos Onetti (1904-1994) fue considerado un "maestro" por la Generación del '45', un creativo movimiento literario que entre otros integraron Mario Benedetti, Mario Arregui, Idea Vilariño, Carlos Martínez Moreno, Ángel Rama, Carlos Real de Azúa y Armonía Sommers. A Onetti lo rodeaba una leyenda negra de "bebedor", "mujeriego" y "ogro" de la que él renegaba: "La leyenda, en lo fundamental: calumnias. Ignorancia, desconocimento de los hechos. Yo sigo viviendo y la leyenda crece", le dijo a María Esther Gilio, en una entrevista publicada en 1965. Gilio, periodista amiga de Onetti, señaló a la agencia AFP que era "la persona más veraz que conocí. Tenía esa sinceridad total, que en algún sentido es muy positiva, pero que también puede ser muy hiriente".

"Yo lo conocí a los 17 años y medio me enamoré de él. Pero era sumamente respetuoso de la pureza adolescente, de la ilusión, de la ingenuidad adolescente. Él trataba de apreciar esa belleza" sin mancillarla, relató. "Eso era justamente lo que lo atraía. Él decía que si se acostaba con una adolescente, al otro día se levantaba con una mujer", dijo Gilio, a quien Onetti le hablaba de estas cosas y le decía: "vos estás acá para creerme, ¿no?". Lo más sobresaliente de Onetti como escritor era cómo llegaba "a la profundidad del ser humano, su falta de prejuicio, su capacidad para transmitir más allá de lo que se ve", estimó Gilio. acido en una familia de clase media modesta, Onetti fue desde chico un ávido lector que abandonó la secundaria y pasó por diversos empleos: mozo, portero, vendedor de entradas del Estadio Centenario, periodista. "El periodismo es de las profesiones más soportables que conozco", decía Onetti, que trabajó en varios medios uruguayos y argentinos, así como en la agencia Reuters. La aparición en 1939 de su breve novela El pozo puso de relieve el sombrío escepticismo urbano que sería piedra angular de su obra.

Con La vida breve (1950), Onetti inició la saga de Santa María, esa ciudad inventada, gris y depresiva, a la que también pertenecen El astillero (1961), Juntacadáveres (1965), Dejemos hablar al viento (1979) y Cuando ya no importe (1993). Onetti se exilió en España en 1975, tras haber sido encarcelado en 1974 durante la dictadura (1973-1985) por su participación, como jurado, en un concurso literario en el que fue premiada y publicada una obra de Nelson Marra, que tenía elementos de sexo explícito.

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