1.7.09

Una entrevista a Neuman


Andrés.

Que le vamos a hacer. Es el escritor del momento, y no lo digo yo, lo dicen en España, en Argentina, en Chile...la lista es larga. Aquí otra entrevista al españo-argentino Andrés Neuman. (¿Estará bien decir españo-argentino, o argentino-español? Ni idea). Aquí la entrevista:

¿Tenías el mandato familiar de ser músico?

Mi mamá, que ya no vive, era violinista de la Filarmónica del Colón, y mi papá era oboísta en la orquesta Filiberto. Entonces yo probé con la música, pero fue una especie de idilio fracasado, porque estudié violín, guitarra, y como dice Les Luthiers, fracasé con todo éxito, no tenía particular talento. Primero probé con la música, y jugaba mucho al fútbol, mi otra gran pasión era el fútbol, soy de Boca aunque no sean buenos tiempos para decirlo. Entonces, mientras fracasaba con el violín, a los 10 u 11 años empecé a escribir y a leer. Para mí eran como dos tiempos del mismo partido. El leer me llevaba a escribir, y el escribir a leer. Fue una cosa muy natural, que tuvo que ver con la supervivencia, porque yo me sentí un niño algo extraño. Había una especie de inadaptación con estar en el mundo y de pronto al escribir todo se me reacomodó.

¿Cuando volvés a Argentina, con qué cosas se identificás?

¿Más allá de la gente querida? Con los cafés. En Buenos Aires hay mucha vida "de" café y "en" los cafés, son espacios que suscitan un tipo de conversación, de clima, y eso no es tan frecuente en España. También un tipo de sentido del humor distinto, que tiene que ver con la ironía y con la esgrima dialéctica. Y el reencuentro con los helados, qué feos son los helados en España.

¿"El viajero del siglo" es tu novela más ambiciosa?

Por cierto intento de complejidad estructural, o cierto número de personajes, me llevó una preparación previa más fuerte que lo habitual. Busqué mucha documentación de época y me llevó cinco años y medio escribirla.

¿Por que decidiste ubicar la historia en el siglo XIX?

Yo venía de hacer una novela que era todo lo contrario, bastante autobiográfica. Después porque tenia ganas de contar el encuentro de dos personajes que aparecen en una canción de Schubert, quizá el ciclo de canciones más hermosas del romanticismo, Viaje de invierno, que escuchábamos mucho en casa. Y cuando empecé a estudiar esa época, me di cuenta que empezaban a aparecer una serie de problemas de coyuntura políticos y sociales que siguen vigentes todavía. Además, porque tenía ganas de hacer un experimento entre la novela contemporánea y la novela clásica del siglo XIX. Y así nació esta obra.

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